2024/04/29

Los giros que da la vida.

 En los años ochentas del pasado siglo el catecismo neoliberal gritaba a los cuatro vientos, que había que liberalizar los mercados y que ello traería productos más baratos del extranjero, con los que se beneficiarían los consumidores en los países.

La protección de los Estados a las empresas nacionales o monopolios públicos de bienes y servicios, mediante aranceles, era considerado una entelequia por los docentes de universidades y ex-pertos en economía, entrevistados en los medios sin descanso.

 La peor afrenta y casi que una declaración de guerra, era no privatizar las empresas estatales o disponer impuestos a las importaciones. Se planteaba que la falta de competencia de las empresas locales, públicas o privadas, con otras de carácter internacional, había producido su rezago tecnológico y altos costos de producción que impactaban finalmente a los consumidores.

 Si un país se resistía, en la práctica usaban el poder blando del bloqueo al comercio con Occidente y hacer imposible un crédito través de una entidad multilateral o el mismo FMI.

  La adhesión de las élites nacionales al proyecto neoliberal globalizador, fue repartir con ellos, los recursos del Estado, así pasaban a pupitrazo los acu-erdos comerciales y tratados de libre comercio, por los parlamentos e inició la campaña de desprestigio y persecución política a sindicatos y movimientos que se oponían a las privatizaciones.

 Incluyó, como se sabe, el asesinato. No olvidar que la implementación del neoliberalismo en Colombia, en los años noventas del pasado siglo y a comienzos del presente, se cruzó con un importante auge del paramilitarismo en el país.

El resultado, es el que tenemos a los ojos: la práctica desaparición de la industria asociada a dar agregado a materias primas extraídas del subsuelo nacional y a productos agroalimentarios.

De hecho, la importación de alimentos, de todo tipo de bienes, y con la internet, de la incursión de la prestación de servicios desde el extranjero.

Sin embargo, ahora EEUU y Europa Occidental escriben los cables a sus centros de noticias globales, con eso de que China va a 'inundar' el mundo de mercancías, promoviendo la suba de aranceles y el bloqueo al comercio con Beijing, porque producen "más barato" y que lo hacen a través de dumping, como si eso estuviere demostrado, o que los occidentales no lo practicasen, obviando el  hecho de que las subvenciones de Estados Unidos y Europa Occidental sirvieron como palanca  esencial, para la imposición del neoliberalismo y a la postre la globalización al mundo.

China sin duda, ganó el pulso por la producción más eficiente y ahora tiene también la delantera tecnológica respecto de Washington o Europa.

Ahora, lo cierto es que caído este artificio ideológico con lo que hicieron su agosto por décadas los occidentales, e impusieron la universalizalización del trabajo informal, si se requiere de una política nacionalista en Colombia, que permita el desarrollo industrial del país, en la perspectiva de un intercambio comercial internacional, acorde con la coexistencia de la democracia local y la sustentación de los derechos ciudadanos.

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