2024/07/29

El garantizado suministro de petróleo y gas en propio suelo llevó en su momento a la URSS a descontar la importancia de Oriente Medio en la segunda mitad del siglo XX, facilitando la penetración de EEUU en dicha región y el acceso a sus recursos petroleros por parte de Washington.

Esto fue posible dado que la URSS enfocaba su estrategia internacional en la perspectiva del determinismo marxista que, hacia pensar en una proletarización universal de las economías en el mundo, por lo que se establecía que el poder llegaría ineludiblemente a las manos de los trabajadores desestimando la función de otras variables en estos asuntos.

El petrodólar, soportado en la producción de petróleo de Oriente Medio, las sucesivas revoluciones tecnológicas que obviaron los requerimientos de mano de obra de las empresas fabriles de finales del siglo XIX de los cálculos marxistas, la implantación del dólar como moneda de reserva esencial a través de las organizaciones de Bretton Woods, el Banco Mundial, Fondo Monetario y, a la postre,  la Organización Mundial del Comercio, y las modalidades neocolonialistas occidentales alumbraron no solo el fin de la URSS sino el encumbramiento de la hegemonía estadounidense.

Lo anterior muestra que tan importante es la “planificación” en las acciones estratégicas de un imperio y cuan determinantes son las maniobras o las batallas tácticas.

Sin duda, la recuperación económica de Venezuela facilitada por créditos, inversiones y comercio de la triada China-Rusia e Irán, a la postre de los BRICS (+), lo que salió al paso al agudizado bloqueo occidental de los últimos 5 años,  es lo que explica en gran parte los resultados electorales del día de ayer, a más de la indignación que genera que las reservas en oro y dólares de Caracas hayan sido secuestradas, en el mejor de los casos, o estatizadas por los países Occidentales y que están depositadas en bancos de Europa o Estados Unidos. Sin hablar de lo que sucede a empresas venezolanas, de nuevo, en el Viejo Continente o en el coloso del Norte.

La batalla capitalismo socialismo ha dado paso a una batalla en el orden intercapitalista, y es lo que explica escenarios diferentes a los del pasado. De hecho, la presencia económica y política, el soft power occidental ha sido desplazado por su equivalente de Oriente en los entornos de la península arábiga, otro polo de poder energético mundial que da la espalda a Estados Unidos en medio de la urgente necesidad de materias primas esenciales y baratas, de este país, si se piensa en su perspectiva de recuperación industrial que proclaman, cada quien, a su manera, demócratas como republicanos.

Las maniobras que ejecutan las potencias que determinan finalmente el futuro de la geopolítica por generaciones son por momentos no tan visibles.

Quizás la elección presidencial de noviembre próximo en Estados Unidos ya se surtió en el lejano y silente entorno de la Faja del Orinoco.

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