2024/09/22

El mundo atraviesa un largo número de transformaciones en el orden de la geopolítica, que significa giros excepcionales en los sistemas logísticos por mar e interoceánicos debido al cambio climático con la apertura de las rutas por el ártico que conectan los grandes polos de producción y consumo mundial de manera más corta;  China, Europa y Estados Unidos, y las transformaciones propiamente políticas derivadas de la crisis de los frentenacionalismos en Occidente, como efecto la emergencia de partidos políticos al margen de los mismos en los extremos de los espectros convencionales o incluso en una mezcla de las partidas ideológicas.

Ahora bien, la clave para pensar la política progresista en la actualidad, sigue siendo el ideal republicano de la democracia, en el entendido de que el referente es el bienestar general de la sociedad contrario a la pseudo democracia de fachada que por un lado habla de equidad y por el otro pone en marcha políticas que concentran la riqueza y empobrecen de manera generalizada las sociedades.

Este referente es importante porque tanto partidos frentenacionalistas en Europa Occidental como los emergentes, convergen en este punto, y es que dejan de lado la preocupación por los derechos económicos y políticos de los ciudadanos en general. La excepción es el Frente Popular en Francia y en particular, la Francia Insumisa de Melenchon.

De hecho, siguiendo con el país galo, el Frente Nacional de Lepen y el macronismo tienen una misma guía, que tiene que ver con recortes al ya menguado estado de bienestar, si se piensa en el modelo pensional recientemente impuesto desde el Elíseo y que incrementa la edad de jubilación.

Por demás, Vox en España, Alternativa para Alemania, Hermanos de Italia, con Meloni ya en cabeza del gobierno, el Partido por la Libertad de Geert Wilders en Holanda, el Partido de los Demócratas de Jimmie Akesson en Suecia, enfocan su quehacer en temas como la xenofobia, que se soporta en una mecánica política donde se responsabiliza de los problemas económicos originados en la guerra en Europa a los migrantes. ¡Se amparan en beneficios sociales y económicos de los nacionales!, sustentan, y desde donde se proyecta la casería de brujas, en general contra el extranjero.

Lo particular, es que el éxito electoral de estas facciones empuja a los partidos frentenacionalistas a sacar del closet la catadura de su propio racismo, lo que explica el acuerdo Macron-Le Pen en Francia, las medidas contra la migración que recientemente adopta el gobierno de Scholz en Alemania, la situación del recién instalado gobierno de los laboristas en Reino Unido, o  el cómo se asimilan en estos aspectos las propuestas de republicanos y demócratas en Estados Unidos.

El otro factor diferenciador o que congrega la política de viejo cuño de los frentenacionalismos  y los partidos emergentes en Europa Occidental y en EEUU, es lo que tiene que ver con la afinidad, con mayor o menor rubor, respecto del actuar de Israel en Gaza o la misma guerra en Ucrania.

En estos dos temas, la inflexión la representa Alternativa para Alemania, que se opone a la guerra en Ucrania(aunque tiene el aire xenófobo que ahora asimilan los frentenacionalismos), mientras plantea una salida negociada, en lo que se converge con la Francia Insumisa.

En esto ya los viejos debates sobre las perspectivas socialistas, maoístas cubanas… que sobrevinieron a los años sesentas del pasado siglo, parecen quedar relegadas en su formato doctrinal, mientras se posicionan como principios activos de la política la contradicción supervivencia humana, con clave social, económica y ambiental, respecto de la perspectiva del crecimiento económico ilimitado (en un planeta limitado), que asiste al capitalismo.

Los giros de la política y el análisis desagregado de sus aspectos aplican a todas las situaciones.  En el caso particular, ya pensando en Colombia y respecto de la ruptura de las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional-ELN.

Cada quien tiene allí sus móviles políticos diferenciados si se piensa en el gobierno en funciones y la organización guerrillera.  

Quizás el problema no esté en las perspectivas si no en la lectura del momento actual, que hace pensar más en una tregua o cese de hostilidades, sin más, mientras toma mayor cuerpo lo que sucede en Colombia, en la misma Venezuela y en el contexto obviamente del pulso existente entre los BRICS(+) y Occidente. El modelo de negociación alargada que tuvieron en su momento las Farc, es un buen referente.

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