Wall Street ha optado por
enfrentar directamente el problema de la inflación asociado a las emisiones
monetarias a recortes generalizados del gasto, lo que va de cesar los apoyos a
entidades de la ONU, el retiro por ejemplo de la Organización Mundial de la Salud,
la "ayuda" a escala global a través de USAID para entidades públicas
y ONGs (una amplia estrategia de
injerencia política en los países), el proyecto de la salida de millones de
migrantes, una estrategia de expulsión y reintroducción de fuerza de trabajo con la que se busca deprimir el
salario de los trabajadores extranjeros provenientes del Sur Global que
laboran en la Unión Americana y escindir las ayudas estatales que percibían en
la actualidad, y con lo que a su vez buscan exhibir el músculo de las acciones
violentas y doblegar los países receptores
de las poblaciones lanzadas desde EEUU, para luego en medio de la bruma
del miedo imponer nuevas políticas comerciales a las naciones del tercer mundo y
lo que se articula a la guerra arancelaria con la que se planea redefinir el
comercio a nivel global.
Washington considera que el
superávit comercial ahora representa un financiamiento de EEUU a terceros
países y no la conquista del éxito de las naciones debido al desarrollo de economías
más eficientes en el uso de recursos o mediante el logro tecnológico que los que
se presentan en EEUU, y esto pese a reglas dispuestas por la Unión Americana en la
era de la globalización occidental, hechas a la medida de su predominio.
Hay antecedentes cercanos. Por ejemplo,
Washington ha "obligado" a la Unión Europea a comprar gas y petróleo
de esquisto proveniente de EEUU que es 5 veces más costoso que el que
comercializaba con Rusia pero lo que está lanzando al Viejo Continente al
vacío de la desindustrialización, todo lo que repercute en el reverdecer de las
tensiones de antaño entre países que apalancó dos guerras mundiales. Y esto sin
hablar del costo ambiental del fracking en cuestión de la afectación del agua
dulce, con efectos en el paisaje lunar que sobreviene a las zonas de
explotación o la aceleración del cambio climático.
Hay otros antecedentes ya más
históricos. El profesor de historia de
China de la Universidad de Australia John Mark Dutton Elvin, en su libro The pattern
of the Chinese Past(lo que se une ya a tantos escritores que están contestando
la historia sobre el desarrollo de las sociedades antiguas consideradas “no occidentales”,
visiones acomodadas pero comúnmente adoptadas como referencia por las universidades y académicos
europeos y estadounidenses), resalta como en el siglo XVIIl, las potencias
coloniales europeas y EEUU mediante sucesivas guerras a China(entre ellas dos veladas
como guerras del opio), doblegaron militarmente a Beijing y le obligaron a abrir sus puertos al comercio de opio, el que canjeaban por bienes
manufacturados de China, todo a golpe de cañón y por medio de la sumisión de la
sociedad del Imperio Celestial consolidado a través de la promoción del consumo de drogas y de la guerra civil interior.
Poco se conoce, pero China fue
repartida como botín de guerra, en las que murieran para entonces “millones”
de personas, entre las potencias británica, francesa y estadounidense.
En su libro "Imperio"(en referencia al Imperio Británico), Eric
Hobsbawn reconoce como China era la mayor potencia económica mundial desde el
siglo III de nuestra era y hasta el siglo XVIII donde fue excluida del
concierto internacional debido a la beligerancia occidental, pero que desde el
año 2000 ha recuperado paulatinamente su lugar como potencia económica global (
Y no es que China, no tuviera los saberes industriales para el desarrollo
armamentístico como que no consideraba, en razón al confucianismo, que otras
potencias definieran el rol comercial mediante las cañoneras, algo considerado como bárbaro e incivilizado).
Elvin en sus estudios estila que China
fue realmente el epicentro de la revolución industrial en el mundo que se produjo 4
siglos antes que el desarrollo industrial que se presentó en Inglaterra, el que
de hecho se lleva a cabo por el traslado del conocimiento en las artes
ingenieriles que los europeos identificaron en sus viajes a Beijing (3! China
se calcula que se dio al rededor del siglo XIV).
Esto para considerar fenómenos
que son proyección del presente y futuro en la pretensión de Wall Street en su
versión “MAGA” (haz a los Estados Unidos
grande otra vez) que no es más que una nueva era de financiamiento a EEUU hecha
por los países del orbe, ya no a través de las emisiones de dólares con lo que
han dado brillo al imperio desde la Segunda Guerra Mundial, como mediante un
sistema de precios impuesto mediante la fuerza y que redundará en una
expoliación infinitamente mayor, a la hasta ahora conocida.
En esta lógica no se trata de que prime
la regla capitalista de adquirir productos donde es más económico, según el
canon del costo beneficio y tecnología, como, obligar a que los países compren
a Estados Unidos si o si, al precio que imponga, lo que se extiende al sistema
de precios que determine para las materias primas que comercializan los países.
(They need U.S more than we need them—Ellos nos necesitan más a nosotros que
nosotros a ellos según Trump--).
El día de ayer Trump ha vuelto a
confirmar que impondrá aranceles mañana sábado del 25 por ciento a Mexico y a
Canadá, lo que según el magnate tiene que ver con el interés de EEUU de anexar Ottawa
y doblegar para sus menesteres a Mexico.
Por su puesto, las aspiraciones sobre Groenlandia o Panamá,
debe entenderte en igual contexto, es decir, explotar materias primas a bajos
costos, o torpedear el comercio de China que circula por el Ártico y el
Canal de Panamá.