
Aunque el neo-nacionalismo adquiere
diversos matices, son visibles dos tendencias importantes. La primera de ellas focalizada en Occidente e impulsada por la crisis financiera en la Unión Americana del año 2007 y en la que resalta una reacción a la globalización
tal como está concebida, el neoproteccionismo, la oposición a la inmigración,
el euroescepticismo (en el viejo continente), y la afectación de las libertades
civiles y políticas en el contexto del auge del terrorismo.
Una segunda se vive en el Lejano Oriente, donde China se convierte en adalid de la globalización en transición o policéntrica en la que se incluye el multilateralismo.
Las versiones del
neo-nacionalismo explicitan el tránsito de una globalización arbitrada por el
comercio internacional en el contexto de la hegemonía estadounidense a una donde
los referentes políticos mundiales son difusos acorde con la emergencia de la
multipolaridad.