El pasado enero la Organización
Mundial de la Salud (OMS) afirmó que la contaminación mundial del aire es ahora
una amenaza general a la salud pública.
De hecho, el incremento en la temperatura del planeta está
dificultando la evacuación de contaminantes atmosféricos generados por
industrias y vehículos en ciudades como Londres, Los Ángeles, Ciudad de México,
Santiago de Chile o Medellín.
El contaminante en el aire de las
ciudades más letal es el material particulado con diámetro no superior a las
2,5 micras (PM2,5), tan pequeño que es capaz de ingresar a los pulmones causando
una gran cantidad de infecciones respiratorias crónicas, ataques al corazón,
accidentes cerebrovasculares y cáncer de pulmón.
La Organización Mundial de la
Salud estima que una exposición a un ambiente que supere las 25 micras por metro cubico de partículas
PM2,5 durante 24 horas, como altamente riesgoso para la salud. El pasado 27 de
marzo, las mediciones realizadas en la ciudad de Medellín mostraron que las
PM2,5 superaron en más de seis veces dicho
límite.
La ciudad de Bogotá presenta 27
micras por metro cubico de partículas PM2,5 como media al año, superando en
cerca de tres veces el límite máximo que
establece la Organización Mundial de la Salud, estimado en 10.
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