2024/06/24

La República Popular de China con un capitalismo regulado por posiciones estratégicas de mercado y respeto de sus instituciones por parte del empresariado local, cabalga en una estepa despejada en el escenario de mayor rendimiento, cuando florece la inversión pública en servicios sociales, en particular la educación y, a la postre, el apalancamiento a la creación de empresas, que van desde las más clásicas, de barrio, a las de punta, en el campo tecnológico.

No es ni mucho menos, algo que se haya presentado de manera fortuita y tiene todo que ver con la planificación estatal, con decisiones políticas esenciales como, aprovechando la necesidad del capitalismo occidental, en medio de una pronunciada crisis de sobreproducción y tasa de ganancia, abrir el mercado a la inversión extranjera pero supeditarla a la asociación con empresas de carácter local, algo que se extendió a los convenios entre universidades, lo que permitió la asimilación del conocimiento y las bases para la recreación del mismo en cuanto a investigación y desarrollo, lo que sintetiza el milagro económico del gigante asiático.

Contrario al boom económico de los Tigres Asiáticos como Thailandia, Malasia, Singapur, Indonesia o Filipinas de los años noventas del pasado siglo, que se adaptaron a la necesidad occidental de reciclar excedentes de dólares de carácter especulativo, que se sujetaron a la expectativa neocolonial o neoliberal de comprar a precios de subasta, para vender con ganancias y luego dejar caer los países incendiados por los déficit y la deuda, China hizo una proyección diferente pensando en recrear conocimiento, desarrollo tecnológico y élites, por su puesto.

Lo de los Tigres Asiáticos fue un fenómeno que asoló el mundo. Fue un periodo en donde los monetaristas occidentales se paseaban por el orbe bautizando con nombres el hundimiento de los estados: efecto Tequila, Vodka, Tango, Zamba. 

El 2.0 de esta versión fue la crisis de las subprime en 2007, en la que se le mojó la pólvora a Wall Street, mientras el apalancamiento se llevaba por delante grandes bancos y aseguradores estadounidenses con repercusiones en Europa Occidental, solucionada con la criptografía empresarial de las emisiones de dólares, un ciclo que se ha extendido y que solo encuentra como salida la guerra ya en nuestros tiempos.

Una historia a comprender, para asumir el quehacer político en el interés nacional en medio de la batalla de bloques, Occidental y Oriental. 

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