2025/03/08

El día ayer Donald Trump ha retornado a la perspectiva demócrata y de las últimas dos décadas de los Estados Unidos, cuando de contención y a la postre de amenaza abierta de sanciones a Rusia se trata.

Es el tirar y aflojar la cometa, con el fin de intentar redirigir la escena del acuerdo sinoruso, en particular, tentar a Rusia de abandonar dicho acuerdo, el que ya se extiende a los BRICS + y otros tantos países que deciden optar por vincularse a la idea de tranzar sus bienes y servicios al margen de la exclusividad del dólar.

En el soltar el carrete del hilo de la cometa, Estados Unidos votó con Rusia y China el pasado 24 de febrero una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU donde el mismo Washington propuso una modificación en la que se eliminó la condena del país eslavo y que lo definía como único responsable de la guerra, un giro de 180 grados si se piensa en la ruptura de los lazos comerciales, diplomáticos, políticos ya en la escena confrontacional Occidente Rusia, donde Europa Occidental y Estados Unidos soportan financiera y militarmente a Ucrania desde desatadas las hostilidades en febrero de 2022 y a lo que se suman una cascada de decisiones políticas lo que  convirtió a Moscú en el país más sancionado del mundo. Occidente quiso aislar a Rusia comercial y financieramente a escala global en el intento de provocar una desaceleración doméstica de su economía y provocar una implosión social interior al expulsar a Moscú del Swift, el verdadero poder de Washington, pero a lo que sobrevino como respuesta el acuerdo sinoruso, para evitar que ello fuera posible, y que como se ha mencionado terminó por extenderse a los BRICS + y allende a los países de tal agrupación. Desde entonces, los sistemas misilisticos de carácter nuclear fueron activados tanto en Estados Unidos como en Rusia.

La resolución en mención también incluyó un llamado a la solución negociada de la guerra en Europa un salto igualmente excepcional, si se piensa en la doctrina pre Trump en la que Wall Street consideraba posible derrotar y hacer implosionar Rusia.

¿Pero, porqué Estados Unidos hace su primer recogida del carrete con la mención a “sanciones a gran escala” del día de ayer?

El pretexto es que Rusia está aprovechando las declaraciones de EEUU respecto del abandono del apoyo a Ucrania(pero que mismos funcionarios estadounidenses han salido a modular proponiendo que Ucrania está abastecido y que los contratos militares firmados siguen en vigor), y que por ello está avanzando en el teatro de la guerra, sin embargo, un elemento clave en todo esto es que Rusia no parece dejarse tentar por el escenario propuesto por Washington de la repartición internacional de esferas de influencia, donde Estados Unidos quedaría con América, Rusia con Europa Oriental, China con Asia al margen de India, y las demás regiones serian compartidas como África, Oriente Medio o Europa Occidental.

En esto no puede obviarse que el programa de esferas de influencia impactaría de manera severa la actual situación de China puesto que en la actualidad y desde hace más de dos décadas, con el permiso de Washington del ingreso de Beijing a la Organización Mundial del Comercio, y con lo que la Unión Americana quería replantear el acuerdo China-Estados Unidos, respecto de la inversión del superávit comercial de China en deuda estadounidense, que se volvía impagable, el imperio del centro terminó por proyectarse al mundo basado en su desarrollo industrial y tecnológico.

Con esferas de influencia China vería caer de manera considerable su crecimiento económico y, aunque diferente a la guerra propiamente militar con Rusia, llevaría igualmente al descarrilamiento de la economía del gigante asiático y a una implosión social y política.

…tiene que ver con la reciente declaración de China de la semana que pasa, al respecto de que “está preparada para cualquier tipo de guerra” con Estados Unidos y a lo el Secretario de Defensa de la Unión Americana, que fuera presentador de Fox News, Pete Hegseth, ripostó con lo mismo.

Así que la escena en la que Estados Unidos reconoce que se quedó con la impresora de billetes y sin la producción industrial y desarrollo tecnológico, pese a su poder militar, le lleve a adoptar un lugar más en el concierto de potencias mientras se reposiciona en el futuro, sigue descartado.

Por su parte, la Unión Europea ha pasado de la perplejidad e incomprensión del giro político de Wall Street respecto de Rusia tras la llegada de Donald Trump a la presidencia, a apearse del vagón como en el pasado. Inglaterra como Francia han anunciado la voluntad de desplegar “fuerzas del paz” en Ucrania y apoyar un acuerdo negociado a la guerra en Europa, aunque aseverando que Ucrania debe tener garantías, es decir, que Europa Occidental como también lo ha exhibido Washington, quieren quedarse con la parte aún no controlada militarmente en Ucrania por parte de Rusia.

La comprensión de la Unión Europea de la doctrina Wall Street sobre Rusia y reflejada por el actuar de Trump, también tiene que ver con el lanzamiento del rearme de los países del Viejo Continente algo no visto desde la Segunda Guerra Mundial, y que busca cimentar el poder de fuego de la Otan con que enfrentar la escena multipolar. En reunión de los 27 países europeos hace un día se estableció un incremento del presupuesto militar de la Unión Europea de 800 mil millones de euros en los próximos años y el permiso para el endeudamiento del bloque de 150 mil millones de dólares.

Como decir, las rotativas para la impresión de euros de Bruselas ceden a la demanda de Washington y las tensiones económicas y políticas domésticas derivadas de la ruptura del comercio de materias primas con Rusia desde 2022, con incrementos excepcionales de los precios de la energía(y que tienen a Alemania, el motor de Europa en la recesión), se agudizará ahora con las presiones inflacionarias.

Washington  y la UE siguen en la idea de lanzarse tomados de la mano por la misma borda.

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2025/03/02

A fines de esta semana el presidente Donald Trump reiteró que el tiempo de nego-ciaciones con Mexico, Canadá y China culmina y que impondrá aranceles del 25% a los dos primeros países y un 10% a China, este 4 de marzo.

En contexto, Wall Street en cabeza del actual presidente Trump ha pateado la mesa del constructo globalizador y del que el propio Estados Unidos fue su gestor desde la Segunda Guerra Mundial y bajo lo cual realizó todo tipo de actividades, desde conspirativas hasta militares, contra gobiernos a lo largo y ancho del mundo, y en el entendido de la decisión de las élites estadounidenses de consolidar la hegemonía de Washington en el mundo, lo que tiene que ver con la imposición del dólar como moneda global y el control del comercio internacional a través del Swif, y lo que tuvo éxito debido esencialmente a que Estados Unidos era en su momento la factoría mundial incuestionable.

Por su puesto, y de lo que se ha hablado en múltiples ocasiones en estas columnas, EEUU ha dejado de ser la factoría global y ha perdido el control del comercio internacional debido a que han aparecido otros referentes monetarios diferentes al dólar como soporte de los intercambios entre países, en consecuencia, el declive de la operatividad del Swift, en un proceso que ya dura poco más de dos décadas, lo que ha tomado celeridad con la guerra de Ucrania.

Este peso inercial del comportamiento de la economía de 80 años es el que EEUU intenta abatir para reconstruir ladrillo a ladrillo, un escenario político y económico que le de existencia buscando relevar la realidad de quedarse con las manos en el stencil para pintar billetes verdes mientras China concentra la producción y el desarrollo tecnológico, y con lo que Beijing impulsa la emergencia de nuevas monedas de base comercial alrededor de los BRICS + y de otros países que se vinculan a este proceso.

Wall Street considera que hay todavía un tiempo de maniobra basado en que el dólar aún es transable y que la Unión Americana es a su vez un centro de consumo de bienes y servicios de consideración en el mundo, por lo que la fórmula reside en imponer aranceles a quien quiera participar del Market que ofrece Washington y así convertir la mayor desventaja de la era de la globalización que es poseer un déficit comercial en un activo con el que doblegar otros países.

Trump habla de que “ustedes nos necesitan más a nosotros, que nosotros a ustedes”.

Ahora bien, lo cierto es que lo que plantea Wall Street en boca de Trump puede doblegar a los países mayormente dependientes del comercio con Estados Unidos, en particular, Canadá y Mexico, pero incluso así, también puede abrir la deriva a la diversificación de los negocios internacionales de estos dos países con el resto del mundo, incluido por obvias razones, los BRICS +. De hecho, Estados Unidos tampoco está en condiciones de sustituir de facto las cadenas de producción y suministros de Mexico y Canadá, lo que significará tiempo y puede dar paso al proceso de deslocalización comercial con la Unión Americana.

Pero en esto hay que saber hilar.  El día de ayer el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, el multimillonario de Wall Street Scott Bessent, colocó sobre la mesa el que Canadá y Mexico no impongan simétricamente aranceles como respuesta a Washington(Trump ya ha dicho que está dispuesto a cíclicos incrementos de presentarse) como que eleven los aranceles a China, y a través de este mecanismo compensen las pérdidas.

Es simple. Lo que quiere Wall Street con la suba de aranceles a Mexico, Canadá o Europa, es que se unan a la idea de EEUU de crear un cordón sanitario comercial contra China.

La dificultad reside en que el proceso globalizador ha tardado décadas en cimentarse, hasta lograr un sistema de precios competitivo y que por los desarrollos de China, se convierte en el referente.

Estados Unidos ha quedado a la saga de todo ello, sería un propósito de largo plazo y conduciría a choques económicos de consideración en un proceso deslocalizador de este tipo con potenciales estallidos sociales en los países que se dobleguen a la estrategia de Washington, que en el caso de EEUU sería mitigado por poseer una moneda todavía transable, el dólar.

Ahora bien, la situación para EEUU se coloca difícil si los países, aún los fronterizos, optan por la transición en una deslocalización comercial, como se ha reiterado, entre ellos con los BRICS +.

Y allí es donde tiene sentido la orden ejecutiva con la que se eleva el carácter de los carteles de la droga como grupos terroristas(pensar en Mexico), o anexar a Canadá como Estado No 51, es decir, la fuerza.

La estrategia es la misma para Europa Occidental, es decir, obligar a romper con los BRICS +, no olvidar que allí está China y Rusia (3n el caso del país eslavo esto ya se logró en medio de las sanciones occidentales tras la guerra en Ucrania), y entregarse a la idea de que EEUU restablezca sus capacidades productivas lo que se basa en la una perspectiva vaga, al igual que el tiempo en años en que ello llegue a producirse.

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2025/02/28

Wall Street ha terminado por reconocer la insostenibilidad de las emisiones de dólares en un contexto de tambaleante Swift y donde potencias como Rusia, China, los Brics + u otros países que se atan a este proceso progresan en la comercialización de sus productos al margen del dólar. Trump es apenas una expresión de ello.

Ahora bien, el giro en la política internacional del gobierno de Estados Unidos respecto de tentar a Rusia a distanciarse de China es poco realista. Y en ello poco importa si Trump promete concesiones a Moscú de carácter territorial o comercial, luego de que patinara el ideal de sitiar con la Otan al país eslavo en un proceso de dos décadas, que esto derivara con previsión en la guerra, en la perspectiva de hacer implosionar a Rusia y que esta en compañ+ia de China, lo que ahora constituye una alianza vital en doble dirección, lograra diluir el verdadero poder de Washington localizado en el control del Swift.

China como Rusia han confirmado que con sus capacidades sumadas logran contener la hostilidad de las armas comerciales y financieras estadounidenses.   De hecho, Rusia y China crecen económicamente mientras EEUU está estancada y como “fantasma que recorre el mundo” se apuntala la inflación, lo que el gobierno Trump intenta capotear con recortes de gastos federales, y lo que denomina “rentas” asociadas al incremento de aranceles a los países que exportan a EEUU, pero algo con un impacto menor si se compara con la ola de dólares irredentos impresos por décadas.

Ahora estamos en la pelea hecha a punta de guion entre Trump y Zelensky en la Oficina Oval, recordar que ambos tienen experiencia en el mundo del espectáculo, el uno como gestor de Mis Mundo y el otro en el enlatado “El Servidor del Pueblo”, que lo llevó al estrellato.

El guion es simple. EEUU no tiene si quiera que “solicitar” a Ucrania que detenga la confrontación porque esta la sustenta financiera y militar precisamente Washington.  Es la versión de que Netanyahu se manda solo de Biden.

Es el péndulo que se mueve. EEUU busca de diversas formas su objetivo irrealizable de tronchar la alianza sinorusa, como se ha mencionado, pero la estrategia tiene como se sabe el anverso de la moneda, la retoma y escalamiento de la confrontación y tiene que ver con como EEUU se abroquela orientando a compañ+ias y élites, a trasladar las posesiones de oro que tenían dispersas por el mundo a la Unión Americana. También con poner a Musk a contar los lingotes del brillante material concentrado en la base militar de Fort knox y que pertenecen en teoría a la Reserva Federal (Colombia es el tercer exportador de oro a EEUU, después de Canadá y Suiza, no olvidar).

Tampoco puede dejarse de lado el tema de que "está por aparecer otra pandemia".

Prohibido espabilar se diría. 

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2025/02/23

Hoy se llevarán a cabo las elecciones al Buntestag alemán en un país de régimen parlamentario donde es la correlación de fuerzas políticas lo que determina la elección del Canciller o poder más representativo del gobierno teutón.

La derrota militar alemana en la Primera Guerra Mundial derivó en la caída de la monarquía en dicho país, siguiendo la guía de lo ya sucedido en la Revolución Francesa, el establecimiento de un régimen parlamentario de gobierno de elección popular. Aún así, las denominadas “reparaciones”, o pagos a los países vencedores  de la Gran Guerra ocurrida entre 1914 a 1918 sumado a la crisis mundial de 1929 en la conocida como primera globalización, hundió a Berlín en la inflación en un periodo de auge del marxismo y de la organización sindical que hacía pensar en la instalación de un gobierno socialista con reflejo en lo sucedido en Rusia desde 1917, pero que recibió como respuesta de parte de las élites alemanas, la decisión de sumarse al proyecto Social Nacionalista o Nazi, que integraba una iniciativa para liberar a Alemania del yugo derivado de la derrota de la Primera Guerra, recuperar las fuerzas armadas, proyectar el desarrollo capitalista a gran escala con impulso educativo y en consecuencia  industrial, que a su vez,  con una economía fundada en la dinámica del consumo interior inicialmente, compartir garantías, ingresos y acceso a bienes y servicios progresivos a los trabajadores.

No hay duda que el gobierno del Tercer Reich despuntó en sus fines económicos, el desarrollo económico, industrial y tecnológico excepcional. El carro popular, la invención de las autopistas o el desdoblamiento de las ciudades en un país con palanca demográfica basado en el “crecimiento económico”.

En contraste con los logros económicos, tampoco hay duda, que hay que reconocer como el partido Nazi eliminó paulatinamente los sistemas de contrapesos en el Estado, basado en el progresivo ascenso en su posición en el Parlamento y convirtiendo el gobierno de atribuciones excepcionales en la norma.

El impulso de la máquina económica alemana adquirió tal vertiginosidad que demandaba recursos igualmente excepcionales por lo que el endeudamiento exterior se elevaba con el riesgo de asumir un impago internacional e inflación descontrolada por lo que la deriva imperial no tardó en hacerse presente. Por demás, la meta de librarse del yugo de los países que vencieron a Alemania en la Primera Guerra era un referente indudable, y esto mismo es lo que explica las causas de la Segunda Guerra(60 millones de muertos). La masacre generalizada contra opositores al régimen no importando su color político o “raza”, o las capturas generalizadas de personas (considerar que se tomaban grandes capitales y ciudades evitando levantamientos en la retaguardia al presentarse los avances terrestres) es también la norma en este tipo de procesos en el mundo.

Hoy estamos en que Alemania enfrenta la mayor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial consecuencia de la guerra en Ucrania y la decisión occidental de cortar de manera importante los negocios con Rusia, lo que trajo como efecto la multiplicación por 5 de los precios del gas que fue sustituido por compras a Estados Unidos(entre otros gas proveniente de fractura hidráulica o fracking), combustible sensible para el desarrollo alemán y que era suministrado por Moscú esencialmente. Este fenómeno ha agudizado la pérdida de competitividad industrial de Berlín respecto de Estados Unidos o China, lo que busca mitigarse con disminución de la remuneración a los trabajadores y del gasto social en general. Por su puesto, el malestar social que emerge en este contexto es el que anima la persecución de los migrantes en Alemania, y que explica el ascenso de partidos como Alternativa para Alemania (AfD).

Las pasadas elecciones de diciembre de 2021 en Alemania mostró los confines del bipartidismo gestionado por décadas del balancín Partido Social Demócrata- Unión Demócrata Cristiana (PSD-CDU).

La solución ya compleja fue crear una coalición atomizada y ampliada q incluyó el PSD, CDU, Verdes y Liberales, con banderas ciertamente disímiles y que llevo a la Cancillería a Scholz del PSD, el mayor partido en votos.

Fue realmente un experimento que intentaba evitar llamar de nuevo a elecciones que permitieran solicitar al pueblo una decisión más concreta, pero ante el salto registrado por AfD que llegó al excepcional, para la historia de este partido con apenas una década de existencia, del 10 por ciento, pudiera fortalecerles aún más.

Y este es el round es en el que nos encontramos para la elección precisamente hoy.

Como se sabe, Trump y Musk están haciendo campaña a AfD, un partido que, aunque promueve el fin de la guerra en Ucrania, también representa una vertiente que se presenta más influenciable por Washington que los partidos más tradicionales.

No hay duda, que la élite estadounidense converge en responsabilizar los bipartidismos de las principales potencias del Viejo Continente de la derrota en la guerra en Ucrania, debido a posturas más conservadoras en cuanto a compromisos propiamente financieros, incluso militares.

La baza de EEUU con AfD, que ahora según encuestas prevé ser la segunda fuerza política del país teutón busca hacer más débil el gobierno alemán, lo que hace pensar que Washington tendrá mayor poder de incidencia en el Corazón de Europa.

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2025/02/22

La bipolaridad (45 años) se sustentó en esferas de influencia y pactos entre las grandes potencias de quienes enfrentaron en la Segunda Guerra Mundial a Alemania, Japón e Italia. Por supuesto, fue una repartición en un escenario donde las potencias europeas se destruyeron mutuamente, unas más que otras, en medio de la confrontación.

Se comprendía el saldo pírrico de la guerra, es decir, lo que quedaba era desolación y cementerios con decenas de millones de muertes en combate y como consecuencia de los bombardeos indiscriminados de las ciudades, más intensivamente Berlín, y el accionamiento de dos bombas nucleares por parte de EEUU, también lanzadas a dos urbes en Japón.

La unipolaridad fue el punto de quiebre que sobrevino a la Caída de la Cortina de Hierro (que se dio de manera voluntaria por Moscú y no como producto de una derrota en el campo militar) que duró unos 30 años mientras el mundo se hundía paulatinamente en la multipolaridad ya a comienzos del siglo en curso.

Ahora bien, más allá pues de los partidos políticos en EEUU, la elite económica estadounidense estableció hojas de ruta tanto para el gobierno federal en la escena doméstica como doctrina para el espectro exterior de acuerdo a la progresión que iba de la era bipolar a la unipolar y del keynesianismo al neoliberalismo y la globalización, todo en clave del mercantilismo, es decir, del poder que otorgaba concentrar la producción industrial, el desarrollo tecnológico internacional y la progresiva consolidación de la monetarización en dólares de la economía mundial.

Sin embargo, esta escena que sobrevino a la Segunda Guerra ahora mismo precisamente enfrenta un salto si se piensa en lo que fueran los referentes de los más recientes  80 años, es decir, al hecho de que EEUU ha perdido la supremacía industrial y tecnológica a manos de China, y que, paralelo a ello, se ha abierto una brecha al uso del dólar en el comercio global, una realidad posible precisamente porque Beijing ahora mismo tiene el respaldo para su moneda en sus capacidades económicas, y con lo que China a través de los BRICS + y otras naciones que paulatinamente se integran a este proceso, facilita el apalancamiento de la emergencia del poder de otras monedas nacionales en el mundo.

Este fenómeno es lo que explica la matriz política que aplica el gobierno Trump en un entronque con Wall Street, es decir, los capitalistas de la principal city en beneficios económicos desde la última posguerra mundial que reconocen la transformación que se ha presentado y la necesaria readecuación de sus estrategias de supervivencia como potencia, algo que va más allá de los partidos políticos.

Como decir, lo que tantas veces se plantean en estas columnas, Wall Street se quedó con el screen para pintar billetes pero Beijing con la producción y el desarrollo tecnológico.

El sobresalto geopolítico que debería haber tenido la caída de la URSS en 1991 y el predominio global de EEUU en la unipolaridad fue diluido por procesos de intensificación de la monetarización de la producción económica internacional respecto del dólar y lo que representa por ello mismo un tándem de efectos bien diferentes a los que ahora se están presentando.

Sin embargo, son precisamente los confines de la dolarización global y paralelo a la emergencia de otras potencias, que, de hecho, se van alejando del billete verde, como se ha mencionado, lo que hace que el giro actual no sea comparable al interludio entre la bipolaridad a la unipolaridad, es decir, lo que está ante nuestros ojos es un trastorno geopolítico inédito en cerca de 80 años.

Por eso resulta casi incomprensible la doctrina de Wall Street que guía a Trump, en particular la persecución y expulsión a los migrantes latinoamericanos o la burda perspectiva anexionista de Canadá, GAZA, Panamá o Groenlandia (que parece ser el comienzo) o lo inédito de la retórica que infiere la intervención de los territorios que componen la nación Mexica, a lo que hay que volverse “siglos atrás” para encontrar un antecedente.

Es el reconocido por estos mismos como fin del mercantilismo estadounidense u occidental donde la penetración global se hacía a través de sus multinacionales y donde Wall Street definía a su antojo y necesidad, la división internacional del trabajo, es decir, que debía producir o dedicarse cada país del orbe, la expropiación generalizada del valor del trabajo a los trabajadores y donde la alternativa que emerge predominantemente es el uso de la fuerza, y que en lo que ahora vamos es inicialmente en el matoneo a través de las redes sociales.

La apertura de negociaciones por parte de Estados Unidos con Rusia, es a su vez el reconocimiento de una estrategia fallida en cuanto a la meta de derrotar militarmente Rusia, dar vida a la hegemonía estadounidense monetizando el mayor país en extensión del mundo, lo que iba en la dirección de a la postre abalanzarse sobre China.

El trinquete pues se ha devuelto, y lo que busca Estados Unidos es un acuerdo de zonas de influencia puras y las compartidas entre Washington, Moscú y Beijing para luego con ello adquirir patente de corso para imponerse en la región bajo su paraguas con guante de hierro.

Elon Musk, que de hecho representa un conglomerado de ultra ricos, ha optado por dejar a un lado la escena mercantilista que le ha otorgado el ser la persona más rica en la historia de la humanidad y lanzarse por el control de estado federal para proteger sus posesiones y las de los principales capitalistas en Wall Street.  Musk, también ha sido enviado por Trump a “contar” y verificar las posesiones en oro de la Reserva Federal en Fort Nox. Eso dice lo suficiente.

Ahora bien, si ayer uno de los sustentos para la intervención militar era la afectación de empresas bananeras estadounidenses, hoy incluye cualquier regulación que se haga a las empresas tecnológicas de internet de Estados Unidos en el mundo, lo que va ligado a impedir (aunque ya como tantos otros hitos perdidos) que otra nación despunte en el desarrollo de la Inteligencia Artificial.

Lo cierto es que es una era de “cambios vertiginosos”. Trump, un octogenario (78 años de edad), en un mes ha dado un vuelco a la perspectiva política (quizás el fin de la octoginta que sobre viene a la Segunda Guerra de bipartidismo en EEUU) y económica global, en un escenario de transición hegemónica internacional.

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2025/02/16

Es conocido que la alianza sinorusa consolidada desde 2022, al inicio de la guerra de Ucrania, ha permitido dilucidar las posiciones tanto de Moscú como Beijing respecto de la política global, en particular su relación con Estados Unidos.

Las relaciones EEUU-Rusia en 2022, simplemente se congelaron y transformaron en una guerra proxi del primero contra Moscú en Ucrania donde las muertes de combatientes se cuentan ya en cientos de miles.

Por su parte, el mantenimiento de las relaciones comerciales de Beijing con Moscú en medio de la guerra fue un eslabón que intentó de múltiples formas ser tronzado, en particular, la opción de Estados Unidos fue armar a Taiwán y fomentar un “cordón sanitario" en aguas del Mar Meridional de China con países como Corea del Sur, Japón, Vietnam y Filipinas, lo que se desdobló a la alianza de los cinco ojos con Australia, Canadá e Inglaterra y al reforzamiento del control del paso de Malaca, un paso que garantiza el curso de los cargueros marítimos en doble sentido que une el Mar Meridional de China con el Océano Índico, y que permite el flujo de mercancías de los puertos del Imperio del Centro a India, Oriente Medio, África y a través del paso del Suez, al Mediterráneo, el Mar de Norte como cobertura a Europa.

La respuesta por su parte de Beijing no solo fue tolerar el asedio de sus barcos en el paso de dichas regiones si no integrar los esfuerzos de Rusia en la apertura de la ruta marítima del Norte, donde usando el paso del estrecho de Bering y circunvalando Rusia a través del Ártico se llega a los puertos, de nuevo, del Mar del Norte en Europa, como variante a la estrategia de bloqueo marítimo de Estados Unidos por la ruta del Canal del Suez.

Como se ve, los esfuerzos involucrados representan miles de millones de dólares en inversión y planeación, entre otros, no se desarrolla una flota de rompehielos nucleares para la ruta del norte de un día para otro, en lo que se dejan ver  proyectos de dos décadas de duración. Sucede con la reactivación de las fuerzas armadas rusas y la producción de sus equipos algo también visible desde el primer gobierno de Vladimir Putin en 1999.

La escalada occidental a Rusia adquirió nuevos niveles, en secuencia, con la congelación de Berlín bajo presión de Washington, de la certificación al uso de los gasoductos Nord Stream,  el 22 de febrero de 2022 y que operan bajo el Mar Báltico, construidos para el  suministro de gas a Europa Occidental a través de Alemania y que evitaba el paso por Ucrania, lo que eliminaba la posibilidad del corte del flujo por Kiev (a la postre los gasoductos fueron atacados mediante una voladura en septiembre de 2022), a lo que sobrevino la intervención militar el 24 de febrero de 2022 de Rusia en Ucrania. Dos voladuras del puente más largo de Europa en el Estrecho de Kerch y que une a Rusia con la península de Crimea; en Moscú con el ataque terrorista en el teatro de conciertos Crocus City Hall que se libró con la muerte de 144 en su mayoría jóvenes, sucesivos ataques con drones y las muertes con bomba de la hija del ideólogo del presidente Putin Alexander Dugin, Darya Dugina, un ataque estaba dirigido a él, o la muerte del jefe militar de defensa biológica Igor Kirillov con una bomba instalada en una patineta en diciembre pasado. El permiso del uso de misiles occidentales "en la profundidad" de Rusia a Ucrania o la intervención de esta última en la provincia rusa de Kusk, son mojones en la intensificación de la intervención que incluyó la potencialidad de respuestas de carácter nuclear.

Las cosas van en que Rusia se recupera económicamente pese al mayor bloqueo que ha impuesto Estados Unidos a algún país del mundo y a que China mantiene su curso respecto del crecimiento económico, ante la realidad de que Washington depende de tal forma de los productos, al precio que los factura Beijing, que no puede simplemente romper de golpe las relaciones comerciales con el Imperio del Centro. De otro lado, la alianza sinorusa se ha desdoblado en los BRICS +, se ha producido la rotura del Swift y progresa el abandono paulatino del uso del dólar en las transacciones comerciales internacionales.

Ante esta realidad Wall Street ha optado por la estrategia Trump en el sentido de dilatar la presión a Rusia, buscando un acuerdo para la comercialización de sus recursos en Europa, conceder como zona de influencia Europa Oriental. En un contexto más macro Washington desea establecer un nuevo Yalta, donde se redefinen zonas de influencia entre EEUU, China y Rusia, pero algo que tiene de largo como de ancho.

Una división internacional donde Canadá y Latinoamérica quedaría en manos de Washington, mientras Rusia como se ha mencionado tendría Europa Oriental y China el concierto asiático. India, Europa Occidental, Japón o África serian espacios compartidos.

Pero este nuevo orden global impacta de manera terminante la economía estadounidense que tendrá que lidiar con montañas de dólares que cristalizarán de manera patente su irredención, lo que derivará en tensiones sociales internas excepcionales. Por su parte China tendría que recalcular sus posibilidades de crecimiento económico con el riesgo de la ralentización del mismo y la potencialidad de una implosión interna, como lo ha recordado el presidente Xi en varias ocasiones. Rusia, en general tiene mejores perspectivas debido a la posibilidad de consolidar su industrialización y tecnificación internacional.

Ahora bien, son cartas sobre la mesa, sin embargo, la imposibilidad de que ello pueda tener sentido y viabilidad económica y política para las potencias abre de nuevo la Caja de Pandora de la guerra como opción. No puede olvidarse.

Respecto de Colombia, y en particular Latinoamérica el esfuerzo debe enfocarse en buscar salir al paso a quedar atrapado en el paraguas rígido de EEUU, intentado poner sobre la mesa la soberanía en sus relaciones internacionales que le permitan estar entre los tres grandes bloques establecidos. Lo primero es intentar que no se doblegue el eje soberanista Brasil-Mexico-Colombia-Bolivia-Venezuela-Uruguay que enfrenta y enfrentará un asedio excepcional. No será fácil.

Lo que se juega pues es el presente y futuro de generaciones enteras. La puja por la magnitud de lo que está de por medio tendrá varios round y comprometerá decisiones tanto de este como del nuevo gobierno en Colombia electo en 2026, para pensar en el corto plazo.

Ahora bien, tanto el expresidente Santos (en la actual Conferencia de Seguridad de Múnich) como el exviceministro de interior Cristo (en su carta de renuncia al cargo) han planteado la necesidad de que se mantenga la relación predominantemente comercial con Estados Unidos algo no muy diferente a lo que sostiene el expresidente Uribe. 

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2025/02/14

La restricción del acceso de las personas a los estantes de las bibliotecas y el empaque en papel transparente de los libros en las librerías va en la dirección de evitar que se conozca y se explore superficialmente un texto, se mire un poco la introducción, se opte por valorar el índice y algunas referencias temáticas, dejando sometidas las personas a las contratapas bastante limitadas y en muchas ocasiones en tamaños de letras prohibitivas mientras resaltan las imágenes.

Es decir, en el caso de las librerías compras o compras así sea que al abrir el libro y dar la primera exploración se termine por concluir que no es el libro que esperabas. En las bibliotecas quedas expuesto a solicitar un libro para que sea llevado a una aséptica sala y concluir lo mismo.

Son sutilezas, pero contrastan con la internet donde tecleando o con un mandato de voz obtienes respuesta, aunque por su puesto ranqueadas según los propietarios de las Big Tech estadounidenses donde igual se paga para estar en primer lugar de resultados o terminar relegado al número quinipoticientos al que “nadie” podrá llegar.

Lo cierto es que esas “facilidades” que entrega el servicio que concentra cerca de un 100% de las "búsquedas" en el mundo, Chrome de Google o de Alphabet Inc en Occidente “impone” lo que se lee o determina lo opuesto.  “Busque” en Google es lo que se escucha por doquier como si a través de esta puerta se encontrara lo irrefutable.

Hay un fenómeno. Los primeros listados que entrega Google de resultados se supone como el único y como entrega este mismo listado a todos quienes realizan la misma búsqueda se concibe como el “universo” y se vuelve la referencia.  Sin embargo, lo omitido que es gigantesco si se conoce que la información en Internet abreva los zetabytes, no cuenta, no existe, no hace parte de cualquier análisis que se haga fundado en el Oráculo de Delfos moderno. De otro lado, Internet se ha popularizado en lo que llevamos de este siglo, unos 25 años, y la carga de la información que la humanidad tiene 3n libros de centenares de años no está allí, o está filtrada por el “etiquetado” con el que la información ha sido su-bida y administrada por bots (programas) o personas que son pagadas por las tecnológicas. Para entender tal limitación, es como confiar en la “verificación de datos” en Facebook que era realizado por pequeños grupos de personas contratadas y que tenían que controlar publicaciones de cerca de 3000 millones de personas que publican material constantemente en el mundo, que entre otros Zuckerberg decidió recientemente eliminar y “entregar” a los usuarios del ecosistema. Sucede con Twitter o X, y demás tecnológicas, es decir, lo que predominantemente circula en Internet.

Esta visión sesgada del mundo es sobre la que descansa la Inteligencia Artificial. Y no se queda ahí. Modelada esta virtualidad del mundo existen algoritmos que buscan incidir en las percepciones sociales, políticas, económicas de los mil millones de usuarios de redes.

La situación llega al punto donde como en caso de Netscape fue relegado por Chrome (entre otros Alphabet simplemente se dedicó a comprar buscadores que le competían y lo demás lo hacia al ser predominante en las búsquedas, es decir,  desaparece los competidores y en consecuencia de la posibilidad de ser usados. Lo paradójico es que todavía se discuta si  Google es o no un monopolio global, a lo que sobrevendrían controles, y que es lo que quieren evitar, pero los mismos a los que Trump ya se ha opuesto en el caso de la Unión Europea. También amenazó con aranceles respecto de ello manifestando que es una "violación de la libertad de expresión" y "afectación a la democracia").

El futuro será que se buscará en una interface de un ChatBot de IA con voz(que tiende a ser predominante-a veces encuentro el cell respondiendo en altavoz al “escuchar” algo desde el bolsillo-) y tecleado, y se entregará una respuesta a manera de ítems o “un ensayo”, que puede incluir el “querido” o “querida” con el nombre respectivo de la persona que hace la consulta, basado en el número de identificación del smarphone, cuenta de correo electrónico anexa a los servicios internet o lo que las Big Tech espulgan de correos electrónicos “personales”, que ya es un "input" del algoritmo del ChatBot.

 Las respuestas pues se vuelven cada vez más particulares e “intimas”, a la medida de cada persona, pero por lo dicho respecto de todo el proceso tecnológico detrás, más invisible, lo que permite amasar a comodidad lo que piensa la humanidad y es lo que explica la danza de los millones de dólares que colocan sobre la mesa los inversores en las rondas de esta semana en Emiratos Árabes y luego París. O, la propuesta de compra de Open IA por parte de Musk(de hecho, Musk no es Musk, si no un grupo de inversores desconocidos y beneficiarios de por décadas emisiones de dólares  de la Reserva Federal de EEUU y de la administración de fondos de pensiones del mundo a través de compañías opacas como BlackRock. Allí se cuentan por ejemplo fondos de pensiones privados colombianos) que asciende a 100 mil millones de dólares. 

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2025/02/13

Ciertamente el mundo se pregunta hacia donde se dirige la potencia en declive Estados Unidos, de la que depende el fracturado sistema dólar global debido a los irredentos dólares impresos y con lo que monetizó la economía global desde finalizada la Segunda Guerra Mundial, lo que ahora se va como el agua de las manos con la aparición de los BRICS y la tendencia al comercio en monedas locales que estos promueven por el mundo.

Lo cierto es que el mayor magnate en la historia humana y que ha producido Wall Street a fuerza de las emisiones de dólares de la Reserva Federal, que finalmente ha pagado con sudor y lágrimas el resto de la humanidad, Elon Musk, ha optado por lanzarse por el control del Estado, entre otros, de su desplegada por el mundo, fuerza militar de la Unión Americana evidenciando que ya la garantía de la riqueza ha dejado de estar en el mercantilismo y la especulación financiera y se encuentra en el Congreso o el ejecutivo presidencial, desde donde se moviliza la sociedad estadounidense en todo orden incluyendo el llamado a la guerra.

Las más recientes declaraciones de Trump desde su cuartel de operaciones en la Oficina Oval sumado a las equivalentes que ha realizado el ex jefe de la diplomacia europea Josep Borrell, evidencian que la expectativa del magnate del Mar a Lago, a más de implementar un neoliberalismo 2.0 con recortes generalizados en los gastos federales, y lo que denomina “rentas” para Washington situadas en la disposición de aranceles al mundo, es decir, lo que se intenta es que las economías del planeta amplíen el proceso histórico de financiamiento de Estados Unidos mientras por su puesto, se reducen las condiciones de vida de los ya universalizados trabajos informales en los siete continentes que posee la geografía mundial. Lo nuevo es que los europeos también se integran a esta base gravable que impone Washington en esta nueva doctrina y demostrados por la instauración de aranceles “universales” al acero y al aluminio del 25%: Trump dice que es solo el comienzo.

Elon Musk mencionaba en la Oficina Oval, que los solos intereses a la deuda de Estados Unidos equivalen en este momento al presupuesto militar de la Unión Americana, a lo que hay que agregar los recurrentes subidas del límite de la deuda que se autoimpone Estados Unidos, un listón que solo sabe ascender lo que significa emisiones de dólares, y que en conjunto con la acumulación de dólares por 80 años infiere la enfermedad de la inflación que padece Washington y que amenaza con evaporar las riquezas de los cónsules en Wall Street.

La expectativa del Wall Street renqueante, según lo planteado por el residente de la Casa Blanca es que a la postre se establezca una negociación tripartita entre Estados Unidos, Rusia y China para delinear el Nuevo Orden Mundial y a lo que Josep Borrell no ha dudado en llamar Yalta 2, haciendo un símil de la repartición de zonas de influencia que se realizó al final de la Segunda Guerra Mundial entre Roosevelt por parte de EEUU, Stalin de la Unión Soviética y Churchill de Reino Unido.

En cierto sentido China tendría que contentarse con Asia, Estados Unidos con Latino América y Canadá, y Rusia con Europa Oriental. África, Europa Occidental, India y Oriente Medio serian espacios compartidos. Tal estructura de zonas de influencia intenta evitar a como de lugar que se de estructura a una economía Euroasiática, que según notables conocedores de la geopolítica como Halford Mackinder llevaría a la pérdida de influencia de la periferia de la misma, lo que incluye los Estados Unidos.

La cuadratura del circulo se presenta conocido que  de decaer el ratio de crecimiento económico de China, como el mismo Xi lo ha reconocido podría llevar a un descarrilamiento político y social del Imperio del Centro, pero algo a lo que también se ve sometido el mismo Estados Unidos quien tendrá que colocar freno a la impresión de dólares, toda vez que buscar fórmulas para evaporar los gigantes excedentes del papel verde ya impreso, como se ha mencionado, y lo que tensaría la situación social e interna del país.

Ahora bien, hoy la historia de Yalta la conocemos de memoria y explica la situación social de continentes enteros en el mundo, como África, Latinoamérica, la India, Oriente Medio y extensas zonas de Asia, y lo más complejo, que es, de facturarse una negociación de este tipo, la extracción de riqueza de estas regiones se acentuaría y aún no es posible imaginar lo que sucedería partiendo de la realidad que hoy tenemos.

Del otro lado de la moneda está la espada sobre la mesa. Hay que recordar que el epicentro de la hegemonía estadounidense está en Hiroshima y Nagasaki, que ahora cobra actualidad con lo que sucede en Gaza o la persecución y expulsión de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos.

Como decir que los nazis no mataban por matar como los grupos paramilitares en Colombia tampoco recurrían a la masacre por el solo disfrute.

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2025/02/10

La escalada de recortes del gasto en la administración federal en Estados Unidos mientras con el eslogan “drill baby, drill” (perfora nena perfora) evidencia en líneas gruesas el timonazo que orienta la élite estadounidense en la era del declive de la hegemonía en medio del gobierno Trump.

Se extiende a la contención de la litografía en la Reserva Federal, acorde con el esfuerzo de contraer los déficit presupuestales federal y comercial internacional de Washington, mientras que las emisiones resguardarán con preferencia la extracción y garantía de acceso de combustibles fósiles no convencionales(el convencional está en proceso de agotamiento a nivel global, sustentable a precios actuales en su explotación en contraste del no convencional o de extracción mediante fracking) a la potencia del Norte.

La expresión del presidente Trump de que no está interesado en el petróleo venezolano (igual "desinterés" que EEUU manifiesta respecto de yacimientos de petróleo convencional en el mundo, lo que incluye el Golfo Pérsico, in extenso a Irán o Rusia) es pues un cañazo al mejor estilo de colocar una simulada presión al contendor en el juego de póker. De hecho, ha trascendido que la visita a Caracas del enviado de Trump, Richard Grenell incluyó la extensión de la licencia de explotación de petróleo de Chevron en el vecino país, un contraste si se piensa que Marco Rubio en su reciente visita a la región latinoamericana llegó presionando los países con el tema de la migración mientras el caso del enviado Grenell a Venezuela incluyó aspectos propiamente comerciales y relativos al oro negro.

En este juego de estrategias, hay que considerar la retoma del control del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos como un mecanismo para evitar el flujo de petróleo entre Caracas y Asia se realice través del istmo, obligando a que los buques petroleros tengan que hacer el tránsito por la ruta del Mediterráneo-Canal del Suez (que entregaría potencialmente petróleo a Europa Occidental, pero una ruta con problemas debido a la lucha armada entre Yemen y Estados Unidos en el Mar Rojo) o la ruta del Cabo de la Buena Esperanza. Es decir, busca llevar a que China y los países asiáticos desistan del comercio petrolero con Venezuela, pese a que hoy según la IA de Google, Gemini, el 68% del petróleo que Caracas exporta es en dirección a China, un intercambio que ha generado ingresos al país caribeño en la última década por 50 mil millones de dólares.

Ahora bien, más allá de apretar las tuercas en los estrechos y pasos interoceánicos del mundo por parte de Washington, emerge otro serio problema si se trata de contener el deslave de la hegemonía estadounidense.

Hasta el año 2022, año de inicio de la guerra en Ucrania, Estados Unidos era quien concentraba el sistema de pagos del comercio internacional, el Swift. Como decir, establecía a través de este sutil mecanismo, el verdadero soft power de Washington, quien, como y que se comercializaba país a país en el mundo, una herramienta colosal que se consolido en los últimos 80 años, luego de la Segunda Guerra Mundial, y que hasta el año 2022 ningún país estaba interesado en poner en cuestión, menos establecer mecanismos de pago oficial entre Estados y paralelos al Swift. Pero lo que, desde el inicio de la guerra en Ucrania, a la que sobrevinieron una cascada de sanciones comerciales a Rusia apalancadas precisamente en el Swift, ha cambiado debido a que tanto China como Rusia, Irán, la India, los BRICS +, han establecido mecanismos de pago del comercio al margen no solo del Swift, sino del dólar en tanto promueven intercambios comerciales en moneda local.

En esta escena, Estados Unidos ya no conoce que y quienes comercializan productos en el mundo, y ha terminado parcialmente cegado de sus posibilidades de actuar en la geoeconomía y geopolítica, lo que explica, perdido este soft power, lo que queda es la intimidación país a país en donde Estados Unidos define intereses, convirtiendo el comercio en arma arancelaria, algo no muy diferente cuando se trata de los migrantes igualmente convertidos en arma contra los países, lo que busca primero obligar a las naciones a sentarse con Estados Unidos y segundo, doblegarse respecto del rediseño de los tratados comerciales. 

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