2024/08/29

En la Francia de Vichy en medio de la ocupación militar de la Alemania del Tercer Reich, y en convergencia con sectores de la élite gala que reconocieron la derrota ante Wehrmacht, se generalizó una estrategia de espionaje a los ciudadanos basada en la violación de la privacidad de las comunicaciones escritas y de los apenas evolucionados sistemas de telefonía.
Si esto era con el espionaje de cartas o teléfonos rústicos a mediados del pasado siglo, cobra imaginar ahora lo que sucede en la era de la internet.


La policía del pensamiento a pleno furor.

Los algoritmos a babor o estribor de un gobierno, una vuelta a la tuerca a lo sucedido en las revoluciones naranja de las dos primeras décadas de este siglo en el auge de las redes, por momentos descontroladas para los intereses de Occidente, y que ahora adopta la forma de una "máquina del estupor" que se reconfigura en la dirección de las ecuaciones que estimulan lo más publicado y reproducido pero en el orden de la lapidación mediática y las noticias falsas, el fomento del "mundo feliz" de la publicación de la "fotografía sonrisa", la exhibición de una vida platónica y la concienciación de relaciones sociales irreales.

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