La crisis del capitalismo moderno pasa por como
hace crisis el mantra de que los grandes empresarios bien pueden representar el
interés general de las sociedades y por el contrario como su gestión totalizante
del Estado ha derivado en la implosión de la democracia.
En general, esta bien que, en una economía
capitalista, como la que se presenta en cada país que existe en el mundo
actualmente, tiene como divisa acrecentar la acumulación de riqueza, pero lo
que no puede obviarse es que ello a su vez, tiene implicación en la pobreza y
marginación de amplios sectores sociales del otro extremo de la ecuación
económica.
De hecho, la desigualdad social o la
concentración de la riqueza, parece ser un tema que no es el referencial si se
piensa en el desarrollo económico de un país, como si lo es el crecimiento
económico del producto interior bruto.
Ahora bien, en estos tiempos esta reemergiendo
en los discursos de la derecha, eso de que “comunismo” es hablar de la
necesidad de que desde el Estado se tomen medidas que salgan al paso a la
desigualdad social y se promuevan políticas redistributivas en los recursos aportados
por todos los ciudadanos al erario público.
Esta perspectiva política pasa por sustentar de diversas formas el que es el empresarismo quién genera riqueza de manera exclusiva, degradando y ocultando el que los ciudadanos en general, con su trabajo informal o no, son esenciales en la labor del desarrollo económico nacional. Es decir, es un ecosistema con empresarios y con trabajadores, lo uno depende lo otro.
Por demás, una alta concentración de la riqueza conduce a una economía monopolizada que inhibe los flujos de recursos que faciliten la oxigenación y recreación del sector productivo.
Como se diría millones de
cerebros activos tienen más posibilidad de fomentar la iniciativa productiva y
económica que tan solo algunos pocos, y esto tiene que ver con facilitar el
acceso a factores de producción como la tierra, créditos baratos y profesionalización
del capital humano.
Invertir en la sociedad y sustentar sus
derechos, no puede ser sinónimo pues de regresividad o que un país se va a “convertir
en Venezuela”. Dicho de paso, este país llegó a la crisis debido a que una coalición internacional
le cortó sus conexiones económicas con el mundo, algo que se sabe trae como
consecuencia una contracción económica excepcional: Venezuela, el mayor país en reservas
mundiales de crudo no pudo colocar en el comercio internacional su petróleo, ni
otras materias esenciales que demanda la economía mundial.
Así las cosas, no es lo uno ni lo otro, si se piensa
en el criterio del crecimiento del PIB como las medidas distributivas en la
economía, si no más bien ambas y eso se logra precisamente integrando a la economía
más actores, más personas, más profesionales que se desempeñen en la actividad
en la que estudiaron(ampliar en número, porque de hecho tienen baja densidad en el país respecto de otros países en terreno del desarrollo económico), más agregación económica a las materias primas del país;
hoy con las tendencias verdes, más empresas que hagan economía circular y de
bajas emisiones.
Más eficiencia energética en las grandes
ciudades con modelos planeados de desarrollo y no sujetos a la aleatoriedad y
gestión de círculos estrechos, relacionado con sectores empresariales que
solo buscan una alta acumulación económica, y que obvian problemas sistémicos
ambientales, el calentamiento global o la protección de recursos de soporte de
agua dulce, captura de CO2 y paisajismo verde.
Las cifras dicen otro tanto. En el más reciente
reporte de ourworldindata sobre el coeficiente de Gini, Estados Unidos, que
sigue siendo la mayor economía capitalista del mundo, tiene un Gini de 0,4 y la
escoltan a lado y lado, Jamaica con 0,4 y del lado inferior Surinam con
0,39. En Europa Reino Unido, Alemania y Francia tienen 0,32.
Por su puesto, Colombia aparece como el país
más desigual del mundo con un Gini de 0,55.