2011/09/11

El 31 de mayo de 2010, militares israelíes dieron muerte a nueve civiles turcos cuando interceptaron en aguas internacionales, una embarcación que transportaba una misión humanitaria con destino a la franja de Gaza, en territorio palestino.

El informe Palmer, encargado por Naciones Unidas para esclarecer los hechos, y dado a conocer hace poco más de una semana, concluye que el asalto se realizó con apego al derecho internacional, sin embargo, reconoce que la acción involucró el uso excesivo de la fuerza. De hecho, el documento establece que los fallecidos fueron muertos tras múltiples disparos mientras los detenidos fueron maltratados físicamente, acosados e intimidados. En este sentido, el informe insta a Israel a emitir una disculpa a Turquía toda vez que a indemnizar las víctimas.

A esta altura, Israel se ha resistido a acoger la recomendación que busca desagraviar a Turquía sobre lo sucedido, ante lo cual el gobierno de Ankara ha procedido a la expulsión del embajador Israelí e informa sobre el congelamiento de las relaciones comerciales y la cooperación militar con el estado judío. Por su parte, a través del ministro de exteriores turco este gobierno confirma que no reconoce como legal el bloqueo que Israel practica contra la franja de Gaza. La escalada de tensiones complica las cosas para EE.UU. De recordar, que tanto Israel como Turquía son piezas clave en la geoestrategia de Occidente en Oriente Medio.

Turquía recientemente ha sido incluida como región de apoyo en la estructuración del escudo antimisiles de Estados Unidos, lo que a su vez enturbia sus relaciones con Rusia e Irán, países que en 2007 aportaban el 63 y el 17% del gas que consume el país euroasiático respectivamente. Por su parte, Irán aporto el 30% del crudo importado por el gobierno de Erdoğan durante el primer trimestre del año en curso.

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