2013/06/24

Regularmente cuando se piensa en los homicidios se concentra la mirada en los occisos como tal,  dejando de lado los efectos que las muertes generan en las familias y los seres queridos, quienes ven modificada radicalmente su historia futura.

Es el caso de los hogares que quedan expuestos a serios riesgos al afectarse económicamente sus finanzas, algo que repercute con mayor fuerza  en las familias en estado  de pobreza, exponiéndolos  potencialmente a la  perdida de cohesión y disolución de la unidad familiar.

De esta forma, la relativa estabilidad que representa la existencia de la familia se modifica por un ambiente de vulnerabilidad, detrimento de las relaciones afectivas y del acceso a bienes esenciales para las madres, niños, niñas, adolescentes y adultos mayores quienes finalmente son las víctimas silenciosas de esta expresión extrema de la violencia.

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