2011/07/17

El coctel de altos endeudamientos, pobres resultados en materia de crecimiento económico y déficits públicos al alza, en países de la Unión Europea, como se había estimado, están derivando en situaciones de crisis económica que comenzaron con Irlanda y Grecia desde 2010, y al que se suma Portugal este año. Italia está en la cuerda floja.

Esta semana los temores de un default fueron desnudados ante una colocación de bonos que mostro la poca apetencia de los inversores lo que obligó al gobierno Berlusconi a incrementar los pagos de intereses sobre estos a sus mayores niveles en tres años y a acelerar las reformas económicas que se tramitaban en el Congreso, que fueron aprobadas el pasado viernes, y que incluyen recortes en la inversión social, congelación de salarios públicos, modificaciones al régimen de pensiones y nuevas privatizaciones. El programa de ajuste prevé un recorte en los gastos de 47 mil millones de euros así como la reducción del déficit fiscal de 4,6% del PIB registrado en 2010 a un 0,2% en 2014.

La situación es particularmente importante porque Italia es la tercera economía de la eurozona después de Alemania y Francia, posee una deuda equivalente al 120% de su PIB y un déficit fiscal de 1,84 billones de euros, el segundo de su tipo en la Unión Europea.

El nerviosismo en los mercados se ve agravado ante el revés que tuvo el gobierno en las pasadas elecciones municipales y por el rechazo de una serie de leyes promovidas mediante referendo. Al respecto de la consulta popular, el Ministerio del Interior reveló que el 94% de los italianos votaron en contra de la construcción de centrales nucleares, las leyes de la privatización del agua, y el llamado “legítimo impedimento”, que otorgaba al ejecutivo italiano inmunidad ante las acciones de la justicia.

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