2024/07/28

El consumo de combustibles fósiles en el mundo viene siendo cuestionada debido al impacto de su uso respecto del cambio climático. Su combustión deriva no solo en la fuerza motriz que mueve la mayor cantidad de vehículos que operan a escala global-por encima del 95% del total-, si no en emisiones de CO2 responsables de la alteración del mapa del clima, patrones de lluvias y sequias a los que la humanidad ha estructurado su desarrollo por siglos, que está sufriendo una drástica transformación y que obligará a los humanos a comenzar de ceros a relocalizarse en el mundo.

Pocos hablan de las posibilidades de mitigación con control de emisiones debido a que las metas de reducción nadie las cumple y que obligaría a una transformación del sistema económico  pasando del ideal del crecimiento económico que cabalga en los fósiles, a otro modelo que vaya en dirección del abandono de los mismos, lo que incluye procesos de decrecimiento, algo que para aclarar, no riñe con políticas de distributivas y de desarrollo social al margen del modelado por el consumismo, eso si al que nadie se medirá de manera seria si no hay una política “global” que evite que quienes la adopten queden aún más rezagados en su desarrollo que quienes no lo hacen. Es decir, no es posible una transición donde existan naciones que persistan en el ideal capitalista mientras otras lo abandonan.  ¿Trostki?

Un punto medio a ello, tiene que ver con obviar la tendencia de la electromovilidad basada en el vehículo privado y enfocarse en la electromovilidad de tranvías o trenes, y este modelo con el del transporte multimodal, por río, por ejemplo, lo que implica modificar la planificación de las ciudades y regiones, supeditada a capacidades económicas que derivan en el uso de motores de combustión o en el mejor de los casos una restringida electromovilidad.

En un reciente reportaje de Bloomber(ver referencia), se reconoce que aparecen otras nubes en el horizonte en la electromovilidad del vehículo privado. Establece que el 50% de las personas que han adquirido un vehículo eléctrico en EEUU están considerando en su renovación, volver al vehículo de combustión, entre otros debido a la depreciación de la inversión considerando que un eléctrico cae 10 veces mas en su valor en el tiempo que uno de combustión y debido a la penetración de las electrolineras y logística asociada.

Bloomberg, de tendencia demócrata y centro de infor-mación en el que tiene “sensible” poder la banca de inversión Merrill Lynch(20% de sus acciones), reconoce que la electromovilidad está seriamente cruzada por el ámbito de la geopolítica, debido a la lucha frontal entre los productores de vehículos eléctricos chinos, entre ellos BYD y Tesla de Estados Unidos, y donde este último viene perdiendo la apuesta en precios y calidad. Afirma que Tesla tiene una de sus dos mayores factorías en China, algo difícil de abandonar ante la mayor dinámica económica que presenta Beijing y la otra en Alemania, un epicentro basado en la perspectiva de Europa Occidental que busca mitigar el impacto del colapsado flujo de fósiles provenientes de Rusia, debido a la guerra de Ucrania y de otro lado, no menos importante, ligado a la iniciativa de disminución de emisiones de dióxido de carbono.

Ahora bien, no parece tener toda confianza el ideal de la electromovilidad europea puesto que el Viejo Continente, entre otros, con EEUU, acompaña la perspectiva del modelo israelí de recuperar el Oriente Medio para los occidentales, donde como se ha manifestado en una anterior columna es la “región” que concentra las mayores reservas de crudo del mundo con 621 mil millones de barriles.

-Sin hablar de lo que sucede en los entornos de Rusia(80 mil millones de barriles de crudo de reservas)-. Venezuela, que como “país” tiene las mayores reservas de petróleo en el mundo(300 mil millones de barriles de crudo), donde hay elecciones el día de hoy es una boleta no menos estratégica.

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