
En julio de 2012, la república federal de Chipre se convirtió en
el quinto miembro de la eurozona en solicitar un rescate financiero desde la
crisis financiera mundial del año 2008. Dicha decisión se da en medio de
una crisis económica que llevo a que su
crecimiento económico en el año 2012 se contrajera en -2,3% mientras el
desempleo pasó de 4,2% a 12% entre los
años 2008 a 2012.
El 22 de noviembre del año pasado,
la república federal de Chipre
acuerda un paquete de rescate con
el Fondo Monetario y con la Unión Europea, que incluía deducciones a los cuentahabientes
de los bancos entre el 3% y el 15% de acuerdo al volumen de activos
depositados, lo que desató una ola de protestas que finalmente
culminó con el rechazo de la
medida por parte del parlamento el pasado mes de marzo.
Como consecuencia, ya en medio de la insolvencia del país y para
evitar el desangre de la banca ante la previsible ola de retiros de
dinero por parte de ahorristas y acreedores, la nación mediterránea se vio obligada a
declarar un cierre temporal del mercado bancario así como el establecimiento de
restricciones a los retiros de efectivo en los mismos.
A esta altura, los bancos
reabrieron sus puertas y el gobierno da
a conocer las medidas que se establecerán
tras un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea,
que consiste en aplicar deducciones económicas del 37,5% a los depósitos
bancarios superiores a los 100 mil euros y que en caso de emergencia llegará a
ser del 60%. El restante 40% de los fondos, aunque reportaran intereses, solo serán cancelados cuando los bancos adquieran solvencia financiera.
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