Esta semana se lanzó el proyecto para la construcción
de una hidrovía que cruza “de extremo a extremo” Camboya en el sudeste
asiático con el fin de facilitar la dinamización de la economía del país, el
comercio de bienes y servicios producidos como manufacturas, sector agrícola y turismo,
reconociendo que el transporte fluvial o marítimo es el más económico -también más eficiente energéticamente hablando-, si se
compara con los realizados por tierra o tren.
La excolonia francesa que luego padeció los rigores de una guerra civil prolongada hasta el año 1991, inicia una obra faraónica que se soporta en las aguas del río Mekong, una hidrovía proyectada con una longitud de 180 kilómetros y 100 metros de ancho que uniría el puerto más septentrional Phonom Penh a la costa del Golfo de Tailandia, en una variante al obligado curso del río que hasta ahora se realiza a través de Vietnam.
La mega obra financiada por China, creará unos 10.000 puestos de trabajo, tiene un costo previsto de 1700 millones de dólares y se espera inicie operaciones en el año 2028.
Según Asia News “El canal está diseñado para permitir el paso de barcos con
una carga total de hasta 1.000 toneladas. Además de tres esclusas, incluirá 11
puentes, cada uno de los cuales mide 161 metros de largo y 12 metros de ancho.
Una vez que esté en pleno funcionamiento, se espera que a través de la nueva
vía fluvial circulen 7 millones de toneladas de mercaderías por año.”
Pero las obras civiles que buscan ligar los países a las nuevas dinámicas económicas de la multipolaridad posibles por el poder de financiamiento de los BRICS(+) que en la práctica sustituye a la actividad del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de la banca de inversiones occidental que nada a contracorriente si se piensa en que históricamente toma estructura en la promoción de un sistema internacional centrado en la producción fabril de Estados Unidos, algo que ha cambiado dramáticamente, también tiene ecos en América Latina.
Esta semana igualmente en reunión de los presidentes Boric de Chile y Lula da Silva de Brasil, se relanzó el proyecto de Corredor Bioceánico de Capricornio que comunica transversalmente la región más meridional de Brasil con el océano Pacifico en la costa de Chile de cara a la región más dinámica del mundo en Asia, integrando Mato Grosso Do Sul, Salta, Jujuy, por el río Paraguay, arribando a los puertos de Antofagasta e Iquique y que ahorraría en dos semanas el tráfico bidireccional de mercancías de Brasil a los puertos del Lejano Oriente en dos semanas por la ruta del Cabo de Hornos.
En Colombia el actual gobierno avanza en la estructuración de la conexión interoceánica Cupica-Darién, que otorgue alternativas de comunicación al Canal de Panamá con serios problemas en su operación debido al cambio climático, en consecuencia, la disminución del agua dulce con la que se llenan sus esclusas, lo que compite con el agua de abastecimiento del 50% de la población de dicho país. La potencialidad de la obra de alrededor de 267 kilómetros de longitud, es facilitar el tránsito en doble dirección del comercio de la región más septentrional de Brasil y del Caribe en el Atlántico, que se extiende al hemisferio oriental de Colombia, con Asia.
xtienda la reflexión con un contenido de nuestro archivo