2024/07/09

La IA en la definición de “máquina del nivel humano”, es un conjunto de algoritmos suficientemente desarrollados, que permita independiente de un operador humano, que la máquina se plantee autónomamente objetivos y disponga de medidas para lograrlos, conforme el potencial que otorga el que buena parte de las actividades que caracterizan el Homo Sapiens han sido y se están digitalizando y con lo que “se alimenta” la máquina.

Es decir, en la era moderna existe un eslabón que se está volviendo “existencial” de la actividad humana que tiene que ver con la intervención de los procesadores y de la función de los algoritmos.

Ahora bien, en esto queda una pregunta ¿Cuál es la motivación de la máquina para establecer sus fines? Y aquí es donde aparecen perspectivas que tienen que ver con el control que desean mantener élites conforme la constitución de una era del colonialismo del pensamiento y la actividad humana, y que se superpone a otra que habla de la posibilidad de que la misma máquina, opte por considerar la humanidad como un apéndice regulable a su antojo o incluso desechable, un algoritmo bien conocido si se reconoce como se desechan miles de millones de personas hundidas en la pobreza y la exclusión en el mundo, y a lo que preexisten justificaciones, entre ellas, las de carácter racista y no en la perspectiva clásica relacionada con el color de piel, cultura o la segregación económica, sino la relativa al propio conocimiento.

Como se ve, la preocupación por la democracia y los derechos ciudadanos, lo que incluye la privacidad o el derecho a la vida de las personas no aparece en la ecuación. De hecho, una de las cosas que sustentan la posibilidad de un mundo de la máquina es el gran reseteo, el borrar la historia de la humanidad, en particular, la escrita, es decir, la no digitalizada, la que está en el papel y que impide su manipulación desde las grandes terminales y servidores de la internet.

Bueno, a mas de quemar los libros como en tantas ocasiones se ha intentado eliminar la historia y la cultura, suficiente es con que las bibliotecas hayan perdido su atractivo, ya hasta los libros han desaparecido de los estantes, algo que tiene que ver por su puesto con la seducción indiscutida de la pantallita.

Siglos tardó la humanidad en recuperar los hallazgos logrados por las civilizaciones antiguas, que desaparecieron por encanto en el oscurantismo, entre ellos, la invención de la democracia.

Al parecer Orwell y Huxley se quedaron más bien cortos para lo que se está presentando.

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