La migración de un sin número de actividades
humanas en medio del pico pandémico de 2020, permitió la consolidación de miles
de millones de ficheros de las granjas de servidores, ciu-dades enteras futuristas,
pero en el presente, muchas en excavaciones faraónicas en el subsuelo o en el
desierto, alejadas de la “civilización”, donde se guarda la información privada
de toda cuanta persona interactúa con un smartphone en el mundo.
Y se dice que facilitó la consolidación, porque
acompasa el esfuerzo de las familias, que ahora se concentran en comprar un
smartphone a sus pequeños en edades tan tempranas, donde apenas pueden sostener
los equipos en sus pequeñas manos, y donde los niños tienen un mundo de juegos
por explorar, pero donde también son explotados en los datos que son captados
por las grandes tecnológicas para sus fines comerciales, y donde los Sam Altman,
Musk, Bezos o Pichai, hacen todo por gratificar los inversores de Wall Street y
la opción imperial occidental, y ahora oriental.
La bóveda de datos para la Inteligencia
Artificial había adquirido suficiencia mientras, el machine learning, el
aprendizaje de la máquina o el software que establece parámetros del comportamiento
humano a través del registro del comportamiento de la voz, el movimiento de los ojos, del rostro, lo que
se suma a la inconmensurable información que diariamente entregan las personas,
voluntariamente o no, en su contacto con la internet, derivó en aplicaciones
que simulan a la perfección el comportamiento de un ser humano y con capacidad
sobre humana.
De hecho, ahora mismo, hay que pagar por
obtener un software que establezca si la comunicación mediante una app de
servicios es o no un ser humano. La sustitución de la identidad es pues una
realidad, y el sueño de Meta de recrear un mundo paralelo en la virtualidad
otro tanto, un universo de la posrealidad, donde no es que una persona delegue
un avatar, como que el software tiende a sus-tituir al humano. Se venderán las personas
y sus capacidades como la oferta de un shampoo.
Es el marxismo girado 180 grados. No solo, no
se proletarizó de manera generalizada la fuerza de trabajo humana como palanca
del desarrollo capitalista, si no que en la práctica las capacidades humanas están
siendo progresivamente sustituidas tanto en la actividad fabril, algo que lleva
décadas, como en la intelectual, lo que toma celeridad con la IA.
Las personas dejan de ser objeto para la
incidencia del algoritmo, destinado a inducir y prever el gasto privado y el
comportamiento humano en aras del control social, algo ciertamente perfeccionado,
pero lo que va quedando como antesala de la tecnología, porque ahora aborda particularmente
su sustitución, la perspectiva de la utopía empresarial de concebir un planeta
con una población bien reducida, a su medida, que salga al paso a la otra
utopía irrealizada del Star Trek de conquistar el espacio sideral de 1966.
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