En 1991 en comunicación de Gorbachov
se formalizó el fin de la era bipolar con el derrumbe de la Unión Soviética y
en 2025, con otra comunicación, en este caso del presidente Trump a través de
la estrategia de seguridad nacional, de Estados Unidos, se formaliza el fin de la
era unipolar.
En el primer caso se da fin al
espectro del campo socialista en un grupo de países de Asia Central y Europa
Oriental y en el segundo el fin del espectro de la globalización, un derrumbe
que alcanza la totalidad de países del orbe.
La caída del campo socialista,
centrada en un modelo de capitalismo de estado como contraste al derrumbe del
capitalismo empresarial de Wall Street en la ya mencionada globalización.
Mientras el socialismo basado en
un capitalismo de estado fue la búsqueda para evitar las dolorosas
conflagraciones internacionales en Europa, entre tantas otras, la primera y segunda guerra, como contención al ímpetu
del capitalismo empresarial que requiere de constantes expansiones
geoeconómicas para mitigar la enfermedad del modelo, las crisis de las tasas de
ganancia y de sobreproducción, el caso de la globalización fue lo opuesto, la escena
de la liberalización de las fuerzas del capital empresarial que derivó en la
deslocalización industrial de EEUU a China y que hoy nos tiene adportas de otra guerra mundial a gran escala.
La URSS se derrumbó ante décadas
de espera del milagro de la revolución proletaria global, un determinismo
utópico del materialismo histórico, pero en el que se perdió de vista el
fenómeno del colonialismo financiero basado en la impresión indefinida de
dólares que impulsó nuevas revoluciones tecnológicas y que relativizo la
necesidad de la expansión industrial basada en el trabajo y los trabajadores,
con lo que se contuvo la escena calculada por tantos e innumerables teóricos
marxistas.
En el caso del capitalismo
empresarial la trampa que conduce al derrumbe de la globalización está en lo mencionado,
las obligadas expansiones geoeconómicas del capitalismo que condujo al traslado
de la industria estadounidense a China, un mercado de miles de millones de
personas por explotar y una población educada y con vastos servicios sociales
estatales con la que se produce a menor costo que en EEUU y en buena parte del
mundo.
Caída la unipolaridad lo que se
está cristalizando, ya por más de un par de décadas, es la multipolaridad
debido a los confines del colonialismo financiero basado en emisiones
irredentas de dólares, no representadas en producción industrial que ahora
concentra China.
Así las cosas, en términos
relativos las monedas nacionales de los países se aprecian recuperando poder
basado en producción de bienes y servicios y en sus mercados
domésticos y regionales. Esto salvo países y sus élites que permiten que el
trabajo de sus naciones siga siendo monetizado con exclusividad en dólares,
caso de Argentina o Ecuador. Ni siquiera en Perú sucede ello.
El contraste se presenta en
Brasil o Colombia, con resultados económicos importantes por lo mencionado.
Chile con el resultado electoral
del fin de semana y Bolivia, seguirán la ruta de Argentina.
Venezuela viene teniendo
resultados económicos aceptables conforme se relativiza el bloqueo comercial a
través de China, Rusia, Irán, los BRICS en general y Colombia.
De esta forma el despliegue
militar de EEUU en el Caribe como se sabe no está destinado solamente a
Venezuela, solo considerar el corolario Trump de la doctrina Monroe recién
retomada "públicamente" en la estrategia de seguridad nacional 2025
de EEUU y donde se define que Washington intentará pervivir al derrumbe de la
globalización tomando de diferentes formas, control sobre la totalidad del
continente americano.
El vacío de representación de las
emisiones de dólares (entre otros, en los dos más recientes años, EEUU ha
emitido el 30 por ciento de todas las emisiones de dólares en toda su historia),
buscará representación, no ya en la industria, que no tiene, como por los
territorios y riquezas de los países del hemisferio occidental.


