2025/11/01


 Las medidas estadounidenses que buscan reindustrializar el país, explican la denominada guerra arancelaria global lanzada por Wall Street desde el “jardín de las rosas” el pasado 3 de abril, por parte del presidente Trump.

Es la forma de enfrentar la realidad de que el mercado de valores de la Calle del Comercio, el del "todo se desvanece en el aire" de nuestra era, está soportado en montañas de dólares excedentarios, irredentos en tanto, por su magnitud, no tienen donde ser invertidos en sectores productivos a nivel mundial. 

En la era de la hegemonía estadounidense la bolsa neoyorquina representaba cada cosa que se producía en el mundo, pero algo que se vuelve cada vez más en un espejismo en tanto emerge la multipolaridad, las naciones recuperan su soberanía, sus monedas adquieren un lugar económico, y ello representa de facto, una quita de poder a Wall Street.

En promedio el 10% de ingresos adicionales que logra Estados Unidos mediante la imposición de aranceles que han llegado a anunciarse hasta del 100 por cien en algunos países, como China, están obligando a muchas empresas en particular de Europa Occidental, Japón, Corea del Sur, Mexico (una variante que algunos países productores querían usar para reexportar a EEUU eludiendo aranceles) a resituar su producción en la Unión Americana.

Es convertir los pasivos de las emisiones de dólares impresos en ochenta años y almacenados también en ahorro y activos en ultramar, en activos empresariales resembrados en EEUU, pero un proceso que tiene como cronómetro el poder adquisitivo del dólar que está en pleno declive; hasta del 25 por cien en el primer semestre de 2025, por colocar un ejemplo.

Ahora bien, lo cierto es que las emisiones continuadas de dólares por parte de la Reserva Federal soportó la fluidez y dinámica del sector financiero como productivo global desde finalizada la segunda mayor conflagración entre potencias en el siglo XX, y un factor sobre el que ha descansado el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. En este sentido la contracción de las emisiones de dólares, la destrucción de su valor vía devaluación y la emergencia económica internacional de China, hace pensar que Beijing asumirá en sus hombros el lugar de emisor global so pena de que el crecimiento del PIB global tienda a desacelerarse.

Hasta ahora,  el performance de China ha evitado el enfriamiento económico internacional como lo había previsto el FMI, sin embargo, el comportamiento de Beijing deja ver que no repetirá la historia de EEUU, por lo que la economía global tenderá a enfriarse, el comercio internacional hará lo mismo y explica por qué muchos países están redirigiendo su perspectiva nacional a mercados autosuficientes y diversificados: la pandemia del Covid 19 demostró que sucede en medio de una economía global colapsada y es que la sobrevivencia se concentra en las economías domésticas. La dependencia de suministros de alimentos o energía, representa en este escenario una caída al vacío.

Esta incertidumbre económica internacional es la que explica el auge del valor del oro, un activo refugio para la banca estatal y el sector privado: China lanzada a la compra y EEUU o Londres que se resisten a entregar los depósitos en metálico de reservas, propiedad de países como Alemania, por nombrar alguna nación.

La tendencia también es traducir los activos en dólares en factorías, empresas o tierras como medida de protección ante la devaluación del billete verde, mientras el mercado deja de ser regido por el financierismo soportado en la moneda de la Reserva Federal y otorga privilegio al intercambio de mercancías, prácticamente al trueque.

Conceptos como multipolaridad o auge de las economías del Sur Global tienen descanso en todo ello.

La guerra en Ucrania pasó de ser una opción en el caso de EEUU y Occidente, de doblegar a Rusia, a la postre pasar ha hacer lo mismo con China, a una forma de ganar tiempo en el proceso de recomposición del aparato productivo estadounidense. Cada vez es más alejada la posibilidad de que Wall Street doblegue militarmente o comercialmente a Rusia o China.

Acceder al petróleo (lo que sigue siendo el motor de la producción en el mundo) del Golfo Pérsico por parte de EEUU a través de Israel, sufrió su propio revés en la guerra de los 12 días y donde Tel Aviv perdió la iniciativa a manos de Irán.

Por su puesto, la fuerza militar seguirá siendo exhibida, de hecho ha terminado por moldear el escenario global actual, y es una opción para trasmutar la inversión militar de EEUU, la mayor que tiene cualquier país en el mundo y por décadas,, en materias primas y posiciones geográficas estratégicas en el mundo.