2024/02/19


 

La hegemonía puede entenderse como una serie de prácticas de control imperial voluntariamente aceptadas por las demás potencias y países, y tiene que ver con etapas coloniales donde la metrópoli se impone no solo a través de la fuerza, si no, por sobre todo, por las derivas de lo que otorga a las regiones conquistadas, es decir, algún tipo de desarrollo o beneficio, como la construcción de infraestructuras, la integración cultural, avances técnicos, la dinamización de la economía y el comercio.

Ahora bien, este pilar de la gobernanza imperial traduce instrumentos esenciales de control, y en progresión de la era Bretton Woods de 1945 a 1980, la liberalización de 1980 a 2008 y finalmente el estancamiento de la globalización, 2008 a 2021, si adoptamos la discriminación realizada por Mr. Shekhar y otros,  en Geo-Economic Fragmentation and the Future of Multilateralism(2023). De hecho, un instrumento esencial de dominio lo representa el que se adopte como moneda del comercio internacional, por la totalidad de países del mundo, el uso del dólar, algo que se corona con la administración de los intercambios internacionales validados online por Washington, a través del Swift.

Como se menciona, no fue ni mucho menos corto, ni poco traumático, debido al interludio de las guerras, pensar en el periodo 1945 a 2021, que se estableció el dólar como referente del comercio global.

Por su parte, una palanca inestimable en el proceso de penetración del dólar como moneda de referencia internacional, lo representó la constitución del Fondo Monetario y el Banco Mundial, entidades que nacieron culminada la Segunda Guerra Mundial, y con el fin de conjurar los abismos propios a los que tendía a llegar el capitalismo, debido a fenómenos relacionados con la crisis de tasa de ganancia y de sobre producción, y finalmente el temor al precipicio de debacles financieras al tenor de la sucedida en 1930, que hizo pensar en la inviabilidad del capitalismo como base del desarrollo económico en Occidente, que derivó finalmente en la causa tanto de la primera como la segunda guerra mundial, es decir, de las inembargables extensiones geoeconómicas para su sustentación, y de otro lado, de la proyección del modelo socialista como alternativa, por ello mismo, que colocara en el centro los derechos ciudadanos, desplazando los intereses eminentemente corporativos.

Queda pues una discusión pendiente, sobre lo que fuera el capitalismo de Estado de la URSS, las causas de su disolución, algo que ya se ha avanzado en otras columnas, versus el capitalismo corporativo de Occidente.

Ahora, considerando la emergencia de la multipolaridad patente en los último años, uno de los errores fatídicos de Estados Unidos, que acelera la crisis de la hegemonía, y que pasa por alto la voluntariedad del uso de la moneda impresa por Washington por otras potencias, lo representa bloquear el acceso al Swift a países adversantes, puesto que ello ha animado el comercio en otras monedas al margen del dólar en el mundo, algo que en el caso del renminbi, no hace más que impulsar la progresión del poder de Beijing y de otras monedas de potencias intermedias.

La fractura de la hegemonía estadounidense, ha logrado fraguar el bloque BRICS 10, y estremece el futuro económico de Occidente, que tiene expresión realista en el curso del arco de la guerra y de las enriquecidas tensiones políticas, lo que aviva los temores a que una escalada culmine en una Tercera Guerra Mundial, aunque para algunos expertos, la pregunta, en el momento, no es cuando iniciará la Tercera Guerra, si no, hasta donde llegará,  partiendo de reconocer que ya está en marcha, y que no es la conflictividad armada la que determina la existencia de la misma, algo que apenas fluctúa en el tiempo, si no, por sobre todo, cuando a este teatro se superpone la realidad de una confrontación de bloques económicos, donde el encabezado por EEUU, no reconoce ni pacta con los demás en emergencia, una escena propia de las guerras totales,  evidente en la bruma del año 1914 y 1939.

Pocos proyectaron que la guerra sino japonesa de 1937, culminara en el ataque a Pearl Harbor en 1941, o que la expansión militar y geoeconómica de  la Alemania del Tercer Reich, sobre Polonia en 1939, terminara en una invasión de París, aunque las élites de las grandes potencias, tenían bien claro, lo que estaba por suceder.

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