El histórico superávit comercial de China respecto a Estados
Unidos, ha permitido a la nación oriental acumular un volumen tal de valores soportados
en dólares que permitió al Banco Central de China, avanzar en el comercio en yuanes
desde Hong Kong el año 2001, año en el que a su vez, se dio el ingreso del
Imperio del Centro a la Organización Mundial del Comercio.
Este primer paso apalancó la decisión China de anunciar la convertibilidad
de su divisa a nivel mundial desde el año 2004. Desde entonces 33 países del
mundo han firmado acuerdos de giro de flujos de divisas en yuanes con la
República Popular de China, entre los que se cuentan zonas económicas como la
Unión Europea y países como Canadá, Australia, Suiza, Brasil o Argentina,
mientras que 60 naciones a escala global han incluido en sus reservas de
divisas, el yuan.
Esta dinámica es la que explica la decisión del Fondo
Monetario Internacional, dada en el año 2016, de declarar
el yuan como moneda de reserva internacional.
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