2025/05/18


La hegemonía estadounidense ha podido sobreaguar los inherentes ciclos de tasa de ganancia y sobreproducción del último cuarto de siglo deslocalizando su sector fabril a China donde las multinacionales gringas producen a menor costo laboral y donde la fuerza de trabajo es calificada y abundante, un plus que solo ha sido posible por un implacable keynesianismo, una visión política adoptada por sucesivos gobiernos chinos y que tomó nuevo aire tras el ingreso del imperio del centro a la Organización Mundial del Comercio en 2001.

Entre otros China ingresó a la Organización Mundial del Comercio bajo auspicio del mismo Washington quien en 2001 modificaba el acuerdo que sobrevenía a los años ochentas con China donde los superávits comerciales de Beijing eran reinvertidos en deuda estadounidense (China ha llegado a ser el principal acreedor de deuda de Estados Unidos y hoy es el tercero en tal ítem). En adelante los superávits comerciales de China podrían ser invertidos a lo largo y ancho del mundo en adquisición de empresas e inversión en infraestructuras y explica la actual proyección internacional del gigante asiático a lo largo y ancho del planeta.

Era la denominada ChiMerica, que es lo que en la actual coyuntura puede afirmarse que ha culminado.

En este proceso China ha absorbido el espectro logístico internacional y productivo global (que le ha concedido supremacía tecnológica) mientras Estados Unidos se quedó, pero con la fábrica de billetes.

Wall Street ahora quiere forzar a través de la guerra arancelaria global el retorno del sector fabril perdido, pero lo que requerirá de décadas de políticas consistentes con ello un túnel que de hecho está lleno de incertidumbres, sobre todo porque los magnates estadounidenses se han acostumbrado por décadas a ser los más ricos del orbe sin tener que arar la tierra y a expensas de expropiar cada vez con mayor intensidad el fruto de los trabajadores a escala global, que ahora se denominan trabajadores informales o autónomos. Se dice que no tienen patrón, pero trabajan con jornadas excepcionales nunca vistas en la historia de la producción, lo que incluye la esclavitud y desdice de la posibilidad de que se pueda hablar de democracia o bienestar de las sociedades.

Estados Unidos ha protegido las élites políticas país a país mientras desarrolla sus políticas de penetración y expansión primero comercial y luego financiera en el mundo, pero un acuerdo que se ha vuelto papel mojado: Washington lucha por su supervivencia, lo que tienen que ver con que debe contener gastos, impresión de moneda, la misma que lubricaba la hegemonía, es decir el poder blando como del garrote con lo que daba garantía a los acuerdos fácticos con las élites domesticas país a país.

Las élites domésticas de los países están tan aturdidas con lo que sucede como aquellos de la Calle del Comercio afines al partido demócrata que desean, aunque sea inviable, que el mundo siga recibiendo dinero impreso a torrentes como en el pasado, obviando la saturación del billete verde en los mercados internacionales, la inflación concomitante y la realidad de la emergencia del comercio en moneda local (incluso en dólares ya no controlados en sus fines políticos por el tesoro estadounidense) obviando el Swift.

El más reciente cuarto de siglo se ha caracterizado por la intermediación de las multinacionales estadounidenses de las mercaderías producidas en Oriente a las que aplican excepcionales incrementos que concilien la demanda de las inflamadas bolsas de valores occidentales y explica el importante diferencial que tienen ahora los productos comercializados directamente desde China en acuerdos bilaterales, respecto del comercio intermediado por Wall Street.

Desconocer los fenómenos macro es lo que hace parecer a Trump o Musk (el mayor rico que ha producido la humanidad en su historia, que representa magnates de todo pelambre de Wall Street), como lunáticos. O que resulte igual de incomprensible para los académicos ideologizados en las grandes universidades occidentales y privadas domésticas el que Wall Street desee a como de lugar un acuerdo con Rusia en la idea de socavar en el largo plazo la alianza sinorusa que los tiene bajo el agua.