El fin político de la ideología en el poder, es
evitar mediante formas refinadas, que las sociedades se enfoquen en la
discusión sobre los elementos sensibles relativos al control sobre sus vidas.
Por siglos lo logró la religión.
Mientras el feudalismo predominó, es decir,
el control de la riqueza que estaba sujeta a la posesión de las tierras por
parte de la iglesia, monarcas o terratenientes, los siervos, que era la mayoría
de la sociedad, estaba sumergida en la oración y la presunción del castigo
divino, que entendía como lo cotidiano y su lugar en esa sociedad.
Fueron siglos. Un periodo, que sobrevino a la caída del Imperio Romano(500 DC), con los procesos de cristalización de las monarquías europeas, que derivó en incesantes guerras y que inició su pérdida de peso en la política, con la evolución de las ideas, el Humanismo, el Renacimiento, las revoluciones científicas sucesivas, hasta el presente, y que permitieron la sustitución del centro de poder de las sociedades, de quienes ostentaban el báculo religioso a los comerciantes, productores y hoy, especuladores financieros.
Pero ¿Qué es lo que ocupa, en la actualidad, la función que representaba la religión en el pasado?
Simple. La internet.
Una forma evidente de consumir el tiempo, que las sociedades deben destinar a considerar el móvil del poder sobre sus vidas, es la pantallita, el flujo incesante y continuado de información personal proveniente de redes sociales, o información promovida por los gestores de contenido, que en Occidente lo lleva a cabo Alphabet, o de otra forma, los sistemas asociados a Google.Inc.
Sin duda, paralelo al predominio de la religión en la historia universal, batallaban ideas de la ilustración o el racionalismo.
Sin embargo, ello no quitó predominio al “poder divino” por mucho tiempo.
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