2024/02/28

El auge y caída de los imperios, no solo tiene que ver con el auge y declive de las capacidades económicas y militares, si no, por supuesto, de la ideología política que las encarnan.

La religión, como forma de ideología, jugó un papel esencial en este sentido. En el caso de la expansión del imperio musulmán, en medio del declive del imperio Bizantino, inició su ampliación en el siglo VI después de cristo.

Tuvo epicentro en la Meca, Medina, en Arabia Saudita, creciendo de manera telúrica en la Península Arábiga, y de allí en diversos sentidos geográficos. 

Hacia el Oriente, tuvo ampliación progresiva a la actual Persia, Asia Central, el Cáucaso, la actual Pakistán, India e incluso el Sudeste Asiático.

En dirección al Occidente, se amplió a Egipto, el Norte de África, a la postre la África Subsahariana, y prolongó sus conquistas capturando la Península Ibérica, recorriendo regiones de la actual Francia, extendiéndose en dirección al Mar del Norte.

 De hecho, el islam terminó por copar el mismo epicentro del imperio Bizantino, la península de Anatolia, actual Turquía, ya tardíamente, en el siglo XV, y de allí tomo nuevo aire, superando el estrecho del Bósforo, para trasegar en Europa, a través de las actuales Bulgaria, Rumania y la anterior Yugoslavia.

De hecho, la cristiandad jugó un papel central en el periodo de vida del imperio Bizantino, que relevó el Imperio Romano con epicentro en la bota itálica, pero tuvo su quiebre ante el avance islámico del 600 después de cristo, explicando la cristiandad, que aún hoy persiste, en España, Portugal, y en general, de Europa Occidental, que entrega el mapa actual de las religiones en esta región, si se agregan las resultantes de las batallas entre los cristianos regidos por Roma y los protestantes, que adoptaron a Lutero en el siglo XVI.

No hay duda, de las batallas militares, que, a nombre de la religión, pero que amparaba visiones coloniales, impulsaron las guerras medievales en Europa, entre ellas, la guerra de los treinta años, o, nuestro caso, el de la Conquista de América.

 Ahora bien, los proyectos políticos seculares, como el sustentado por la URSS, el Socialismo, en el que se colocaba “la religión” del bienestar humano en el centro, ha tenido su propia crisis con la caída de la Cortina de Hierro, y vale la pena detenerse en la Rusia actual, que de nuevo adopta como idea fuerza, las bases de la iglesia ortodoxa.

Hoy la crisis de la religión católica, quizás la más importante en 2000 años, se presenta en medio del auge de nuevas formas religiosas, más conservadoras, que tienen epicentro en EEUU, también incluye el arco judío, de Israel, y que tienen cualquier cantidad de nombres y acepciones, pero en las que descansan proyectos políticos de la extrema derecha, como en el caso del promovido por el líder republicano Donald Trump, Bolsonaro, o Javier Milei.

 Realmente estridente la crisis de la religión del “sálvese el que pueda”, del narcisismo de las redes sociales, del capitalismo globalizado, que por lo que se prevé en Washington, toma nueva forma.

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