El mayo del 68 francés supuso la renovación
política del capitalismo en Europa Occidental y estadounidense ante la mordaz
crítica de la constitución de élites empresariales que se desdoblaban para
controlar el Estado, es decir, la crisis de la democracia liberal, aperturando
un proceso de reconstitución de los frente nacionalismos que sobrevinieron a la
segunda guerra mundial, una aritmética política que planteaba acuerdos de
cuotas en los gobiernos que zanjara las divisiones profundas entre la élite que dejó la ocupación e intervención alemana en Francia.
La crítica al capitalismo se daba en el orden
disciplinar en todos los ámbitos de la sociedad y la perspectiva imperial del
actuar del interés del Estado. En el centro estaba que un ser humano no deja de
ser humano creativo y reflexivo en toda su existencia, lo que va de la escuela
al trabajo en la industria, y más allá donde el trabajo no es fin de las
sociedades si no su felicidad.
Por su puesto, era no solo una crítica al capitalismo
si no también al modelo socialista soviético de por entonces, respecto del
capitalismo empresarial occidental que tiende a una neo esclavitud y el
capitalismo de Estado soviético por la rigidez que imponía considerar la
sociedad al margen de la recreación del consumo e ideologizaba los comportamientos
del escenario de la privacidad e individualidad.(esto último que si que merece
atención en un capitalismo que tiene como
principal dispositivo las empresas punto com, donde la privacidad ha
sido extinta).
Lo que
no fue erosionado en la URSS por estos aspectos, lo hizo el temor que producía
la tentación que imponían los juegos de luces procedentes del modelo occidental
que hacían pensar en sociedades más democráticas, menos condicionadas en su
quehacer cotidiano, no segregadas en extremo
y no imperialistas en el contexto del Estado
de Bienestar (pero donde los mass media occidentales ocultaban las necesarias
expansiones geoeconómicas o neo imperialismo con el que sustentarlo y la alienación
que produce la demanda de ganancias empresariales en el marco de lo laboral),
con el que se buscaba precisamente contener la atracción ideológica del campo
socialista, más participativo en la propiedad y que hacer de las empresas, factores
que siguen siendo la cuadratura del círculo que de referencia a las apuestas
políticas en la actualidad.
Ahora bien, el 68 francés puede considerarse como
la primera piedra de lo que fue la crisis posterior y derrumbe del campo
denominado socialista, lo que se dejó ver con la primavera de Praga en 1968 considerada
“una desviación” y disuelta por parte la URSS.
Por su parte, la actual crisis de la hegemonía
estadounidense y en general de los frentenacionalismos en Occidente tienen
soporte en la disolución del Estado de Bienestar y los derechos ciudadanos que
el capitalismo empresarial dispuso como mecanismo de contención de las ideas
socialistas, que se evaporaron luego de la desaparición de la URSS, pero que hace
pensar en lo necesario de procesos de apertura política y oxigenación de las
sociedades ya no como herramienta ideológica si no respecto de la restauración
de la democracia perdida, corrigiendo las derivas que pretenden defender
frentenacionalismos cuestionados que optan por tendencias cada vez más
conservacionistas y que empujan el carro del conflicto civil doméstico, la securitización
de la sociedad o, de otro lado, la guerra colonial exterior como elusión de las
tensiones internas.
Por supuesto, y un tema que va más allá que
entrecruza lo anterior, cual son los requerimientos que impone a la sociedad el
equilibrio o más bien, el desequilibrio del ecosistema ambiental de la tierra que
finalmente tiene que ver con cómo los determinantes socieconómicos se ven
modificados, que en un modelo capitalista tiende a una mayor segregación social
y claro está, por que se relaciona con la misma supervivencia de la humanidad.
