2025/05/13

 
En 1994 durante la primera Cumbre de las Américas se lanzó el Alca, el Tratado de Libre Comercio para las Américas, un lineamiento para 34 naciones que buscaba la eliminación de los aranceles de los países de la región.

La idea era intensificar la extracción de capital por parte de multinacionales y bancos occidentales del Continente Latinoaméricano, lo que tiene que ver con que los trabajadores, ya realizarían su actividad a campo traviesa, al sol y al agua, y que por su puesto, que siguieran comercializando y consumiendo productos de las multinacionales. 

A las élites domésticas les quedaba el agiotismo financiero asociado a la administración de los recursos del Estado, aunque claro, una tarta  a la que "la inversión extranjera" tomaría un nuevo pedazo.

Al Alca se le atravesaron los gobiernos de izquierda de la época: Argentina(Kirchner), Brasil(Lula), Uruguay(Mujica) y Venezuela(Chávez), y aunque la historia escrita dice que nunca se suscribió formalmente, lo cierto es que si se implementó: solo se necesita ver por la ventana.

Aunque hubo movilización social, lo cierto es que a pupitrazo en el Congreso de la República a través de leyes ordinarias se aprobó el Alca en Colombia. Por su puesto, el narco también celebró porque el ingreso de inversión extranjera al país se aperturó en profundidad, lo que incluía aquella proveniente de paraísos fiscales.

Era la gran alianza entre narcos, banqueros y élites, la misma que a la postre hundió el país en la república paramilitar, en el entendido que las instituciones democráticas fueron aún más formales, claro es que las mismas que los media tradicionales sustentaban como ejemplo Latinoaméricano.

Estados Unidos para la época del Alca pretendía huir de la crisis de tasa de ganancia y sobreproducción, una presión que no fue mitigada más que por la deslocalización industrial a China y la absorción de dicho mercado, caracterizado por una palanca demográfica excepcional, que ahora quedaría en el paraguas  del orden geoeconómico occidental.

Hoy estamos en los plenos efectos de estos eventos y los efectos de la subsecuente crisis sistémica del orden occidental.

Ahora es EEUU quien aboga y desea imponer aranceles a todo país existente en el orbe mientras China se la juega por la defensa del mundo ecosistémico actual, a lo que habrá que imponer un diálogo que permita, como lo enseña la misma experiencia China (keynesianismo y soberanía nacional), el desarrollo conjunto de los países a través de los intercambios económicos, políticos y culturales.

En 1991, las élites colombianas querían congraciarse con Estados Unidos debido a que lo consideran protector de sus intereses en Colombia, es decir, de su permanencia en el gobierno del país a través del bipartidismo y la denominada democracia liberal, y  en si mismo con el suministro de armas, "financiamiento" al ejército y acciones conjuntas en el territorio nacional.

El acuerdo de la Franja y la Ruta es el primer paso para revocar este acuerdo élites colombianas&Wall Street, consolidado como tantas otras cosas con el número mágico de los ochenta años.

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