La élite colombiana titula
"la guerra comercial de Donald Trump contra el mundo"(ver referencia al final) y
hacia rato no se veía algo de cordura en la postura de estos respecto de lo que
sucede en la coyuntura global y supera el formato editorialista de la pregunta
diaria a los periodistas sobre que tienen para atacar el presidente Petro.
No hay duda que la idea del Wall Street que lanzó a la presidencia a Trump es exportar el caos económico que EEUU tiene entre manos debido al trinquete a las emisiones de dólares, que procura inflación, a más de los reveses en la guerra contra Rusia y en su escena comercial contra Beijing.
Solo ver el más reciente round en torno a la Inteligencia Artificial donde las tecnológicas estadounidenses sobre las que gravitan sus bolsas de valores, que han invertido alrededor de 60 mil millones de dólares al año en el último lustro, o la perspectiva de apalancamiento Federal, el StarGate, de 500 mil millones de dólares en los próximos cuatro años, mientras desde Beijing contestan con DeepSeek, un servicio "gratuito", de "código abierto", más rápido y coherente en sus respuestas, con un costo de "millones de dólares" (comparece con los "cientos de miles de millones” de USA) invertidos en los chatbot de Alphabet, Gemini o Chat GPT de Open IA.
La respuesta de EEUU es apenas esperable ante lo abrumador de esta realidad: prohibir su uso en las entidades federales. Probablemente será el comienzo de una política más amplia que va del ataque informático al que inclementemente ha sido sometido el portal del logo de la ballena en China, a prohibiciones más amplias.
Sucede con la 5G, los autos eléctricos, la conducción autónoma, la infraestructura de energía solar...que se abre paso al mundo de manera incontenible debido a la relación precio beneficio tecnología que ofrece Beijing.
Volviendo a la postura de la élite colombiana, hay que reconocer como también lo manifestó en su Twitter la exministra Cecilia López, llamando a no dejarse dividir por EEUU, ante el rifirrafe entre los mandatarios Petro y Trump, y mantener una postura unificada en torno a Colombia.
En el fondo es la estrategia: roto los bipartidismos en Occidente país a país, lo que viene es estimular el choque entre sectores políticos emergentes y tradicionales, con que los Estados Unidos impere en naciones debilitadas políticamente y sobre las que impondrá a la postre las acciones económicas, el verdadero objetivo del asunto.
Los grandes empresarios del país parecen entender que las medidas estadounidenses impactarán la base de sus negocios internacionales y de otro lado, hundirán en el caos económico los países, y con esto el futuro de ellos mismos.
Así pues, que esta realidad política debería representar la escena de un diálogo gobierno élites que permita afrontar la acción estadounidense a más que reconocer la necesidad de unirse al proyecto industrializador del gobierno, la promoción de la educación científica e ingenieril, las artes y la cultura, el pago de salarios justos a los trabajadores y la iniciativa autocentrante de la diversificación de la economía colombiana respecto del manejo de importaciones, exportación y producción nacional.
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