2024/12/14

Desde las batallas entre Roma y Cartago en la antigüedad, era claro que el determinante del auge económico incluso imperial no era el esclavismo, que, aunque existía, era evidente el papel que jugaba la producción manufacturera, el desarrollo técnico que impulsaba, la proyección comercial que infería, que en conjunto con el imán de gobiernos más o menos democráticos configuraban el dúo de la maquina política que daba promovía estas dos grandes metrópolis que se disputaban el mundo cifrado con eje en el Mar Mediterráneo.

La batalla entre estas dos potencias se resolvió en la Tercera Guerra Púnica (púnico es fenicio en romano) con el asedio romano de Cartago en el 146 antes de la nueva era, que duró dos años y donde los habitantes intentaron su propio Stalingrado con 300 mil habitantes asediados por el cónsul Escipión Emiliano, pero que por no tener una cabeza de puente con el exterior de la ciudad que garantizara suministros resultó en un completo desastre. 50 mil sobrevivientes fueron vendidos como esclavos y la ciudad fue reducida al punto que quedó como zona agrícola y repartida entre cartagineses que cooperaron con los romanos y a colonos de la misma península itálica.

-Los fenicios han legado a la humanidad el alfabeto protooccidental “más antiguo del mundo”, una fusión de diversos tipos de formas de comunicación escrita en el mundo de la época, lo que permitió consolidar sus relaciones comerciales a lo largo y en los costados Norte-Sur del Mediterráneo, y el desarrollo del idioma árabe, griego y latino, la revolución de las tecnologías de la información  y la comunicación (TICS) en las civilizaciones antiguas. Los fenicios también soportaron su civilización en la revolución del bronce, es decir, la aleación de cobre y estaño, un metal dúctil pero a la vez más fuerte que el cobre, una evolución que complementó el uso de materiales basados en el pulido de piedra, madera o huesos de animales-

El castigo romano se presenta luego de la segunda guerra púnica donde el cartaginés Anibal Barca representando las repúblicas de Macedonia, Siracusa, el imperio Selúcida y el propio Cartago, respondía al hálito colonial romano en el Mediterráneo dando como respuesta el avance sobre la península ibérica, superando los Pirineos y los Alpes en su intento de derrotar a Roma en su propio territorio y por la retaguardia si se piensa en el frontal del Mediterráneo. Aníbal, comparado a Simón Bolivar, Alejandro Magno, Julio Cesar o Napoleón en su capacidad militar, mantuvo un asedio parcial a Roma (la causa final de su derrota táctica, debido a las conexiones marítimas que mantuvo vivas la potencia itálica), en más de una década y que tuvo como pivote las regiones productivas agrícolas que sustentaban los latinos. La rotura del asedio consistió en el ataque directo por parte de Roma de la misma Cartago en la actual costa de Túnez en África y en la orilla sur del Mediterráneo.

La clave del poder de la manufactura y el círculo económico social y virtuoso que proyecta, es un referente importante para comprender el ascenso meteórico de Estados Unidos como superpotencia y que tuvo su disparo iniciático en medio de la guerra de Secesión.

 Una economía fuerte para los Estado Unidos de la segunda mitad del siglo XIX, implicaba convertir 4 millones de esclavos en consumidores, lo que incluye abrogarles derechos laborales, explica la decisión de los unionistas, los estados del Norte,  durante la guerra de Secesión(1861-65) encabezados por el “republicano” Abraham Lincoln de eliminar la esclavitud, lo que se resolvió en tres confrontaciones contra 11 estados Confederados del Sur, la última la batalla de Appomattox y en las que se acumularon entre 620 mil a 750 mil muertos.

Esto para relativizar el determinante ideológico originado en la Declaración de los derechos del Hombre de 1789, en medio de la Revolución Francesa. Es decir, para los Unionistas representados por Lincoln, era evidente que para consolidar la independencia de Gran Bretaña y lograr el desarrollo de Estados Unidos había que abandonar la esclavitud. Claro, es que no hay que obviar, el papel que en las nuevas condiciones tuvo el desarrollo industrial agrícola en Norte América(y que en razón a la escasez de agua dulce entra en crisis en la actualidad).

Como decir, que es más eficiente la locomotora que ya operaba en las primeras regiones estadounidenses respecto de las diligencias tiradas por caballos, o de otra forma, los barcos a vapor que navegaban por entonces por el río Misisipi. Y era solo la revolución que en este tiempo se soportaba en el carbón, faltaría la que sobreviene al uso del petróleo con el motor de combustión construido por Nikolaus Otto en 1886 en Alemania.

Todo esto para dar relevancia a conceptos clásicos en los que descansa el desarrollo económico de las naciones, que tiene que ver con una revolución de la producción, un mercado interior fuerte con ampliación de derechos sociales que empujen una dinámica económica sustentable, lo que, en los veintes del siglo en curso, en medio del cenit de los recursos y el cambio climático, la caída de la hegemonía estadounidense, deberá ajustarse a estos requerimientos.