2024/07/07

El mundo mira absorto la situación de Estados Unidos, sumergido en un resonar de tambores  de opinadores de medios como The Washington Post, The New York Times y The Economist que llaman a la abdicación de la campaña presidencial de Biden, una expresión de lo contradictorio de la perspectiva política de EEUU que permitió que las cosas llegaran a este punto, apenas a 4 meses de la elección, y que se suma a otro fenómeno excepcional, ya en campo republicano con Trump, y es que tal formación permitió que un candidato que intentó dar un golpe de Estado con la toma del capitolio en enero de 2021 ahora fuera su candidato.

En el fondo, una crisis explicita de las élites y del establishment político de EEUU en el que se quedan sin respuesta a un mundo cambiante. No pocos sabían del estado de Biden, tampoco del contexto en el que se encuentra el expresidente y candidato Trump.

No son tiempos de aguas tranquilas donde el staff presidencial puede jugar a su antojo con las construcciones hollywoodenses domésticas que han caracterizado décadas de gobiernos sin que ello trascienda en la situación de EEUU en el mundo. Los titulares de medios en torno a las tensiones en la era bipolar, la guerra de Vietnam, o las sucesivas guerras en Oriente Medio, temas de discusión en los cafés de la mañana en los telediarios, no son el asomo respecto de los efectos que trae su enfrentamiento con Rusia en Ucrania, donde el primero no solo ha aguantado la apuesta occidental en el terreno de una guerra convencional a gran escala, sino que se llevó por delante el soft power del sistema financiero que sustentaba la hegemonía de EEUU, el Swift, en tanto se consolidan acuerdos Rusia China y los países de Asia Central, Oriente Medio y el Sudeste Asiático.

Contrario al aislamiento de Rusia, lo particular, es que el mismo secretario de la Organización de Naciones Unidas, Guterrez, se desplazó a participar en el foro de la Organización de Cooperación de Shanghái, que se realizó esta semana en Astaná, Kazajistán, en el que participó el presidente Putin, que también albergó la representación del presidente de China, y que concentra el 40% de la población del planeta y un PIB combinado equivalente al del 25% del orbe.

La cascada de efectos de la entrada del mundo multipolar pasa por la realidad de que el comercio entre Rusia y China ahora se realiza en un 90% en monedas locales, se acaba de inaugurar la integración de sistemas de pagos entre Rusia e Irán(Mir y Shetab), y un sistema de transporte entre Moscú y Mumbai en India, que subsana el cuello de botella del Bósforo y que controla Turquía, y lo que tiene que ver con la visita anunciada por el presidente Modi a Rusia la próxima semana.

Para completar el panorama adverso para Occidente vale recabar en la visita relámpago que llevo a cabo el presidente de Hungría, Viktor Orbán tanto a Kiev como a Moscú, el primer mandatario que en cuestión de días se comunica directamente con Zelensky y Putin, estimulando una salida negociada a la guerra, pese al rechazo de los dirigentes y autoridades de las potencias europeas Reino Unido, Francia o Alemania.

Orbán que recién recibió la presidencia rotativa del Consejo de Europa, que alberga los 27 presidentes  de los países de la UE, ha sido cuestionado por no representar la entidad supranacional en las gestiones de paz, y que contradice la necesidad urgente de una salida negociada a la guerra si se conoce que la escalada del conflicto va en la posibilidad de despliegue de tropas, ya con estandarte de la Otan en Ucrania, que se usen misiles occidentales “por Kiev” para atacar en profundidad territorio ruso, o que recientemente se haya consolidado un acuerdo militar con la tercera potencia mundial en tropas Corea del Norte con Rusia, sin hablar de los cientos de miles de militares muertos hasta el momento y los millones de desplazados derivados de la conflagración.

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