2024/08/18

Uno de los objetivos esenciales de los medios de comunicación occidentales(incluye las redes sociales) es colocar anestésicos a las sociedades con el fin de evitar no solo el reconocimiento de la existencia de una conflagración internacional entre potencias, que derive en posiciones defensivas en las familias en cuanto al consumo de bienes o servicios, o de su actividad en el orden político en tanto, el choque entre metrópolis coincide históricamente con el resurgir de movimientos decolonialistas.

De hecho, la acción protoccidental con la expansión de la guerra en Ucrania a los confines de los ríos Kur, Turkar y Seym en el Oblast de Kursk de las últimas semanas, habla de un hecho excepcional con antecedentes, si se piensa en ataques de una fuerza militar extranjera en suelo propiamente ruso, solo desde la segunda guerra mundial y donde se libró en aquel entonces la batalla de tanques más importante en la historia de la humanidad entre julio y agosto de 1943, uno de los pivotes que catapultó la contraofensiva rusa contra la Alemania del Tercer Reich y que llevó a Moscú a la propia capital del imperio teutón Berlín.

Es un juego de posiciones global. Rusia en medio de la expansión de la Otan que se ampliaba con fuerza en Europa Oriental (entre 1999 y 2009 con 12 países), no solo cuestionó en su momento la negativa occidental a ampliar y concertar el mando de la Otan con Moscú, si no que decidió obligar a bifurcar los esfuerzos occidentales en torno a sus fronteras con el apoyo que realizó al gobierno de Bashar al Asad en 2011, enfrentado a una fuerza combinada de mercenarios, el Estado Islámico y de ejércitos occidentales en su territorio.

La respuesta occidental fue impulsar el ingreso de Ucrania a la organización trasatlántica (incluye el Euromaidan en 2013 que concluyó con la caída del presidente Victor Yanukovich a fin a la idea de mantener a Ucrania equidistante entre Occidente y Rusia), lo que aceitó un conflicto civil desde 2014 en las regiones fronterizas de Ucrania con la potencia eslava en Donest, Lugansk, Jerson y Zaporiyia y a la incursión rusa en dicho país en 2022.

Las apuestas en la geopolítica de la “viga de equilibrio nuclear” adquiere nuevos perfiles.  Israel, considerado por los occidentales “su portaviones” en Oriente Medio, ha sido el pivote militar  con el que se ha doblegado  las naciones árabes en el siglo XX y permitido el acceso a los recursos petroleros de la zona a las metrópolis del Viejo Continente como al  propio Estados Unidos, pero una situación que ha cambiado debido a la política de autoabastecimiento petrolero mediante fracking que ha practicado Washington desde comienzos de este siglo, pero lo que ha permitido a China ingresar comercialmente a la región, algo que el actual gobierno de Netanyahu promete revertir con el “entreguen las armas y terminaré el trabajo” de su discurso reciente ante el Congreso de Estados Unidos, que incluye por su puesto avanzar con la aniquilación de la nación palestina y enfrentar a la denominada resistencia en Yemen, Líbano, Iraq y a la propia Irán.

Ante las acciones relacionadas con el asesinato de altos militares iraníes, y lo que está por está por aclararse con la caída del helicóptero del presidente Raisi de Irán, que va en que se presentó una explosión, y más recientemente el asesinato en Teherán, en medio de la posesión del nuevo presidente iraní, Pezeshkian, del líder de Hamas Haniya, se prevé una respuesta militar persa  que Estados Unidos preventivamente responde en su apoyo a Israel con el acumulado de material bélico y activación de fuerzas en la zona del golfo pérsico y el Mediterráneo, lo que incluye el traslado de portaviones.

Rusia, en tanto ha enviado hace algunas semanas a Irán al secretario del Consejo de Seguridad y exministro de defensa de la Federación Shoigú, para en coordinar acciones con el país persa en medio de las tensiones, algo que tampoco parece ser del gusto de Estados Unidos, que, en línea del tiempo, se apareja con la mencionada incursión de tropas bajo estandarte ucraniano que combaten a esta hora en la región de Kursk.

La guerra en torno a Ucrania ya suma cientos de miles de soldados muertos en combate y más de un millón de heridos contados todos los bandos en confrontación.

Pese a las informaciones de potenciales diálogos entre el gobierno de Ucrania y Rusia, o de Hamás con Israel y el propio Washington, Teherán con Estados Unidos, el pulso se mantiene en el terreno militar, donde cada quien paulatinamente redobla las apuestas.

La confrontación entre potencias más intensiva puede observarse en el arco que va desde Europa Oriental, Medio Oriente y el Sahel en África. En el caso de América Latina, el trinomio Mexico, Colombia, Brasil hacen de contención a un capítulo de esta confrontación en torno a Venezuela.

         xtienda la reflexión con un contenido de nuestro archivo