
Este tipo de inversiones es dinamizado por corporaciones, fondos de inversión y por estados, sin embargo, muchos de estos acuerdos sobre tierras se están realizando en países que poseen porcentajes importantes de población con problemas de nutrición, capacidad adquisitiva y desempleo, lo que hace prever la agudización de esta situación en estas regiones.
Por ejemplo, en Etiopía se han cerrado acuerdos de tierras a favor de inversionistas extranjeros que llegan al 10% de su tierra cultivable y a la vez este país posee un 46% de población en situación de desnutrición.
Algo parecido sucede en Sudan, donde las inversiones extranjeras en tierras llega al 8% de la tierra cultivable mientras la población en estado de desnutrición de dicho país asciende al 26%.
Esta situación también ha generado sus propias reacciones, es así como en la república de Argentina la cámara de diputados el pasado diciembre, determinó mediante ley limitar las ventas de tierras en este país, las que no podrán superar el 15% del total del territorio nacional.
Esta situación también ha generado sus propias reacciones, es así como en la república de Argentina la cámara de diputados el pasado diciembre, determinó mediante ley limitar las ventas de tierras en este país, las que no podrán superar el 15% del total del territorio nacional.
En Colombia, esta nueva expedición por la conquista de la tierra se concentra en el proyecto Altillanura, una región localizada entre los departamentos orientales de Vichada, Meta y Casanare donde se prevé la comercialización de la “última frontera agrícola” del país y que posee unas 7 millones de hectáreas de tierra. Esta iniciativa estima la comercialización de tierra a extranjeros del orden de 150 mil hectáreas mientras los inversionistas colombianos prevén acuerdos hasta por 220 mil hectáreas de tierra.
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