2025/01/07

La concepción sobre los reinos del “cielo” y de la tierra dividen las cosmovisiones que la humanidad adopta como referentes de su quehacer y del azar de la vida.

Los cristianos tienen como ícono a Jesús un semidios, hijo del todo poderoso que habita en los cielos, que murió, resucito de entre los muertos y ofrece la salvación, estar a la derecha del Padre y que promete a los creyentes volver de entre las tinieblas de la muerte. Por su puesto, Jesús “el cabecilla” de la rebelión al imperio Romano: murió y resucitó en el año cero de nuestra era.

Los musulmanes no creen en la resurrección de Jesús y lo consideran un profeta tal cual Mahoma, este último un príncipe que simplemente murió en el 632 después de nuestra era y que proclamaba la sumisión a Alá, “único Dios” existente. En la Meca se rinde tributo al lugar donde se encuentra sepultado Mahoma (millones de personas giran vestidos de blanco en torno al legado funerario) y lugar de peregrinación de los musulmanes. Los judíos, por su parte, concentran su esencia ideológica en Moisés, que también murió como cualquier mortal, en medio de la búsqueda de un lugar seguro y que diera garantías para el asentamiento y desarrollo a la comunidad de Israel, su liberación de la esclavitud puesto que estaban sometidos el Imperio Egipcio, la Tierra Prometida.

El hinduismo y a la postre el budismo, tiene como referente otro “mortal”, Siddartha Gautama, que murió en el 368 antes de nuestra era. El hinduismo contrasta con las demás religiones que tienen como fin el cielo o la Tierra Prometida, enfocándose en el cultivo del si mismo, del alma, la desaprensión de lo terrenal, lo que representa el Nirvana.  De hecho, Buda, siendo príncipe, renunció a la vida lujosa y se volvió ermitaño, mientras proclamaba sus ideales a la humanidad.

Es decir, a la búsqueda de la respuesta a la existencia humana sobreviene el mito, la cosmogonía, la filosofía, la creencia religiosa, de hecho, la cultura, el orden de las relaciones humanas, con la naturaleza, y por supuesto, que termina siendo usado como móvil político por parte de monarcas e imperios.

El marco de las expansiones imperiales en la historia de la humanidad tiene de común un círculo concéntrico con una creencia o religión y va de Roma con el politeísmo (con dioses y semidioses), el imperio musulmán con su Corán, Bizancio con el cristianismo y la Biblia, los judíos con la Torá y el budismo con el Canon Pali. En particular, el cristianismo apalancó la existencia del imperio romano de occidente que heredó buena parte de los territorios del imperio romano con sede la península itálica, es decir, Bizancio, mientras que el orden musulmán hizo lo propio con su expansión al oriente de la Meca hasta China y al occidente, en especial el Norte de África e incluso la península ibérica.

Los sistemas de creencias, reiterando, son tan antiguos como la propia humanidad. El budismo que sobreviene al origen Veda con origen en el 2000 antes de Cristo, la religión musulmana en el siglo VII después de Cristo con el Corán (que fue inspirado por el Arcángel San Gabriel a Mahoma). El judaísmo en el siglo V antes de Cristo (la Torá está compuesta por un número limitado de textos de la Biblia cristiana: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Aunque el origen Veda del Budismo le coloca como el sistema de creencias más antiguo del mundo, lo cierto es que, en general, es común encontrar relatos y referencias que guardan similitud en los diferentes libros sagrados. Y no es solo los textos, también tienen de común referentes de convivencia humana y finalmente constitución de cultura y filosofía de la vida.

Ahora bien, cualquier creencia, lo que significa que lo que se dice no se discute, puede finalmente ser utilizada con fines políticos, entre otros, por eso las grandes religiones adquieren “tendencias” radicales, lo que va del islamismo extremo a las iglesias cristianas pro washingtonianas tan comunes en América Latina.

Las cosmogonías, es decir, las respuestas a las preguntas que solo en la metafísica son posibles acompasan per se la humanidad como se ha reiterado. El marxismo intentó doblegarlas con lo de “la religión es el opio del pueblo” empero equivocó el uso que el zarismo hizo de las creencias religiosas con la preexistencia histórica de la misma. La conclusión es que la Rusia contemporánea está estrechamente relacionada con la iglesia ortodoxa cristiana y, de hecho, reclaman la doxa originada en el imperio bizantino, debido a la degradación del cristianismo asentado en Roma, sometido en su momento a los vaivenes de las creencias que sobrevenían a las invasiones bárbaras de la península itálica.  

Respecto de la iglesia de Roma del hoy, la presidida por primera vez por un Latinoamericano, el Papa Francisco, coloca sobre la mesa la disputa política sobre lo que sucede en Palestina, reclamando el fin de la guerra y del genocidio y que explica como medios y élites occidentales socavan de diferentes formas no solo su mandato, si no el precepto vaticano actual.

Por su parte, la religión es soporte de poder en los países del mundo musulmán, el Nacionalismo Cristiano (movimiento evangélico en general) en Estados Unidos con Trump; Nacionalismo Hindú en India con Narendra Modi. Los evangélicos también juegan un papel importante entorno a Bolsonaro en Brasil o Milei en Argentina, o lo que logra cosechar, de manera más clara, los partidos tradicionales en Colombia. Como se ha mencionado es la iglesia ortodoxa de Moscú el referente en Rusia, el judaísmo en el caso de los gobiernos de Israel.  El caso de China es bien particular, debido a que el sincretismo, es decir, la mezcla de creencias de diversas religiones juega un papel considerable (42% de la población), un vector que regula las demás religiones practicadas, entre las que se cuenta el budismo, taoísmo, islamismo o catolicismo.

Religión desde el punto de vista de que la creencia no se cuestiona, es una función política determinante a la hora de amasar disciplina política al margen de cualquier racionalidad, algo que caracteriza lo que se promueve en las redes sociales, una escena donde se fortalece la unidad en torno a quienes asimilan una creencia en particular, mientras se confunde a quienes no lo están.

Si en el culto religioso “los seguidores” responden al salmo(responsorio), en la religión actual, el de las redes sociales, sucede otro tanto con los likes o los me gusta, que en cualquier caso, buscan desatar y dar mantenimiento a un efecto manada, aunque lo cierto es que las redes aún en esta escena se convierten en contrapoder a los mass media tradicionales pero lo que cada vez enfrenta con mayor fuerza el poder del algoritmo y la guía de Wall Street sobre las feed, lo que se promueve o se mitiga políticamente hablando.

Por supuesto las culturas amerindias, que solo en Colombia tienen representación en decenas de idiomas, han sobrevivido al exterminio y sucesivos procesos de colonización que van de España a los Estados Unidos, poseen una visión cosmogónica relacionada con la extensión humana que se tiene con, y como parte, de la naturaleza. Sin duda, un referente que se extiende ya al nivel de imperios como los Aztecas(que llega hasta los Hopis en EEUU) e Incas, y a una miríada de culturas que ocupaban cada parte de las regiones interiores, zonas insulares y costas de América Latina.

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