2024/09/08

En la entrevista de la referencia de este comentario, el director de la CIA, reconoció que en el otoño de 2022, en el ambiente de confirmación de Washington al ingreso de Ucrania a la Otan, de la demanda rusa de una rectificación y finalmente desatada la guerra, fue el escenario donde se observó el riesgo de que se librara una batalla nuclear.

Con la consideración, parecería que desde entonces ya no existe ese riesgo, sin embargo, más bien la élite occidental se ha acostumbrado a vivir con él y más allá, a continuar pulsando la cuerda intensificando las posibilidades de la misma, algo que raya en lo demencial, por su puesto. Solo pensar en la incursión reciente de tropas con estandarte de Ucrania, lo que no significa ucranianas o que estén dirigidas por ucranianos, en la provincia de Kusrk.

La modalidad de actuar a través de terceras fuerzas es de todos los tiempos, lo que tiene fines políticos donde se busca evitar asumir el costo de ser el origen de la hostilidad, un comportamiento cuestionado por norma en la historia de las guerras y que trae como efecto que otros actores desistan de la empresa de quien simplemente empuja el carro colonialista, salvo si lo que está sobre la mesa es la participación en el botín de la guerra con el menor costo posible.

Estados Unidos y Europa Occidental han pretendido vender ante la opinión pública que no existe su involucramiento en la guerra de Ucrania, que solo apoyan la democracia, las libertades y la soberanía de Kiev, con las mil millonadas de dólares con lo que constantemente financian el conflicto mientras en el subterráneo sucede lo demás.

Subterráneo significa que ningún medio occidental se atreverá a exhibir lo que realmente sucede, sin embargo, un ardid no tan funcional en los tiempos del reality de la Internet, y que explica por que la centralidad de la alianza antirrusa que gira entorno a la Otan y la Unión Europea no se amplía y se mantienen inamovibles desde el comienzo de la guerra.

Burns, el director de la CIA, y del potencial exterminio de la humanidad, según el artículo reconoce que “la doctrina nuclear oficial de Rusia es de naturaleza defensiva y se basa en el principio de disuasión. Permite el uso de armas nucleares en respuesta a un ataque con armas nucleares u otras armas de destrucción masiva contra Rusia y sus aliados, así como un ataque convencional que amenace la existencia del Estado ruso.”

En esto es en lo que confían. Pero poco se necesita para reconocer que el ataque a Kursk en la Federación rusa es la primera intervención militar extranjera en su territorio desde la segunda guerra y ya han insistido muchas veces en quienes y que buscan los que están detrás de todo esto.

Por su puesto, Rusia ya ha hecho público que modificará su doctrina nuclear. De hecho, el ministro de relaciones exteriores del país eslavo, Lavrov, ha subrayado que una guerra nuclear sería distinta a la que EEUU tiene en sus previsiones y que solo tendría como teatro Europa.

En la era del cenit de los recursos naturales, la tentación por controlar el país más grande en extensión del mundo y con reservas de materias primas excepcionales, es como en tantas ocasiones en la historia una tentación, pero más importante aún, Rusia es finalmente el pivote de China y del proyecto multipolar a escala global.

La secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, manifestó el día de ayer que la economía del país se encuentra en medio de “un aterrizaje suave”, y por supuesto, eso dependerá de los avatares de la guerra.

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