El rifirrafe de ayer entre los presidentes Trump
y Petro resulta ser una pintura para la política colombiana y contrasta con décadas
de sumisión que caracterizaba la denominada “diplomacia” ejercida por el frentenacionalismo,
lo que en el fondo consistía en ceder a los propósitos de Washington, concertar
posiciones y beneficios de la élite y dejar en el aire, más bien exponer al
expolio el resto de la sociedad colombiana, entre otros, modelo con el que se
implementó el neoliberalismo; se crearon empresas comerciales para las élites nacionales
pero se lanzó a los trabajadores del país a la informalidad universal laboral.
El golpeteo continuado del teclado en la interface de X, evidenció no solo que Estados Unidos esta sumergida en su propia ruptura intraélites, donde Trump deja atrás los resortes e intereses del bipartidismo estadounidense(patiando la mesa de las relaciones que traía el expresidente Biden), si no que el gobierno colombiano es diferente, donde ya no se trata de “tranzar” como en el pasado intereses económicos de las élites locales para que accedieran simplemente a cualquier cosa, en este caso que los nacionales deportados de Estados Unidos fueran tratados como delincuentes y transportados “encadenados”.
Trump ha entendido que su estrategia defensiva para proteger la renqueante hegemonía estadounidense basada en su palabra favorita “arancel”, tiene sus propios límites y no es una realidad nueva debido a la batalla de sanciones comerciales que Estados Unidos ha declarado a China con resultado adversos iniciada precisamente por Trump en 2018(aranceles por 50 mil millones de dólares so pretexto de "prácticas desleales de comercio") es decir, la dinámica económica y el desarrollo productivo y tecnológico de Beijing contrario a contenerse ha mantenido su curso.
Por demás, elevar los aranceles no significa más que incrementar los precios de los productos importados a los consumidores locales de Estados Unidos, lo que significa por su parte, acentuar el problema de la inflación uno de los principales dolores de cabeza de la Reserva Federal y que impone un trinquete a las emisiones de antaño del billete verde.
El choque político de ayer demostró a Europa Occidental, Canadá o Mexico que defenderse simétricamente si se piensa en el arma de los aranceles tiene sentido (El presidente Petro respondió al 50% de aranceles de Trump con su equivalencia). De hecho, esta región, es decir, Europa Occidental y los países, Canadá o Mexico, ya han hecho expreso el que, si Estados Unidos impone aranceles, ellos harán lo propio.
Ahora bien, la pólvora aún se siente en el aire y no hay duda que los actores económicos y políticos tomarán nota de lo sucedido buscando diversificar su comercio.
Muchas cosas pueden suceder.
Europa Occidental debe considerar si continúa sometida al proceso desindustrializador acelerado desde 2022 con la guerra en Ucrania y si sigue la guía de Washington, ya ahora con la amenaza de aranceles o el “demandado” incremento de los aportes elevados al 5% del PIB a la Otan, o si por el contrario define una política autónoma con China y con la propia Rusia.
Contrario a lo que plantean las élites tradicionales en Colombia(con un buen eco en sus propios medios locales) que señalan con dedo acusador al presidente Petro en las tensiones de ayer, lo cierto es que quien convirtió en criminales a los emigrantes en Estados Unidos fue Trump.
Sucede lo mismo con obtener un superávit comercial con la Unión
Americana, que se asimila prácticamente a otro crimen: Trump lo define como que
Estados Unidos financia a quien lo posea, algo realmente excepcional con unas
reglas comerciales que ellos mismos impusieron.
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