El pasado año, el congreso
americano incrementó el techo de la deuda de Estados Unidos en 2,4
billones de dólares hasta los 16,39 billones de dólares, una
decisión que a la postre derivó en la
revisión que Standard and Poors hizo de la calificación de la deuda de dicho
país, al reducirla de su histórico triple A, sostenido durante 70 años, al nivel de AA+.
Sin embargo, las medidas que buscaban encauzar el frenético
crecimiento de la deuda estadounidense no parecen tener los resultados esperados, en tanto para fin de año se requeriría de una nueva
ampliación del techo de la deuda, algo
estrechamente ligado al denominado “abismo fiscal” también previsto para diciembre, un agujero que puede conducir a recortes
presupuestarios, estimados en 600 mil
millones de dólares.
Los temores sobre la situación del dólar se
hacen más patentes, conocida la decisión de la reserva federal de
intervenir indefinidamente mediante emisiones “controladas”
el mercado de títulos respaldados por hipotecas.
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