2025/05/25

Las universidades de las metrópolis occidentales cumplieron un papel central en la educación de tecnócratas de la era de la hegemonía estadounidense con lo que prohijaron ideología e implementaron los progresivos modelos extractivos de renta y recursos país a país del mundo.

Tener un título de tales universidades era como tener un título nobiliario o la prenda de garantía de que el profesional estaba bien entrenado en lo que debía hacer.

La visión desarrollista y de sustitución de importaciones que guio la economía y sociedades en los países de la periferia y que fue posible por la autodestrucción de los países europeos en la segunda guerra donde el tercer mundo quedó a la deriva si se piensa en el control que estos tenían de las colonias  a lo largo y ancho del planeta(una especie de Trump 0.0), fue paulatinamente modificada por programas neocoloniales soportados en el financierismo del dólar y de las monedas del G7, construidos en las universidades de las metrópolis occidentales y propalados a escala global por sus graduados sea de origen europeo, estadounidense o por los becarios internacionales que allí se formaban, un modelo que a pequeña escala guio la constitución e ideología política de las universidades privadas en lo doméstico.

Como se sabe se está entronizando la multipolaridad en el mundo y eso significa que, así como las teorías socialistas(léase capitalismos de estado o keynesianismos) fueron lanzadas al olvido en el periodo de la hegemonía estadounidense, hoy progresivamente sucederá otro tanto con el andamiaje ideológico y académico de las universidades de las metrópolis occidentales y finalmente del sector privado en el mundo (una tendencia que de hecho terminó absorbiendo incluso la visión de las universidades públicas).

Hoy Wall Street no necesita Globalización, entendida como primacía de quien produce con mejor calidad y precio. Es decir, Occidente se ha quedado sin ideología política con que cimentar su actuar a nivel internacional y solo repara en fórmulas diversas e inconexas de confrontación de la emergencia multipolar algo que riñe con el formato educativo  clásico de las universidades conformado en los últimos 80 años.

Ahora bien, también es cierto que la represión a la que someten a movimientos democráticos en las metrópolis coloniales, que va desde los que cuestionaban la guerra de Vietnam a aquellos q confrontan el genocidio en Gaza o la segregación contra afroamericanos en el mismo Estados Unidos es de larga data.

referencia

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2025/05/24

La paradoja de la economía occidental reside en que mientras en números generales, pese fluctuaciones, el crecimiento económico o el comportamiento de las bolsas no deja ver algún signo que haga pensar en una bancarrota generalizada de Estados Unidos, lo cierto es que ello no se presenta debido a la excepcionalidad que plantea la impresión de montañas de dólares por parte de la Reserva Federal y transables en la economía mundial.

También es cierto que esos dólares impresos monetizan  el esfuerzo de trabajadores, “los sin patrón”, que trabajan al sol y al agua y sin límites de horario laboral en campos y ciudades del mundo, en emprendimientos donde comercializan productos de multinacionales o de grandes empresas domésticas,  en un ciclo donde se cocinan las ganancias de las principales compañías de Wall Street(quien no consume energía, alimentos, medicamentos, tecnología) lo que entre otros, tiene una arista importante en la producción que las multinacionales estadounidenses tienen respecto de sus operaciones en China.

Es el “milagro” de la impresión del billete verde.

Ahora bien, si EEUU decidiera saldar las deudas con sus acreedores, que desde 2013 ha superado el 100% de su PIB (entre ellos China) de golpe con un “pulso” en la impresión de dólares, el sistema simplemente colapsaría. Por su parte, a los tenedores de deuda de Estados Unidos tampoco les interesa un desplome de la economía de la Unión Americana porque resultarían igualmente perdedores(entre otros, China es el segundo tenedor de Bonos del Tesoro de EEUU), pero explica el fenómeno de “progresividad”, de abandono paulatino del uso del billete verde, diversificación del ahorro de las naciones al margen del dólar, un tiempo que Wall Street está usando para intentar contener el deslave de la hegemonía estadounidense pretendiendo un acuerdo a como dé lugar con Rusia, como primer paso para luego ir por China.

La crisis del sistema mundo occidental en síntesis lo representa la concentración de la producción industrial de China, y como tantas veces se ha mencionado, que EEUU se quedó con el esténcil. Los primeros tenedores de bonos del tesoro estadounidense tasados en dólares son Japón (1,3 trillones), China (784 billones), Reino Unido (750 billones), Islas Caimán (417 billones). Pero, de hecho, las deudas de EEUU con el G7 y los paraísos fiscales no son el problema porque estos centros financieros o de lavado de activos no tienen un contrapeso en el mundo de la producción y la mejor eficiencia en la misma, de bienes y servicios como si lo tiene la centralidad euroasiática.

EEUU puede decirle a buena parte de los países del mundo que no les pagará los bonos del tesoro en su poder y donde está concentrado el ahorro de miles de millones de personas (y de generaciones que sobrevienen al fin de la Segunda Guerra) que trabajan de sol a sol (hasta altas horas de la noche y en la madrugada) diariamente y “sin patrón”, y no pasaría nada.

Ahora bien, las cosas cambian debido a que existe el poder económico, tecnológico y productivo euroasiático que respalda la transacción de bienes y servicios al margen del sistema mundo occidental, y que explica porque ante el asedio geoeconómico a esta región por parte de Estados Unidos, sus economías mantienen su curso en términos de crecimiento económico, desarrollo industrial y más recientemente la emergencia del poder político considerando los BRICS, el avance la Franja y la Ruta China y en general el comercio bilateral entre naciones que ahora se realiza al margen de la sombra estadounidense que caracterizaba décadas de hegemonía.

Esta semana se presentó un campanazo respecto de los confines de las maniobras que pretende realizar EEUU. CNBC titulaba: los inversores se deshacen de los bonos(estadounidenses) a nivel mundial (por temores asociados a su deuda). Por su puesto, esto no se lleva por delante solo a Estados Unidos si no al mismo G7, en lo que vale recabar.

El miedo a este escenario es el que explica como el mayor magnate que ha producido la humanidad en toda su historia, Elon Musk, ha tomado la decisión de directamente tomar el timón de la política estadounidense, o el rearme militar que asume tanto Alemania como Japón, élites que, desde la Segunda Guerra fueron sometidas y que se acomodaron a los acuerdos de ser los segundos en el vagón colonial de Washington, pero que al tambalearse el poder imperial solo ven como opción, como lo fuera el mundo que antecedió la primera guerra mundial, la confrontación armada entre naciones europeas y en proyección de ampliarlo, también como en los antaños periodos que sobrevinieron al siglo XVI con las “conquistas” de territorios a lo largo ancho del mundo.

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2025/05/18


La hegemonía estadounidense ha podido sobreaguar los inherentes ciclos de tasa de ganancia y sobreproducción del último cuarto de siglo deslocalizando su sector fabril a China donde las multinacionales gringas producen a menor costo laboral y donde la fuerza de trabajo es calificada y abundante, un plus que solo ha sido posible por un implacable keynesianismo, una visión política adoptada por sucesivos gobiernos chinos y que tomó nuevo aire tras el ingreso del imperio del centro a la Organización Mundial del Comercio en 2001.

Entre otros China ingresó a la Organización Mundial del Comercio bajo auspicio del mismo Washington quien en 2001 modificaba el acuerdo que sobrevenía a los años ochentas con China donde los superávits comerciales de Beijing eran reinvertidos en deuda estadounidense (China ha llegado a ser el principal acreedor de deuda de Estados Unidos y hoy es el tercero en tal ítem). En adelante los superávits comerciales de China podrían ser invertidos a lo largo y ancho del mundo en adquisición de empresas e inversión en infraestructuras y explica la actual proyección internacional del gigante asiático a lo largo y ancho del planeta.

Era la denominada ChiMerica, que es lo que en la actual coyuntura puede afirmarse que ha culminado.

En este proceso China ha absorbido el espectro logístico internacional y productivo global (que le ha concedido supremacía tecnológica) mientras Estados Unidos se quedó, pero con la fábrica de billetes.

Wall Street ahora quiere forzar a través de la guerra arancelaria global el retorno del sector fabril perdido, pero lo que requerirá de décadas de políticas consistentes con ello un túnel que de hecho está lleno de incertidumbres, sobre todo porque los magnates estadounidenses se han acostumbrado por décadas a ser los más ricos del orbe sin tener que arar la tierra y a expensas de expropiar cada vez con mayor intensidad el fruto de los trabajadores a escala global, que ahora se denominan trabajadores informales o autónomos. Se dice que no tienen patrón, pero trabajan con jornadas excepcionales nunca vistas en la historia de la producción, lo que incluye la esclavitud y desdice de la posibilidad de que se pueda hablar de democracia o bienestar de las sociedades.

Estados Unidos ha protegido las élites políticas país a país mientras desarrolla sus políticas de penetración y expansión primero comercial y luego financiera en el mundo, pero un acuerdo que se ha vuelto papel mojado: Washington lucha por su supervivencia, lo que tienen que ver con que debe contener gastos, impresión de moneda, la misma que lubricaba la hegemonía, es decir el poder blando como del garrote con lo que daba garantía a los acuerdos fácticos con las élites domesticas país a país.

Las élites domésticas de los países están tan aturdidas con lo que sucede como aquellos de la Calle del Comercio afines al partido demócrata que desean, aunque sea inviable, que el mundo siga recibiendo dinero impreso a torrentes como en el pasado, obviando la saturación del billete verde en los mercados internacionales, la inflación concomitante y la realidad de la emergencia del comercio en moneda local (incluso en dólares ya no controlados en sus fines políticos por el tesoro estadounidense) obviando el Swift.

El más reciente cuarto de siglo se ha caracterizado por la intermediación de las multinacionales estadounidenses de las mercaderías producidas en Oriente a las que aplican excepcionales incrementos que concilien la demanda de las inflamadas bolsas de valores occidentales y explica el importante diferencial que tienen ahora los productos comercializados directamente desde China en acuerdos bilaterales, respecto del comercio intermediado por Wall Street.

Desconocer los fenómenos macro es lo que hace parecer a Trump o Musk (el mayor rico que ha producido la humanidad en su historia, que representa magnates de todo pelambre de Wall Street), como lunáticos. O que resulte igual de incomprensible para los académicos ideologizados en las grandes universidades occidentales y privadas domésticas el que Wall Street desee a como de lugar un acuerdo con Rusia en la idea de socavar en el largo plazo la alianza sinorusa que los tiene bajo el agua.

2025/05/13

 
En 1994 durante la primera Cumbre de las Américas se lanzó el Alca, el Tratado de Libre Comercio para las Américas, un lineamiento para 34 naciones que buscaba la eliminación de los aranceles de los países de la región.

La idea era intensificar la extracción de capital por parte de multinacionales y bancos occidentales del Continente Latinoaméricano, lo que tiene que ver con que los trabajadores, ya realizarían su actividad a campo traviesa, al sol y al agua, y que por su puesto, que siguieran comercializando y consumiendo productos de las multinacionales. 

A las élites domésticas les quedaba el agiotismo financiero asociado a la administración de los recursos del Estado, aunque claro, una tarta  a la que "la inversión extranjera" tomaría un nuevo pedazo.

Al Alca se le atravesaron los gobiernos de izquierda de la época: Argentina(Kirchner), Brasil(Lula), Uruguay(Mujica) y Venezuela(Chávez), y aunque la historia escrita dice que nunca se suscribió formalmente, lo cierto es que si se implementó: solo se necesita ver por la ventana.

Aunque hubo movilización social, lo cierto es que a pupitrazo en el Congreso de la República a través de leyes ordinarias se aprobó el Alca en Colombia. Por su puesto, el narco también celebró porque el ingreso de inversión extranjera al país se aperturó en profundidad, lo que incluía aquella proveniente de paraísos fiscales.

Era la gran alianza entre narcos, banqueros y élites, la misma que a la postre hundió el país en la república paramilitar, en el entendido que las instituciones democráticas fueron aún más formales, claro es que las mismas que los media tradicionales sustentaban como ejemplo Latinoaméricano.

Estados Unidos para la época del Alca pretendía huir de la crisis de tasa de ganancia y sobreproducción, una presión que no fue mitigada más que por la deslocalización industrial a China y la absorción de dicho mercado, caracterizado por una palanca demográfica excepcional, que ahora quedaría en el paraguas  del orden geoeconómico occidental.

Hoy estamos en los plenos efectos de estos eventos y los efectos de la subsecuente crisis sistémica del orden occidental.

Ahora es EEUU quien aboga y desea imponer aranceles a todo país existente en el orbe mientras China se la juega por la defensa del mundo ecosistémico actual, a lo que habrá que imponer un diálogo que permita, como lo enseña la misma experiencia China (keynesianismo y soberanía nacional), el desarrollo conjunto de los países a través de los intercambios económicos, políticos y culturales.

En 1991, las élites colombianas querían congraciarse con Estados Unidos debido a que lo consideran protector de sus intereses en Colombia, es decir, de su permanencia en el gobierno del país a través del bipartidismo y la denominada democracia liberal, y  en si mismo con el suministro de armas, "financiamiento" al ejército y acciones conjuntas en el territorio nacional.

El acuerdo de la Franja y la Ruta es el primer paso para revocar este acuerdo élites colombianas&Wall Street, consolidado como tantas otras cosas con el número mágico de los ochenta años.

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2025/05/10

Las élites europeas  y estadounidenses, como en el caso de la revolución francesa que derivo en la revocación del poder a la monarquía, poseían un considerable repudio al estallido social de 1917 que significó el fin de la monarquía zarista en Rusia, un temor que se acentuaba cuando las ideas socialistas se regaban como pólvora por Asia Central y Europa Oriental y lo que facilitó que como un efecto dominó países de estas regiones se confederaran en torno a lo que fuera la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Era la marea roja.

De hecho, la élite Alemana se jugó a la invasión a Rusia(no por nada la operación se denominó Barba-Roja), como formula política para asegurar un pacto con Occidente que consolidara las posesiones logradas tras el dominio que mediante la guerra obtuvieron y que entregaba el control de Europa Occidental a Berlín, es decir, la expansión geoeconómica o imperial o la dictadura que impone el capitalismo para sobrellevar la carga de la inherente crisis de sobreproducción y tasa de ganancia que subtiende la naturaleza de este modelo económico.

Mientras Estados Unidos y Reino Unido se quedaron como observadores ante la avanzada de la Wehrmacht sobre Rusia en junio de 1941, solo los reveses del ejercito alemán en Stalingrado(agosto de 1942) y Kursk(agosto de 1943) donde ejércitos teutones enteros desaparecieron, lo que evidenciaba la destorcida de la guerra comenzaron los preparativos del desembarco de Normandía (junio de 1944), una  de las operaciones más adversas que ha tenido la historia de las guerras, donde la contención del muro atlántico alemán, una barrera en concreto reforzado a lo largo de la costa del mar del Norte, dejó a estadounidenses y británicos en una batalla que se libró con soldados que se ahogaron sin siquiera poder salir de barcazas de desembarco, muertos en playas con exposición total a las ametralladoras instaladas en garitas del muro atlántico, las que en algunos casos se comunicaban de manera subterránea por tren.

Normandía no logró superar los avatares del primer intento de llegar a costas europeas del mar del Norte por parte de Occidente con sus ejércitos coloniales de áfrica, Asia, Oriente Medio e India de 1940 que terminó en otra masacre y la evacuación de Dunkerque de junio de este mismo año, donde un acuerdo con Alemania permitió el retorno en barco de 340 mil soldados a Inglaterra.

La cabeza de playa que muestran las películas de Hollywood ganadas en Normandía por los occidentales puede sin ambages llamarse un mito, pese a que la mayor parte de las tropas alemanas de esta zona ya habían sido trasladadas al frente oriental desde el inicio de la operación Barbarroja, lo que se agudizó ante el hundimiento del Tercer Reich en las batallas ya mencionadas que sobrevinieron a junio de 1941.  Las pocas tropas que lograron sobrevivir terminaron en una guerra de desgaste en las Ardenas, otra sangría descomunal con unidades militares desperdigadas y sin soporte logístico.

De hecho, el avance de las tropas del Reino Unido y Estados Unidos y sus colonias en agosto de 1944 fue posible por el levantamiento en Paris y la acción partisana en campos y ciudades. Entre otros, correr a París por parte de los aliados occidentales fue la forma de conjurar un gobierno que de facto sacara las élites francesas del poder y que habían pactado con el Tercer Reich. Tampoco puede olvidarse que Charles De Gaulle evitó que Francia pasara a ser un principado del binomio Reino Unido-Estados Unidos, como estos pretendían(ninguna guerra se hace a gratuidad, si no recordar los 350 mill millones de dólares que ahora Trump reclama como pagos a Ucrania y que si se cobraran este país quedaría empeñado por siglos).

Ayer en la conmemoración de los 80 años de finalizada la segunda guerra en la Plaza Roja puede decirse que se celebra la victoria sinorusa del segundo tiempo de la conflagración entre potencias más importante del siglo XX terminada en 1945.

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2025/05/03

En Occidente, ya no se trata de recibir dinero de financiamiento de Estados Unidos y hacer negocios con China.

La hegemonía estadounidense se cimentó en las emisiones de dólares y con lo que apalancó por décadas su desarrollo industrial a expensas de monetizar cada cosa que se producía en el mundo, lo que está representado en que el billete verde tradujo la moneda de referencia del comercio y las finanzas internacionales. Eso desde finalizada la Segunda Guerra Mundial, pero un fenómeno que se fue eclipsando a lo largo de poco más de tres décadas y que tomó celeridad con el ingreso, facilitado por EEUU y con lo que la Unión Americana buscaba contener la “adquisición” de su territorio por parte de China a través de la compra de deuda del tesoro, a la Organización Mundial del Comercio en 2001.  El problema dio un respiro de largos 25 años hasta que la realidad de la transferencia industrial y despunte tecnológico del gigante asiático aprieta el nudo sobre la garganta de Wall Street y explica el giro geoefinanciero, geoeconómico y geopolítico actual con el que Washington intenta no ahogarse en las emisiones (de nuevo) de ochenta años.

Los magnates de la Calle del Comercio han decidido ralentizar las emisiones de su moneda y poner en marcha medidas, antes que el billete verde se evapore en su valor por lo que todos los esfurerzos se destinan a la sobrevivencia del imperio en declive, el resto de Occidente tendrá que valerse por sí mismo.

La estrategia es simple. China hoy es la centralidad de la producción y desarrollo tecnológico global y cada país que recupere su industria quitará un pequeño pedazo de la tarta que concentra Beijing. Por su puesto, es también el propio esfuerzo de Washington, es decir, el reshoring, el retorno de la factoría que migró por razones económicas al gigante asiático, donde se produce a mejor razón precio calidad.

Causará dolor, como dice Trump troleando a Wall Street. Rupturas sistémicas obligadas de este tipo han producido “dolor” como en el caso leninista y maoísta en las postrimerías de las revoluciones, cuando se presiona las urbes a migrar al campo, buscando ampliar y obtener excedentes de capital con que empujar la industria y, como "el eterno retorno", a la urbe, pero donde con una renovada palanca geoeconómica se reconstruyen.

En este proceso, lo primero es la incomprensión y rebelión social ante el “dolor” de la inflación y la escasez, a lo que se sobrepone un aparato de seguridad estatal inclemente y de lo que no hay como escapar.

Ahora bien, mientras más financiarizada la economía más el dolor y las lágrimas se diría, y es a lo que se enfrenta el coloso del norte. En este sentido, las economías de la periferia, menos consumistas y menos distantes del trabajo(otra cosa es que se oculte con eso de la 2iformalidad laboral), tienen un escenario más favorable si se piensa en una reactivación industrial.

Los medios presentan las recientes victorias electorales en Canadá (partido liberal) y las del día de hoy en Australia (partido laborista), como resultados “anti Trump”, pero algo que hay que destilar.

Canadá no tiene muchas opciones  si se piensa en un choque con Washington, por la integración económica cierta que deriva una frontera activa con Estados Unidos y que para librarse de dicha dependencia tendrá que desarrollar lazos allende el remoto Atlántico. Mexico tendría que diversificar su producción hacia Latinoamérica y Europa (donde se pone en competencia con China, nada más y nada menos). Por demás, eso toma tiempo y los efectos sociales si son inmediatos. Lo del Estado 51 y el Golfo de América son apenas la seña.

Igualmente, con la idea de limitar las emisiones por parte de la Reserva Federal los flujos comerciales se contraerán y ello de cualquier forma impactará de manera seria sus economías considerando Canadá y Mexico. Estar cerca del torbellino del dinero trae sus ventajas en cierto momento, pero no en otros.

El caso de Australia es diferente. El país de los canguros ha transitado a una economía integrada a la cadena logística de materias primas de China. También se ha articulado a sus flujos de capital, así que la idea de Wall Street es que AUKUS (alianza militar Australia, Reino Unido y Estados Unidos) no es viable con una Camberra dependiente de Asia por lo que la opción es romper con esta, establecer los aranceles del 25% al hierro y acero australiano y más bien intentar sustituir estas importaciones con producción nacional en la Unión Americana. Sucede con el caso de estos productos importados por Estados Unidos desde Europa Occidental o Japón (No es que las empresas de China u otras latitudes se asienten en Estados Unidos: es que dichas empresas sean de propiedad de estadounidenses. Recuérdese el bloqueo de la adquisición de la japonesa Nippon Steel de la US Steel en diciembre de 2024).

Este modelo fue descifrado con antelación por parte de Brasilia quien apenas elegido Trump promovió el acuerdo Mercosur-Unión Europea (todo en 2024: en noviembre gana Trump en diciembre se firma). Por su parte Lula Da Silva viaja a Japón el pasado marzo con el fin de estimular una Asociación Estratégica Mercosur-Tokio con lo que se busca relevar productos agroalimentarios de Estados Unidos que los asiáticos canjeaban por productos industriales con la Unión Americana, en lo que Brasilia se presenta como relevo comercial.

De hecho, antes de la victoria de Trump ya en octubre de 2024, Brasil había impuesto aranceles al hierro y acero procedente de China (una decisión semejante fue asumida por Colombia), lo que ha permitido a la postre negociaciones comerciales Beijing-Brasilia en el marco de los BRICS + (la importación China se pacta y se establecen espacios geoeconómicos de convivencia por ejemplo en Europa).

Dicho lo anterior, Colombia tendrá su propio round con la presidencia de la CELAC y en el potencial “acuerdo” comercial China Latinoamérica, la oportunidad de oxigenar el mundo empresarial de dicho continente y del propio país.

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2025/05/01

Finalizada la Segunda Guerra con el dolor de millones de muertos en los campos europeos, las élites de Europa Occidental comprendieron que para salir de su propia ruina había que recuperar el tejido y la fuerza laboral y social perdido, y como en este tipo de historias, la opción fue adoptar Estados de Bienestar donde había que compartir las ganancias del modelo capitalista con la sociedad e impulsar un modelo de democracia liberal bipartidista que asumía este compromiso.

Por su puesto, el temor a la expansión de la marea roja proveniente de la Unión Soviética y que significaba contener revoluciones obreras y populares que quitara del sitial o el control de los estados por parte de las élites.

Es lo que ha cambiado. La guerra con Rusia por parte de Occidente terminó convertida en una guerra de desgaste una escena con sus propias formas, recuerda lo sucedido en la primera guerra mundial, donde la sustentación económica, la palanca demográfica y el desarrollo militar adquieren un papel central.

En este sentido, reconocer que los equipos militares occidentales en precios promedio, superan por tres sus equivalentes militares rusos, el apoyo militar a Moscú por parte de una potencia demográfica como Corea del Norte y el desarrollo militar que represente, por nombrar algo, la puesta en marcha del Oreshnik, hablan de hacia dónde se inclina la balanza de la confrontación.

Súmese que el acuerdo sinoruso ha terminado por doblegar el omnímodo poder económico y financiero occidental representado por el Swift (que se consolidó en la bobadita de 80 años), y que permite comprender por qué la economía rusa es más estable que la de Europa Occidental y del mismo Estados Unidos: solo ver los números de los porcentajes de deuda respecto del PIB (20 % Rusia y 120% Estados Unidos)

No hay duda que para comprender la remontada de Rusia ante las mayores "sanciones económicas" que Occidente ha establecido a algún país en la historia hay que mirar poco más de dos décadas atrás, cuando es visible la puesta en marcha de medidas de Moscú con las que ya se preparaban para lo que está sucediendo.

La decisión de las élites rusas fue comprendida tempranamente pese al cambio generacional, lo que tuvo contrapeso en la cultura y la memoria que contiene la rica historia rusa, con lo que contuvieron el inconmensurable y elaborado pensamiento único occidental que gravitaba en el control de los mass media y la internet.

No se construye ingeniería militar o economía de transición en medio del desespero que produce la guerra abierta. Queda también sobre la mesa el papel de la planificación, no ya aquella conocida como Central y controlada totalmente por el Estado, si no aquella que se pone en marcha ante las previsiones de la agresión a la nación y desarrollada de manera coordinada entre la empresa privada y la estatal (aunque la reingeniería en la producción solo fue posible por el papel que tomó el estado, quien revocó paulatinamente el modelo neoliberal con el que se gestionó el país eslavo tras la caída de la Unión Soviética hasta poco antes del finalizado el siglo XX).

Estos mismos factores son los que explican el éxito de la emergencia de China: décadas de planificación, participación importante del Estado, acuerdo intraélites, centrifugación y recreación de las mismas, lo que permitió la proyección del desarrollo y defensa nacional.

La derrota de Occidente en Ucrania, en particular de Europa Occidental, explica el billón de euros en “defensa” que Alemania anunció el pasado marzo, con lo que el país teutón trasformará su matriz de producción de bienes y servicios en industria armamentística y por demás dinamizará la economía de este sector allende el Atlántico en Estados Unidos.

Rolls Royce, Mitsubishi, Mercedes, Porshe, General Motors, Ford o Renault, por nombrar alguna empresa que durante la Segunda Guerra Mundial aportó en la construcción de aviones, tanques y municiones de guerra, ahora dejan su era dorada de autos de todos los tipos (también 80 años) para volver a la antaño aventura de los carros y aeronaves de combate.

Tiene que ver con la guerra psicológica a causa de los cada vez más comunes “hechos aislados” de tiroteos y atropellamientos, la “percepción de inseguridad” que se requiere establecer en Estados Unidos y Europa Occidental y que facilita la implementación de medidas gubernamentales que conculcan los derechos económicos, civiles y políticos: los parlamentos y ejecutivos pro élite necesitan las manos libres para desatar las inversiones en armas, la corrupción y estimular el enrolamiento militar de l@s jóvenes en los ejércitos.

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2025/04/27

Estamos frente al crack de 1929 con las condiciones del siglo 21.

En 1929, el mercado bursátil no tenía los contrapesos que actualmente posee, como decir, que otras potencias han invertido en títulos de deuda estadounidense a los que no les interesa un desplome como el que se presentó en 1929, si no que se pone en marcha una serie de medidas de corto, mediano y largo plazo para desvincularse y protegerse de la pérdida de valor y representatividad del mercado de valores Occidental.

Considerar, por ejemplo, el paulatino desmonte del Swift que era el mecanismo único y exclusivo con el que articulaba el comercio internacional país a país y se dolarizaba el mismo. Hoy, y acelerado por la guerra en Europa, Rusia está al margen de dicho mecanismo y ha abierto nuevas rutas financieras, económicas y comerciales a escala global, un proceso que articula a Irán y que soporta otras expresiones globales de desdolarización y abandono del Swift que se realiza con epicentro en los BRICS +, a través del comercio internacional bilateral (entre países) con intercambio de bienes y servicios en moneda local o con soporte en el yuan.

Las montañas de dólares impresos y en manos de potencias al margen de EEUU apalacan dicho comercio alternativo incluso en dólares pero que arbitra relaciones comerciales y políticas al margen del mismo Washington.

Por supuesto, este declive practico de la hegemonía (que era el verdadero poder) es lo que explica la repulsa contra las organizaciones de Bretton Woods (Banco Mundial, Fondo Monetario, Organización Mundial del Comercio, instituciones de la Organización de las Naciones Unidas) que hace actualmente Wall Street en clave del gobierno Trump.

Imprimir y bombear más dólares al Banco Mundial y el Fondo Monetario para endeudar los países y dominarlos (un mecanismo que operó y se consolidó en los últimos 80 años) sería simplemente atizar aún más la inflación a escala global en consecuencia la devaluación del dólar.

La jefe del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva reconoce que el dólar perderá su posición como referente de la economía mundial en el futuro, afirmación que recibió su propia respuesta del Secretario del Tesoro de Estados Unidos Scott Bessent cuando luego de ello hizo pública la opinión sobre que las instituciones de Bretton Woods “han perdido su enfoque” y “deben ganarse la confianza de la administración Trump en los próximos meses”.

Así como Oreshnik y el apoyo de las tropas de Corea de Norte a Moscú, cambió la escena de la guerra entre la Otan y Rusia en Ucrania o Deep Seek dejó en cenizas las 7 magníficas estadounidenses (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla) y que sustentan el mercado bursátil de dicho país, lo que se repite con el reciente lanzamiento de las pruebas del 10G en China, en el campo financiero está representado por el paulatino abandono del Swift y la reestructuración del andamiaje ideológico político global en torno a Washington.

Wall Street ha querido mediante promesas persuadir a Rusia para que relativice su relación con China, pero la fortaleza de dicha alianza obliga a Washington a ir más allá y conceder a Rusia todo lo que pide en torno a Ucrania, e incluso el acceso al mercado de la zona euro de manera compartida.

Ahora bien, el intento de derrotar en el campo de batalla a Moscú (algo que continúa en la actualidad), no facilita el escenario imaginado por Washington y más bien Estados Unidos quedará sometido a los rieles de la transformación geopolítica internacional en curso. 

Por su puesto, EEUU no se quedará inmóvil ante ello y los sacudones en las bolsas, en el comercio, en el orden militar también irán paralelo a dicho proceso. 

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2025/04/26

Las instituciones de Bretton Woods, el Fondo Monetario, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, a la postre las demás instituciones de La Organización de Naciones Unidas, entre ellas, las de carácter jurídico como la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional (aunque no ligada a la estructura de la ONU si determinada por la correlación de fuerzas estatales en la ONU), ahora no prestan “un buen servicio” a Estados Unidos en medio de su declive de la hegemonía.

Sucede con los miles de millones de dólares invertidos en agencias estatales y paraestatales estadounidenses con alcance global país a país en temas sociales, políticos y económicos. “Centros de pensamiento”, financiamiento de universidades privadas en el mundo(incluye las que se encuentran en EEUU o Europa Occidental) donde becarios a escala global se “formaban”(con lo que amasar la hegemonía del pensamiento) o el negocio de imprimir dólares y realizar empréstitos a los estados con que gestionar a control remoto los mismos(no escapa alguno a escala internacional) de poco sirve ante la realidad de la ventaja que en todos los terrenos toma China, una tendencia que se consolida a través de los BRICS +, el uso de monedas locales en el comercio exterior y el abandono paulatino del Swift.

Ahora las impresiones de 80 años de emisiones traducen inflación y para contenerla hay que desacelerar el esténcil de la Reserva Federal y eso significa recortes de gastos en todos los terrenos.

El magnate de Wall Street y Secretario del Tesoro de Estados Unidos Scott Bessent ha mencionado a mediados de esta semana que las agendas del FMI y el Banco Mundial están “desenfocadas”. Algo similar ha sucedido con las afirmaciones que Trump ha hecho sobre la Corte Penal Internacional cuando esta intenta procesar a Netanyahu un estrecho aliado de Washington. Es un modelo que se expresa en cada nicho político donde EEUU incubó recursos y que como lo ha mencionado Trump debe responder a la pregunta de “como se beneficia Estados Unidos” de ello en el momento (en el pasado sí que lo fue).

La batalla de la élite estadounidense que piensa que es mejor declinar a la opción de arrodillar a Rusia, ya por momentos a China, y colocar frenos a las emisiones de la Reserva Federal también es contra aquella élite empresarial que se resiste a reconocer la cambiante realidad geopolítica y se aferran al modelo que ha producido los mayores ricos que ha tenido la humanidad en toda su historia y con lo que se han apropiado  e influencian los principales medios de comunicación  en el planeta (incluye lo que sucede en el mismo Estados Unidos).

La colisión también es visible en la operación de la Reserva Federal controlada por la banca privada estadounidense (un modelo menos formal que se adoptó a lo largo y ancho del mundo, país a país), donde demócratas pro emisiones están enzarzados contra élites de Wall Street que consideran que el tiempo de las aceleraciones del esténcil ha culminado. Lo cierto es que si bien la administración privada de la banca central ha evitado en los países de la periferia la hiperinflación, también ha servido para apalancar los negocios de los “sectores pudientes” de las economías domésticas, en particular, la especulación financiera vía tasas de interés, manejo de información privilegiada y o-rientación de la inversión pública, que mediante el mecanismo se privatiza.

Por su puesto, Estados Unidos, como se mencionó en otra columna, está demandando un espacio en la poshegemonía que de no lograrse, como lo afirmó el Vicepresidente Vance de visita en India la pasada semana, llevará a un periodo de oscuridad a la humanidad en el siglo en curso, y no parece casual lo de las reverdecidas tensiones entre India y Pakistán donde un pretexto(como ha sucedido en la detonación de las grandes guerras), bien puede desatar una guerra que involucraría poco más de 2700 millones de personas.

Son las cartas sobre la mesa que se van colocando, como lo fuera la guerra en Europa, las tensiones en torno a Taiwán, los choques Israel-Irán…etc. Y esto sin hablan de una potencial confrontación ya en el orden militar entre China y Estados Unidos, que como se sabe es el rival estratégico de la Unión Americana por lo que la guerra en Ucrania era, de vencer Occidente, el primer paso para avanzar en mejores condiciones sobre Beijing.

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2025/04/19

La llegada de Trump a la Casa Blanca hizo pensar que el América First sería un slogan más como el de otras presidencias que con palabras altisonantes llegaban al solio presidencial para luego simplemente adornar la retórica y seguir haciendo lo mismo de otros mandatarios.

Pocos calculaban que el Magnate de Mar a Lago se saliera de los rieles del bipardismo estadounidense sustentado en el poder del dólar, en particular, de la monetización del comercio internacional país a país del mundo en el billete verde. Era solo tirar más o menos del esténcil de la Reserva Federal para pintar la moneda de referencia internacional.

Y esto es lo que lo cambia todo. Wall Street ha comprendido que la maniobra de las impresiones tiene un tiempo limitado y había que actuar, y explica como Estados Unidos ha declarado una guerra comercial al mundo (184 países con aranceles) con lo que busca sentar en el banquillo cada una de estas naciones, que inclinen su cerviz a Washington y hagan lo que este manda en temas comerciales, industriales, financieros, militares o territoriales (pensar en Groenlandia, Canadá o Panamá, y es solo el comienzo).

Wall Street llama a ello “besar el culo” y realmente no se equivoca en su definición si se observa lo que mandata. Trump repite constantemente que la Globalización significó que las demás naciones a escala internacional han abusado de Estados Unidos y que es lo hay que cambiar. Como decir que la explotación hasta ahora vivida por el mundo por parte de Washington ahora se intensificará.

Los magnates estadounidenses u occidentales buscan algo simple: entregar los pasivos que significan montañas de emisiones de dólares realizadas en 80 años, a los demás países del mundo y las que tendrán que ser pagadas con el sudor y lágrimas de los trabajadores informales a nivel global, esto por que son el sector predominante a nivel internacional. Estas emisiones descontroladas, con las que se han producido los mayores ricos que ha tenido la historia de la humanidad ahora producen inflación debido a la saturación de la presencia del dólar en el mercado internacional y a que países del bloque BRICS +, y otras naciones que paulatinamente se pliegan a su tendencia, realizan progresivamente el comercio en monedas al margen del dólar y del Swift, el sistema con el que Washington ejercía el verdadero poder blando de la hegemonía.

Ahora Wall Street quiere conminar a que los países “obligados” por la amenaza de aranceles, vuelvan al redil de Swift, abandonen la idea de comerciar en monedas locales, y en particular opten por derogar el comercio de productos de mejor relación calidad precio, lo que incluyen aquellos de alta tecnología, con China.

El problema de Washington con Venezuela, Irán, Rusia o China se resolvería en 24 horas, troleando a Trump, si estos países simplemente adoptan los precios de los productos que dicta ahora mismo Wall Street y que si se piensa en los aranceles del 245% a China, es una expropiación de la producción vía tarifas arancelarias.

Es decir, Washington desea que su quiebra sea trasladada a la quiebra de los demás. No es una discusión sobre cuanto cuesta producir un bien o servicio y en cuanto se puede vender, sino que hay que subvencionar, perdón por la repetición, la deuda estadounidense.

Como se ve, los BRICS + son la mayor piedra en el zapato si se piensa en los intereses de la Unión Americana y eso explica la estrategia de Washington de intentar disolver “a como de lugar” la cooperación sinorusa, es decir, la del mayor país en territorio del mundo con el mayor país productor del orbe, regiones que poseen fronteras contiguas.

Estados Unidos está dispuesto a ceder a Moscú, lo que pida. En el Consejo de Seguridad de la ONU, Washington vota con Rusia; veta las resoluciones en contra de Moscú, está dispuesto a conceder las exigencias territoriales en la guerra de Ucrania. A que, en una negociación con inversión estadounidense, recuperar el gasoducto Nord Stream (el ducto de transporte de gas más importante del mundo en su momento y que conectaba gas de Siberia con Europa Oriental y Occidental) sacado de operación por explosiones en las profundidades del mar Báltico en medio de la guerra con Ucrania, de las que Moscú señala como responsable a Estados Unidos. Habla (aunque solo se queda ahí) de quitar la financiación económica y el apoyo militar a Ucrania con lo que Kiev (más bien la Otan) perdería la guerra en 24 horas (volviendo a trolear a Trump).

Wall Street está dispuesto a compartir el espacio comercial de la Unión Europea (una invención suya) con Rusia.

Aún así, la voraz guerra de Occidente contra Rusia parece demasiado fresca, tanto como que los cañones disparan aún unos contra otros con decenas de miles de muertes acumuladas entre ucranianos, rusos y mercenarios extranjeros, como para lograr esperar una reacción que aliente las expectativas de Washington (recordar, por nombrar algo de otros casos lacerantes, los ataques sucesivos con enjambres de drones contra la misma capital del país eslavo).

Mojada la pólvora en el frente oriental, la alternativa de Wall Street fue entonces tomar el toro por los cuernos, es decir, enfrentar en definitiva su verdadero competidor económico y productivo: China. -Vencer a Rusia era el camino para vencer a la postre a Beijing-. Pero, como lo menciona Xi Jinping (ya no es un cable o portavoz) en su reciente visita al Sudeste Asiático, China “luchará hasta el final”.

Hace poco en un tweet el embajador de China en Colombia Zhu Jingyan retomaba una publicación de El Confindencial de España donde se exhibía el escenario de una batalla naval entre Estados Unidos y China y que concluía que según el Pentágono, China hundiría los portaviones gringos en 20 minutos (pensar por ejemplo en las armas hipersónicas que no posee Washington). Jingyan concluyó en su trino que “Tener una espada en la mano y optar por no utilizarla es una cosa, y otra bien distinta no tener una espada para defenderse de los depredadores. Lo hemos aprendido desde hace tiempo.”

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