2025/01/31

Wall Street ha optado por enfrentar directamente el problema de la inflación asociado a las emisiones monetarias a recortes generalizados del gasto, lo que va de cesar los apoyos a entidades de la ONU, el retiro por ejemplo de la Organización Mundial de la Salud, la "ayuda" a escala global a través de USAID para entidades públicas y ONGs  (una amplia estrategia de injerencia política en los países), el proyecto de la salida de millones de migrantes, una estrategia de expulsión y reintroducción de fuerza de trabajo con la que se busca deprimir el salario de los trabajadores extranjeros provenientes del Sur Global que laboran en la Unión Americana y escindir las ayudas estatales que percibían en la actualidad, y con lo que a su vez buscan exhibir el músculo de las acciones violentas y doblegar los países receptores  de las poblaciones lanzadas desde EEUU, para luego en medio de la bruma del miedo imponer nuevas políticas comerciales a las naciones del tercer mundo y lo que se articula a la guerra arancelaria con la que se planea redefinir el comercio a nivel global.

Washington considera que el superávit comercial ahora representa un financiamiento de EEUU a terceros países y no la conquista del éxito de las naciones debido al desarrollo de  economías más eficientes en el uso de recursos o mediante el logro tecnológico que los que se presentan en EEUU, y esto pese a reglas dispuestas por la Unión Americana en la era de la globalización occidental, hechas a la medida de su predominio.

Hay antecedentes cercanos. Por ejemplo, Washington ha "obligado" a la Unión Europea a comprar gas y petróleo de esquisto proveniente de EEUU que es 5 veces más costoso que el que comercializaba con Rusia pero lo que está lanzando al Viejo Continente al vacío de la desindustrialización, todo lo que repercute en el reverdecer de las tensiones de antaño entre países que apalancó dos guerras mundiales. Y esto sin hablar del costo ambiental del fracking en cuestión de la afectación del agua dulce, con efectos en el paisaje lunar que sobreviene a las zonas de explotación o la aceleración del cambio climático.

Hay otros antecedentes ya más históricos.  El profesor de historia de China de la Universidad de Australia John Mark Dutton Elvin, en su libro The pattern of the Chinese Past(lo que se une ya a tantos escritores que están contestando la historia sobre el desarrollo de las sociedades antiguas consideradas “no occidentales”, visiones acomodadas pero comúnmente adoptadas como referencia por las universidades y académicos europeos y estadounidenses), resalta como en el siglo XVIIl, las potencias coloniales europeas y EEUU mediante sucesivas guerras a China(entre ellas dos veladas como guerras del opio),  doblegaron militarmente a Beijing y le obligaron a abrir sus puertos al comercio de opio, el que canjeaban por bienes manufacturados de China, todo a golpe de cañón y por medio de la sumisión de la sociedad del Imperio Celestial  consolidado a través de la promoción  del consumo de drogas y de la guerra civil interior.

Poco se conoce, pero China fue repartida como botín de guerra, en las que murieran para entonces “millones” de personas, entre las potencias británica, francesa y estadounidense.

En su libro "Imperio"(en referencia al Imperio Británico), Eric Hobsbawn reconoce como China era la mayor potencia económica mundial desde el siglo III de nuestra era y hasta el siglo XVIII donde fue excluida del concierto internacional debido a la beligerancia occidental, pero que desde el año 2000 ha recuperado paulatinamente su lugar como potencia económica global ( Y no es que China, no tuviera los saberes industriales para el desarrollo armamentístico como que no consideraba, en razón al confucianismo, que otras potencias definieran el rol comercial mediante las cañoneras, algo considerado como bárbaro e incivilizado).

Elvin en sus estudios estila que China fue realmente el epicentro de la revolución industrial en el mundo que se produjo 4 siglos antes que el desarrollo industrial que se presentó en Inglaterra, el que de hecho se lleva a cabo por el traslado del conocimiento en las artes ingenieriles que los europeos identificaron en sus viajes a Beijing (3! China se calcula que se dio al rededor del siglo XIV).

Esto para considerar fenómenos que son proyección del presente y futuro en la pretensión de Wall Street en su versión  “MAGA” (haz a los Estados Unidos grande otra vez) que no es más que una nueva era de financiamiento a EEUU hecha por los países del orbe, ya no a través de las emisiones de dólares con lo que han dado brillo al imperio desde la Segunda Guerra Mundial, como mediante un sistema de precios impuesto mediante la fuerza y que redundará en una expoliación infinitamente mayor, a la hasta ahora conocida.

En esta lógica no se trata de que prime la regla capitalista de adquirir productos donde es más económico, según el canon del costo beneficio y tecnología, como, obligar a que los países compren a Estados Unidos si o si, al precio que imponga, lo que se extiende al sistema de precios que determine para las materias primas que comercializan los países. (They need U.S more than we need them—Ellos nos necesitan más a nosotros que nosotros a ellos según Trump--).

El día de ayer Trump ha vuelto a confirmar que impondrá aranceles mañana sábado del 25 por ciento a Mexico y a Canadá, lo que según el magnate tiene que ver con el interés de EEUU de anexar Ottawa y doblegar para sus menesteres a Mexico.

Por su puesto, las aspiraciones sobre Groenlandia o Panamá, debe entenderte en igual contexto, es decir, explotar materias primas a bajos costos, o torpedear el comercio de China que circula por el Ártico y el Canal de Panamá.