El día ayer Donald Trump ha retornado a la
perspectiva demócrata y de las últimas dos décadas de los Estados Unidos, cuando
de contención y a la postre de amenaza abierta de sanciones a Rusia se trata.
Es el tirar y aflojar la cometa, con el fin de intentar redirigir la escena del acuerdo sinoruso, en particular, tentar a Rusia de abandonar dicho acuerdo, el que ya se extiende a los BRICS + y otros tantos países que deciden optar por vincularse a la idea de tranzar sus bienes y servicios al margen de la exclusividad del dólar.
En el soltar el carrete del hilo de la cometa, Estados Unidos votó con Rusia y China el pasado 24 de febrero una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU donde el mismo Washington propuso una modificación en la que se eliminó la condena del país eslavo y que lo definía como único responsable de la guerra, un giro de 180 grados si se piensa en la ruptura de los lazos comerciales, diplomáticos, políticos ya en la escena confrontacional Occidente Rusia, donde Europa Occidental y Estados Unidos soportan financiera y militarmente a Ucrania desde desatadas las hostilidades en febrero de 2022 y a lo que se suman una cascada de decisiones políticas lo que convirtió a Moscú en el país más sancionado del mundo. Occidente quiso aislar a Rusia comercial y financieramente a escala global en el intento de provocar una desaceleración doméstica de su economía y provocar una implosión social interior al expulsar a Moscú del Swift, el verdadero poder de Washington, pero a lo que sobrevino como respuesta el acuerdo sinoruso, para evitar que ello fuera posible, y que como se ha mencionado terminó por extenderse a los BRICS + y allende a los países de tal agrupación. Desde entonces, los sistemas misilisticos de carácter nuclear fueron activados tanto en Estados Unidos como en Rusia.
La resolución en mención también incluyó un llamado a la solución negociada de la guerra en Europa un salto igualmente excepcional, si se piensa en la doctrina pre Trump en la que Wall Street consideraba posible derrotar y hacer implosionar Rusia.
¿Pero, porqué Estados Unidos hace su primer recogida del carrete con la mención a “sanciones a gran escala” del día de ayer?
El pretexto es que Rusia está aprovechando las declaraciones de EEUU respecto del abandono del apoyo a Ucrania(pero que mismos funcionarios estadounidenses han salido a modular proponiendo que Ucrania está abastecido y que los contratos militares firmados siguen en vigor), y que por ello está avanzando en el teatro de la guerra, sin embargo, un elemento clave en todo esto es que Rusia no parece dejarse tentar por el escenario propuesto por Washington de la repartición internacional de esferas de influencia, donde Estados Unidos quedaría con América, Rusia con Europa Oriental, China con Asia al margen de India, y las demás regiones serian compartidas como África, Oriente Medio o Europa Occidental.
En esto no puede obviarse que el programa de esferas de influencia impactaría de manera severa la actual situación de China puesto que en la actualidad y desde hace más de dos décadas, con el permiso de Washington del ingreso de Beijing a la Organización Mundial del Comercio, y con lo que la Unión Americana quería replantear el acuerdo China-Estados Unidos, respecto de la inversión del superávit comercial de China en deuda estadounidense, que se volvía impagable, el imperio del centro terminó por proyectarse al mundo basado en su desarrollo industrial y tecnológico.
Con esferas de influencia China vería caer de manera considerable su crecimiento económico y, aunque diferente a la guerra propiamente militar con Rusia, llevaría igualmente al descarrilamiento de la economía del gigante asiático y a una implosión social y política.
…tiene que ver con la reciente declaración de China de la semana que pasa, al respecto de que “está preparada para cualquier tipo de guerra” con Estados Unidos y a lo el Secretario de Defensa de la Unión Americana, que fuera presentador de Fox News, Pete Hegseth, ripostó con lo mismo.
Así que la escena en la que Estados Unidos reconoce que se quedó con la impresora de billetes y sin la producción industrial y desarrollo tecnológico, pese a su poder militar, le lleve a adoptar un lugar más en el concierto de potencias mientras se reposiciona en el futuro, sigue descartado.
Por su parte, la Unión Europea ha pasado de la perplejidad e incomprensión del giro político de Wall Street respecto de Rusia tras la llegada de Donald Trump a la presidencia, a apearse del vagón como en el pasado. Inglaterra como Francia han anunciado la voluntad de desplegar “fuerzas del paz” en Ucrania y apoyar un acuerdo negociado a la guerra en Europa, aunque aseverando que Ucrania debe tener garantías, es decir, que Europa Occidental como también lo ha exhibido Washington, quieren quedarse con la parte aún no controlada militarmente en Ucrania por parte de Rusia.
La comprensión de la Unión Europea de la doctrina Wall Street sobre Rusia y reflejada por el actuar de Trump, también tiene que ver con el lanzamiento del rearme de los países del Viejo Continente algo no visto desde la Segunda Guerra Mundial, y que busca cimentar el poder de fuego de la Otan con que enfrentar la escena multipolar. En reunión de los 27 países europeos hace un día se estableció un incremento del presupuesto militar de la Unión Europea de 800 mil millones de euros en los próximos años y el permiso para el endeudamiento del bloque de 150 mil millones de dólares.
Como decir, las rotativas para la impresión de
euros de Bruselas ceden a la demanda de Washington y las tensiones económicas y
políticas domésticas derivadas de la ruptura del comercio de materias primas
con Rusia desde 2022, con incrementos excepcionales de los precios de la energía(y
que tienen a Alemania, el motor de Europa en la recesión), se agudizará ahora
con las presiones inflacionarias.
Washington y la UE siguen en la idea de lanzarse tomados de la mano por la misma borda.
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