2024/07/04

En 1792, Estados Unidos estableció la emisión de moneda respaldado y canjeable por metálico en oro y plata. En 1972, el presidente Nixon decidió eliminar la convertibilidad, en medio de la guerra de Vietnam, mientras los Estados Unidos impulsaron dicha política al resto del mundo. Contrario al imperio romano, que con una economía exhausta optó preliminarmente por pasar de la emisión de monedas de oro a otras con mezclas con otros metales, degradando paulatinamente su calidad, la decisión de Washington, fue en definitiva expedir un “papel” impreso sujeto al compromiso de pago o intercambio, ya no mediado por la banca central si no establecido por la confianza entre partes contratantes, subsidiado por el Estado, sus autoridades legales y administrativas.

Así las cosas, el amparo de las emisiones monetarias fue adquiriendo diversas formas vinculadas a la predicción de la garantía de pago e intercambio, como la estabilidad de los gobiernos, también correlacionada con su situación financiera. A decir, el pacto social sobre el que descansa la obediencia y sumisión de los nacionales al Estado, es función básica para comprender la evolución del uso del papel moneda en la historia de la humanidad, que pudiera suponer la sustitución de la confianza que otorga el oro, un metal con el que se acuñaron monedas de “oro puro” desde el siglo VI antes de cristo, con características como su indestructibilidad, rareza y belleza.  Por todo lo anterior, el oro ha tenido múltiples usos industriales y artísticos, y hoy de hecho es usado como material de conducción de energía en componentes electrónicos, en la elaboración de procesadores y smartphones.

De hecho, el oro mezcla el valor de uso como de cambio. Es decir, si recibes una moneda de oro, puedes al fundirla realizar diversos tipos de manufacturas tanto estéticas como industriales, diferente al uso del papel moneda.

Pese a las limitaciones en cuanto a su nivel transaccional debido a que el circulante son billetes y no monedas de oro, este metal sigue teniendo poder de reserva para la banca central en el mundo, y de hecho, para particulares, lo que adquiere más aceptación en periodos de crisis internacional o doméstica, y no atañe a lo estrictamente macroeconómico como lo que tiene que ver con las finanzas del Estado, si no por las particularidades asociadas a la paz, que deriva en seguridad pública, bien diferente al predominio de una administración que se sujeta a lo coercitivo o la militarización que subtiende un escenario de conflicto armado o de guerra.

Pese a las emisiones estadounidenses de oro al mercado internacional, usando sus reservas, o mediante esquemas igualmente subordinados al precio del metal pero a la vista mediante impresión de papeles, y con lo que por décadas, Washington dispone la regulación de dicho mercado, lo cierto es que la progresión de la multipolaridad y el transcurso de la guerra entre potencias se acompaña de una tendencia al alza del metal de ensueño de los alquimistas.

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