La noticia sobre recortes de
presupuestos en los países de Europa Occidental, EEUU o en general el G7, parecen como un
reporte más en los noticiarios, sin embargo, ello representa un giro si se
piensa en el pasado donde si bien se hablaba de la deuda de las metrópolis
occidentales, la tendencia era inclinarse por mirar para otro lado y emitir moneda,
dólares, yenes, euros.
Entre otros, estas montañas de
dinero impreso, para evitar procesos inflacionarios domésticos, terminaba
siendo "exportado" a los países del resto del mundo, donde se
producían las crisis económicas y se pagaban los platos rotos.
Era el denominado "mercado
secundario", nombre particular para tomar ese billonario dinero
excedentario y convertirlo en recursos de crédito a los países del mundo vía
banca privada occidental o el Fondo Monetario, lo que en la práctica constituye
el financiamiento imperial occidental por parte del resto de las naciones del
orbe, y lo que se da en llamar la era del financierismo colonial que progresó
desde la constitución de Bretton Woods en 1945.
Las gentes trabajan día a día
desde altas horas de la madrugada y se acuestan tarde, bien tarde, con magra
remuneración si se piensa en el carácter del trabajo informal universal, para
producir un superávit económico en los países que finalmente va contra el pago
de deuda, que en el fondo es producto de las emisiones de moneda en las
metrópolis occidentales.
Es decir, unos imprimen un papel
con diversas denominaciones de valor y otros lo cambian por los productos o
servicios que generan.
A los unos les vale cero, a los
otros el gasto de sus vidas.
Es lo que está cambiando
progresivamente en la medida en que cada vez más países prefieren comerciar en
monedas nacionales y otras al margen del dólar, como decir, y EEUU queda
notificado que hay que contener el uso del esténcil de la Reserva Federal.
Entre otros, ello impacta la
perspectiva de billones de dólares impresos en 80 años que tenían que
mantenerse en circulación y que ahora quedan atrapados como activos digitales o
en las bóvedas, "improductivos" en la banca occidental.
Trump ha mencionado que si el dólar
pierde su lugar como moneda de reserva será como perder una guerra mundial, en
referencia prácticamente a la tercera guerra, por su puesto, y es lo que
explica el cómo Occidente, los BRICS y las naciones que ya participan de la
tendencia a usar sus monedas en el comercio internacional están en colisión
irreconciliable, salvo que EEUU, Europa Occidental, en síntesis el G7 reconozcan
la realidad de disponer sus economías en un ranking q tiene q ver con la
producción real de bienes y servicios, mientras abandonan el colonialismo
financiero q está en sus confines.
No es pues q la bolsa de valores
donde está representada Wall Street es la más importante debido a su
apalancamiento o esas emisiones de dólares q por décadas se han producido, como
por la realidad de que las multinacionales occidentales son solo intermediarias
de la producción de Oriente y de la totalidad de países del mundo.
Este mismo fenómeno es el que
explica porque la deuda de EEUU, de Francia, Inglaterra, Alemania, Japón debe
ser refrenada, lo que tiene q ver con reducciones draconianas en el gasto social
interior, crisis del sector servicios, porque los países comercian directamente
sin intermediación, lo que como es de esperarse repercute en tensiones sociales
domésticas que ahora mismo pretenden ser contenidas, con el estímulo de
conflictos locales inter raciales, culturales, con migrantes, securitizaci9n,
es decir, una escena con la q se amase un consenso público con que conculcar
derechos civiles y la adopción de medidas coercitivas afines a la dictadura.
Sucede con la militarización de
las mayores urbes (con el ejército) como está sucediendo en Estados Unidos
donde ya se les denomina "ciudades santuario" para los migrantes.
Las élites de las metrópolis
occidentales han optado por ello por derogar los propios resquicios de la democracia.
En Francia, el consenso
bipartidista ha perdido el control del parlamento en las últimas elecciones y
se enfrenta a la balcanización de la política en los extremos de Le Pen y la
izquierda capitaneada entre otros por Melenchon, lo q debería conducir en sana
democracia al llamado a elecciones adelantadas, a lo q se resiste el
representante de las élites tradicionales, el presidente Macron quién sin representación
cierta de la sociedad toma decisiones tan sensibles como lanzar a Francia en la
guerra contra Rusia.
En Alemania, el actual canciller Merz
otro representante de élites del bipartidismo CDU-PSD, fue elegido por el
parlamento de la anterior legislatura a la actual, donde de por medio estaba
conociendo las encuestas q se transformaría, como realmente sucedió con el
ascenso de la AFD y donde a los alemanes
se les tiende una trampa porque dicho partido terminara reestructurando
formalmente el espectro político tradicional, pero manteniendo el status quo que
tiene que ver con guiarse por la visión dependiente de lo q diga Estados Unidos
en un acuerdo más o menos formal con el binomio CDU-PSD.
En Inglaterra, la proyección es q
se presente un fenómeno similar a la escena francesa y alemana descrita donde
el partido recién fundado por Corbyn y la extrema derecha de Farage q impulsara
el Brexit, harán el sanduche al bipartismo del partido conservador y laborista,
pero dónde el UKiP de Farage terminará en acuerdos con el sector bipartidista
en declive, asegurando decisiones sensibles como en todo el orden europeo,
respecto de la guerra con Rusia.
Sin duda, el quehacer en estás
tres metrópolis Alemania, Francia e Inglaterra, determinará el futuro de
Europa, incluso de la humanidad, en la medida en que escale una perspectiva
guerrerista que lance a la batalla a familias, en particular, sus jóvenes al
frente de guerra con Rusia, donde como se sabe, Moscú se consume ya el tercer
ejército de la Otan.
La estantería de la denominada "democracia liberal", desnudada como restricción a la misma, se sigue socavando en este proceso.
La Otan usó la economía Occidental en auge durante la bipolaridad y unipolaridad, en síntesis, mediante la Unión Europea, como fórmula de reclutamiento en la Otan de los países de Europa Oriental, algo que en medio de la deslocalización industrial europea inducida y canalizada por EEUU, acelerada desde 2022 en medio de la guerra en Ucrania, explica la crisis económica actual de la triada Inglaterra, Alemania y Francia y en consecuencia el final de facto de la organización Atlantista y de paso de la unión económica europea, por desafortunado que parezca.
Es el "todo se desvanece en el aire" que sustituye "el fin de la historia".