2024/05/14

La alquimia eso de convertir cualquier metal en oro, se encontró, no con el muro a tal ensueño, como por el costo del viaje a dicha utopía.

El negocio de la venta de vehículos, con centenares de kilos de peso, para transportar cuando más 4 personas, en un tipo SUV (Sport Utility Vehicle), es tan persistente como la producción de tantos otros bienes, que riñen con principios de eficiencia energética.

La energía es escasa y la tendencia es al incremento de los precios asociados, esto tanto para el caso de la energía convencional como no convencional.

Por décadas es conocida la mayor eficiencia energética para la realización de trabajo, de mayor a menor, del transporte fluvial o marítimo, tren y en último lugar el transporte terrestre.

El vehículo privado se resiste a desaparecer, al igual que las históricas y, hoy, nuevas empresas de vehículos particulares en el mundo, algo que solo puede ser contenido por la implementación de sistemas de transporte colectivo, pero cómodos, de calidad y electrificados, un conjunto de factores que debe mezclarse con planeación sustentable de las ciudades, descentralización en su actividad y de 15 minutos.

Aquí el anexo que dio origen a esta reflexión y que habla de “coches eléctricos de autonomía infinita”, un título algo rimbombante, muestra una tecnología que, aunque novedosa, está basada en la electrificación del vehículo privado, empero ¿de donde proviene la energía para electrificar los suelos de las vías para carga inalámbrica?

Solo hacer este interrogante acaba con el hechizo de la “autonomía infinita”, porque la energía eléctrica proviene de hidroeléctricas, térmicas basadas en fuentes fósiles o energía nuclear, que aportan el 86% de la energía que consume el mundo, y la solar, eólica y otras renovables que solo llegan al 11%, e inferior al incremento en el aporte de energía que ha hecho el gas en los últimos 24 años,  pese a los progresivos desarrollos en paneles solares y aerogeneradores que existen en la actualidad, y que tiene que ver con los límites de disponibilidad de la solar, que se acopia solo con la presencia e intensidad de la luz del astro rey y la eólica de los vientos. (Pensar que las previsiones del consumo en la implementación de la inteligencia artificial, que prevé un incremento de la demanda de energía en 2030 en un 25%, respecto del total actual, y el señor  Sam Altman, socio fundador de OpenAI, que se ha inclinado por proyectos de soporte basados en energía nuclear).

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