2012/02/12

Este marzo se completará un año de protestas contra el gobierno del presidente Bachar al-Assad, en Siria, las más complicadas desde su llegada al poder en julio del año 2000, en medio de sucesivas sanciones puestas en marcha por la Unión Europea, miles de muertes y los reclamos por parte de la nación árabe, respecto del auspicio diplomático y militar que recibe la insurgencia armada en su territorio, por parte de países occidentales.

A comienzos de este mes, la tensión se propagó al seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde una resolución encaminada a sancionar a Siria recibió el veto de China y Rusia, y en la que Moscú argumentó que tal iniciativa representa tomar partido en medio de una guerra civil.

Como en Libia, en Siria ya se estableció un Consejo Nacional Sirio quien representa políticamente los intereses del Ejercito Libre Sirio,  donde convergen desertores suníes y mercenarios de otras nacionalidades, quienes según informe de la Liga Árabe están cometiendo asesinatos, perpetrando atentados con bombas y desarrollando el saboteo de la operación de trenes y oleoductos.

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