La globalización financiera
amparada en el desarrollo de internet, y que permite la huida de capitales de
los países mediante “las libres”mega transacciones digitales en dólares, o el
negocio del Carry Trade, es decir, obtener ganancia con el diferencial de tasas
de interés entre países, es una práctica que vendida como forma de estimular
las mejores inversiones productivas, en el fondo representa una herramienta de
dominación económica.
Contrario al objetivo original con las que se concibieron las instituciones de Bretton Woods, para lanzar un salvavidas a las economías de los países en problemas, los fondos privados, el Banco Mundial y el FMI, que proyectan montañas de dólares excedentarios y derivados de la saturación del billete verde en el mercado internacional, terminan es por ahogar aún más la situación de los estados en problemas. Prestan a altas tasas de interés, en lo que las calificadoras de riesgo juegan su propio papel, en el formato de rematar lo que queda de un negocio en dificultades.
Por demás los recursos se distribuyen lógicamente de acuerdo a las prioridades del interés de Washington, lo que tiene que ver con gobierno-s que consideran amigos, por su puesto, lo que significa a la postre más endeudamiento y más privatización de bienes económicos públicos, o la excepcionalidad de una economía estable a fin a la disposición de un punto nodal con peso en la geopolítica.
Es un sesgo evidentemente antidemocrático porque estimula tendencias a la concentración de capital y al aumento de la pobreza en las sociedades, desindustrialización, auge del sector comercio y servicios por encima del sector productivo, es decir, la componente económica de “sobrevivencia” económicamente hablando en el marco del capitalismo, soportada en la intermediación comercial o reventa mientras que el agregado económico por la transformación de materias primas se concentra en las multinacionales y a lo que sobreviene la informalización laboral generalizada, como introducción al cono que proyecta regímenes paraestatales y frentenacionalismos autocráticos, donde las bandas armadas se convierten progresivamente en el referente de la actividad social y del mismo estado.
Es un circuito de doble entrada. Las políticas neoliberales desindustrializan los países de la periferia a favor de las multinacionales occidentales que concentran la producción ahora en China, lo que deriva en déficit comercial, un agregado de dólares que se tiene que equilibrar con el circulo vicioso de los empréstitos -del incremento de impuestos a los más pobres en un gobierno de élites-, o de las emisiones de moneda local de manera descontrolada, y ya se sabe en que termina eso.
O quedas sometido a una inflación cabalgante o al dictamen de la banca internacional.
Una revolución cultural en la educación, la cultura, la recreación del aparato productivo, eficiencia en el gasto público, así como haciendo consciente la reconfiguración del mundo financiero con la incursión de la banca de inversión o de desarrollo de infraestructura procedente de Oriente, en general con la introducción de la multipolaridad, son elementos a considerar en la búsqueda de fórmulas con que mitigar la prolongada, por generaciones, situación que vive Colombia.
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