Jorge Mejia Martinez
Casi siempre, la delincuencia organizada va adelante de las autoridades. Estas últimas - generalmente comprometidas y bien intencionadas- son más reactivas, abrumadas por la persistente iniciativa de la criminalidad. Cae un jefe y llega otro; los que son detenidos y judicializados continúan delinquiendo desde las cárceles; las modalidades delictivas cambian continuamente; las formas organizativas lo mismo: muchas bandas son atemporales, con 10, 20 o más años de existencia, incólumes, convertidas en una forma de vida y en un hogar para muchos jóvenes que allí se vuelven adultos. La criminalidad organizada es dinámica, recursiva, moldeable. La institucionalidad es paquidérmica, burocratizada, ineficiente, con demasiadas amenazas.
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