¿Será el realismo económico y tecnológico, lo que abrirá paso a la transición geoeconómica y pacífica en el mundo, o es la vieja táctica de la zanahoria y el garrote?
Elon Musk fundador de SpaceX y Tesla,
cofundador de Neuralink y OpenIA y director de X (antiguo Twitter), ha visitado
China de manera sorpresiva(ref), trascendiendo reuniones con altos representantes de
nivel empresarial privado y estatal, y las posibilidades de trabajo coordinado
entre las tecnológicas de Musk, con sus equivalentes del gigante asiático.
Contrasta la postura de Musk, de
cooperación económica, con la de los representantes de EEUU, Antony Blinken
y Janet Yellen, también algunos días atrás en Beijing, que
cerraron su visita lanzando al aire la idea de que China es una "amenaza" para el mundo debido a una sobreproducción industrial, en el caso de Yellen, y a
manera de ultimátum, Blinken, demandando una ruptura de las relaciones comerciales
sino rusas.
También debe considerarse la ley en
curso en el Congreso de EEUU, ya aprobada en Cámara, donde se aportan cerca de 100
mil millones de dólares a su espectro de intereses; 60 mil para Ucrania, 26 mil
para Israel y algo más de 8 mil millones para Taiwán. Tal proyecto de ley,
incluye, por su parte, la venta obligada, de la participación de empresas privadas
chinas en la tecnológica Tik
Tok, a compañías estadounidenses, so pena, de que la Unión Americana corte sus
servicios en EEUU.
¿A que creer?
Pero la doble estrategia del
sable y la mano extendida, también aplica a Rusia, en medio de una
confrontación armada con Occidente, pero que paralelamente tiene la visita del
periodista estadounidense Tucker Carlson, con aparente cercanía con el
expresidente Trump, que ha entrevistado al mismo presidente ruso Putin, al
propietario de Telegram, Pavel Durov y más recientemente, al considerado
ideólogo gubernamental del país eslavo, Alexander Dugin.
Bueno. Al final del día, el
ascenso de Oriente visiblemente apuesta por la continuación de la globalización
y la solución geoeconómica a través de las reglas del mercado, la eficiencia y
economía de la producción en un escenario de paz, mientras EEUU lidia con las
contorsiones propias del declive de la hegemonía, con un poder militar
excepcional del que se aferra como fórmula de resistencia, al reacomodamiento del
poder internacional en curso.
Todas las herramientas están discurriendo
y entrecruzan la guerra y la diplomacia, y diferente al periodo de la bipolaridad(1945-1991),
donde las potencias evitaban un choque armado directo, hoy se ha convertido en
pan de cada día, en el arco que va del río Dniéper en Ucrania, la guerra de Israel
contra la nación Palestina, que adquiere el nivel de genocidio, con el ya involucramiento
de Irán, el Líbano de Hezbolá y el Yemen de Ansarolá con incidencia en el Mar Rojo,
el Canal del Suez y el Océano Índico; el
Sahel en África, el sudeste asiático con Birmania o las tensiones en torno al
Mar Meridional de China.
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