2024/06/15

La crisis del capitalismo moderno pasa por como hace crisis el mantra de que los grandes empresarios bien pueden representar el interés general de las sociedades y por el contrario como su gestión totalizante del Estado ha derivado en la implosión de la democracia.

En general, esta bien que, en una economía capitalista, como la que se presenta en cada país que existe en el mundo actualmente, tiene como divisa acrecentar la acumulación de riqueza, pero lo que no puede obviarse es que ello a su vez, tiene implicación en la pobreza y marginación de amplios sectores sociales del otro extremo de la ecuación económica.

De hecho, la desigualdad social o la concentración de la riqueza, parece ser un tema que no es el referencial si se piensa en el desarrollo económico de un país, como si lo es el crecimiento económico del producto interior bruto.

Ahora bien, en estos tiempos esta reemergiendo en los discursos de la derecha, eso de que “comunismo” es hablar de la necesidad de que desde el Estado se tomen medidas que salgan al paso a la desigualdad social y se promuevan políticas redistributivas en los recursos aportados por todos los ciudadanos al erario público.

Esta perspectiva política pasa por sustentar de diversas formas el que es el empresarismo quién genera riqueza de manera exclusiva, degradando y ocultando el que los ciudadanos en general, con su trabajo informal o no, son esenciales en la labor del desarrollo económico nacional. Es decir, es un ecosistema con empresarios y con trabajadores, lo uno depende lo otro.

Por demás, una alta concentración de la riqueza conduce a una economía monopolizada que inhibe los flujos de recursos que faciliten la oxigenación y recreación del sector productivo.

 Como se diría millones de cerebros activos tienen más posibilidad de fomentar la iniciativa productiva y económica que tan solo algunos pocos, y esto tiene que ver con facilitar el acceso a factores de producción como la tierra, créditos baratos y profesionalización del capital humano.

Invertir en la sociedad y sustentar sus derechos, no puede ser sinónimo pues de regresividad o que un país se va a “convertir en Venezuela”. Dicho de paso, este país llegó a la crisis debido a que una coalición internacional le cortó sus conexiones económicas con el mundo, algo que se sabe trae como consecuencia una contracción económica excepcional:  Venezuela, el mayor país en reservas mundiales de crudo no pudo colocar en el comercio internacional su petróleo, ni otras materias esenciales que demanda la economía mundial.

Así las cosas, no es lo uno ni lo otro, si se piensa en el criterio del crecimiento del PIB como las medidas distributivas en la economía, si no más bien ambas y eso se logra precisamente integrando a la economía más actores, más personas, más profesionales que se desempeñen en la actividad en la que estudiaron(ampliar en número, porque de hecho tienen baja densidad en el país respecto de otros  países en terreno del desarrollo económico), más agregación económica a las materias primas del país; hoy con las tendencias verdes, más empresas que hagan economía circular y de bajas emisiones.

Más eficiencia energética en las grandes ciudades con modelos planeados de desarrollo y no sujetos a la aleatoriedad y gestión de círculos estrechos, relacionado con sectores empresariales que solo buscan una alta acumulación económica, y que obvian problemas sistémicos ambientales, el calentamiento global o la protección de recursos de soporte de agua dulce, captura de CO2 y paisajismo verde.

Las cifras dicen otro tanto. En el más reciente reporte de ourworldindata sobre el coeficiente de Gini, Estados Unidos, que sigue siendo la mayor economía capitalista del mundo, tiene un Gini de 0,4 y la escoltan a lado y lado, Jamaica con 0,4 y del lado inferior Surinam con 0,39. En Europa Reino Unido, Alemania y Francia tienen 0,32.

Por su puesto, Colombia aparece como el país más desigual del mundo con un Gini de 0,55.

 ref