Las elecciones británicas a llevarse a cabo el
día de mañana, ya parecen tener un claro vencedor y tiene que ver con estar a
favor de la guerra de Ucrania y de la política de exterminio de los palestinos
por parte de Israel.
Sucedió no por la batalla que se desató luego de la disolución del parlamento por parte del primer ministro y perteneciente al partido Conservador Richi Sunak, que vio como paulatinamente se enfrentaba a un bloqueo institucional en el congreso bicameral, ante la impopularidad que trae la crisis económica, la inflación, la informalidad laboral y el decaimiento de la prestación de los servicios públicos que supone la adopción del neoliberalismo desde finales del siglo XX y agudizado por el Brexit, la pandemia del covid 19 y la guerra de Ucrania, si no por el control que vino tomando el ala derechista dentro del partido laborista representado por Starmer, hoy con una ventaja de consideración en encuestas, y que se encargaron de sacar del liderazgo de la formación laborista a Jeremy Corbyn, expulsado de su partido por ser considerado “antisemita” por hacer crítica a la ocupación israelí del suelo palestino y férreamente criticado por oponerse a la guerra de Iraq en 2003, por ser activista del desarme nuclear y por su cuestionamiento a la Otan.
Como un “copy page” de lo que le sucede ahora mismo a Melenchon en Francia, y aplica a lo largo y ancho.
Así que mientras en Galia, el centrismo de Macron se perdía cuando se desplazaban políticamente a la extrema derecha, en Reino Unido, la batalla por la democracia se perdía desde dentro del mismo partido laborista.
Ahora bien, Kein Starmer propone una agenda política neokeynesiana, con una recuperación de la estatalidad en la prestación de servicios sociales como la salud, trenes o las empresas de energía como contraste a las iniciativas conservadoras hundidas aún en la esfera eminentemente neoliberal pese a que esto mismo este llevando a pronosticar en encuestas que Sunak, ni si quiera alcance una curul en el parlamento británico, menos ser primer ministro, por supuesto.
Respecto del tema que concentra la política en
los países centrales, es decir, la migración, ciertamente una degradación del
interés de las sociedades antaño enfocadas a temas de derechos y bienestar, y
entre laboristas y conservadores, pues como en el caso de EEUU, entre
republicanos y demócratas, se define por un tema de gradientes. Los unos hablan de controlar el Mar del Norte,
romper las rutas desde el Mar Mediterráneo, los otros encarcelar o deportar en
vuelos express a Ruanda. Por supuesto, poco se habla del robado derecho al desarrollo
o, de otra forma, el colonialismo, las guerras por recursos, al que han sido sometidas
las naciones de África o el tercer mundo por parte de las metrópolis
occidentales, y de donde se origina precisamente la gran migración global.
Puede decirse que Starmer es el neoconservadurismo político al interior del laborismo, donde se juega el futuro de la nación británica por una posición sesgada de la economía, que omite el sustrato de la misma, es decir, la paz, un factor esencial que evita que los recursos destinados al desarrollo e inversión, se reorienten al rearme, la financiación de Kiev o, ya considerando el capital social, a lo que sobreviene el restablecimiento del servicio militar en Europa.
Desafortunadamente las élites, que son quienes están detrás de los partidos políticos tradicionales en Europa, convergen con EEUU, en que la única solución a su crónica crisis económica sobreaguada con emisiones monetarias, dólares, euros, libras, es la guerra, en arrebatar por la violencia los recursos de otros países, en particular lo que atañe a Rusia o progresivamente lo que se presenta con China.
No se les asoma por la cabeza, que la multipolaridad económica es ya una realidad y que como en otras tantas oportunidades hay un nuevo orden internacional, precisamente definido por el auge y declive de las economías, y que vale la pena sortear la perspectiva de una guerra convencional de alta intensidad, en la que estamos, pero a la que sobreviene una de carácter nuclear.
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