Iván Saldarriaga
El 19 de noviembre se produjeron dos noticias que señalan claramente lo difícil que resulta administrar justicia en Colombia. La primera fue la liberación, por parte de Rusia, de Yair Klein el entrenador israelí que adiestró, en el magdalena medio, a los líderes paramilitares que se convirtieron en los asesinos más crueles de la historia reciente del país.
Klein, aducía que había llegado al país por invitación de líderes políticos y militares. Precisamente habría sido importante saber, a pesar de todos los años transcurridos desde entonces, quiénes invitaron y recibieron. Porque, que sepamos, escondieron la cara y continuaron disputando el poder después de la muerte y la detención de los principales líderes paramilitares.
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