2025/02/09

Para gusto de los demócratas, Donald Trump ha reiniciado el envío de armas a Ucrania y ha recibido a manteles al primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu en la Casa Blanca, la mejor forma de desairar la orden de detención internacional proferida por el Tribunal Penal Internacional, del que hacen parte 125 de 193 estados que integran la Organización de Naciones Unidas, así sea que Estados Unidos no sea país signatario del tratado fundante de dicha entidad internacional.

Es decir, el ruido de los medios de comunicación tradicional a escala global o las referencias constantes de los diplomáticos de Washington sobre que Estados Unidos es la democracia ejemplar y que ello le da la prerrogativa para arbitrar las relaciones internacionales, recuerdan uno más de tantos cuestionamientos para que ello sea cierto.

Ahora bien, en esto no hay que eludir las restricciones a la democracia que persisten en el mundo, debido a que la denominada “comunidad internacional” en referencia a la ONU está ciertamente determinada en sus decisiones por el Consejo de Seguridad, y para ser más estrictos por 5 grandes potencias militares(Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia y Rusia) definidas como las vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, entre otros, a su vez, potencias nucleares, quienes tienen poder de veto a las decisiones de la Asamblea General de la ONU que como ya se ha mencionado está conformada por 193 estados.

Como decir, que hay democracia en función del poder militar, es la realidad de todos los tiempos, pero un factor que se explica por la preeminencia de economías capitalistas, que demandan expansiones geoeconómicas continuadas pero lo que frente a la realidad del cenit de los recursos naturales a escala global, es decir, el reconocimiento de los límites planetarios, lo que se extiende a la capacidad del globo para asimilar la contaminación antropogénica en diversas materias entre ellas de la atmósfera, que deriva en cambio del clima y destrucción de economías en el mundo, debería ser la consideración para plantear referentes económicos que contengan el capitalismo empresarial y permita la protección de la casa de casas, el planeta tierra.

En algotra columna se sustentaba porque el Tribunal Penal Internacional ha sido una entidad de carácter político determinada en esencia por Estados Unidos, algo que se profundizó en la era unipolar, una contaminación a su acción judicial como Corte para todo ciudadano en el mundo ligado a violaciones a los derechos humanos al nivel del genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crímenes de agresión, y que particularmente por el tipo de procesados evidentemente se enfocaba al encauzamiento de crímenes sucedidos “solo en África”.

El parte olas se presenta desde la guerra en Ucrania, donde el Tribunal libra orden de detención contra el presidente de Rusia Vladimir Putin, pero para “no llegar quedando” o en evidencia de su parcialidad, a la postre libró la orden de detención contra Benjamín Netanyahu y se ha reconocido que existen folios de investigación sobre individuos de nacionalidad estadounidense.

Hasta el procesamiento de Putin (Rusia no hace parte de la jurisdicción del TPI pero que se vincula por hechos con carácter internacional o llevados a cabo en un tercer país al margen de Rusia), todo iba bien, pero colocar las manos sobre Israel y potencialmente sobre Estados Unidos, estos dos últimos que tampoco son signatarios del Tribunal pero que la Corte entra a procesar sus nacionales por similar motivación a la usada para procesar a Putin ha llenado la copa de Washington.

Trump ha hecho pasear a Netanyahu por “los resort” de Estados Unidos mientras no solo no es capturado, si no protegido por el FBI y la CIA.

La cereza del pastel es, en presencia de Netanyahu, Trump ha firmado una orden ejecutiva en donde se menciona que EEUU impondrá “consecuencias tangibles y significativas” a los responsables de las “transgresiones” de la CPI, en acciones que puede incluir el bloqueo de propiedades y activos, y no permitir la entrada a territorio estadounidense de funcionarios de la corte, así como empleados y familiares, retando la declaración de 79 países entre los que se incluyen Canadá, Alemania y Francia, respecto de que la persecución a los magistrados de la Corte socava el derecho internacional.

Cabe recordar que Biden había dicho en su momento “que las órdenes de arresto contra Netanyahu eran una abominación”. Por su parte, el asesor de seguridad nacional de Trump Mike Waltz, ha acusado a la corte de tener un sesgo antisemita.

Por su parte, las nuevas decisiones de la CPI pone en evidencia la larga mano de Washington respecto de los países que han hecho pública la decisión de detener a Netanyahu si pisa su jurisdicción, entre ellos Colombia, haciéndose expresa una ley del año 2002 que autoriza al Pentágono “a liberar” a cualquier estadounidense o aliado de Estados Unidos que haya sido detenido por la Corte.  

Se entiende porque Estados Unidos ha dado el paso de limitar las extradiciones de ciudadanos de terceros países a su territorio porque su meta ahora es concentrarse en evitar que sus ciudadanos, entre los que se pueden incluir altos dignatarios, presidentes, congresistas o funcionarios puedan ser encauzados por la Corte Penal Internacional  en su versión multipolar.

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