Desde la Segunda Guerra Mundial no
se presenta una guerra entre potencias, lo que en efecto deriva en una complejidad
de teatros de operaciones a lo largo y ancho del mundo en los cinco continentes
y océanos que tiene el planeta. Una guerra mundial, no es pues una guerra
táctica y transforma el horizonte económico y político a nivel global por un
largo periodo, de hecho, la Segunda Guerra es considerada como la continuidad
de la Primera Guerra Mundial: conflictos
que parecían aislados en Asia Oriental y Occidental adquirieron su verdadero
lugar como frentes de una misma guerra global.
Intervenciones y guerras de la Unipolaridad, es decir, desde 1991, de la alianza capitaneada por EEUU en Yugoslavia, Iraq(2 veces), Afganistán o Libia, donde Estados Unidos y la alianza Occidental mostró al mundo sus capacidades militares no son una confrontación que involucre un choque entre potencias, sin embargo, la voracidad de Occidente en esta escena fue la que cimentó la decisión de élites como la rusa respecto de la recuperación de su aparato militar a la espera de la llegada de su turno, lo que de hecho sucedió en 2022. Por su puesto, China es declarado por Estados Unidos como su objetivo estratégico a derrotar y en un movimiento que transforma el horizonte confrontacional global ha establecido una alianza económica y política con Moscú.
Como se sabe el Consejo de Seguridad de la ONU, que en realidad representaba un acuerdo entre potencias desde 1945 para evitar una confrontación entre las mismas, cumplió su labor en la bipolaridad, pero en medio de la consolidación de la supremacía del colonialismo financiero estadounidense de la era unipolar, en la práctica dejó de ser funcional al objetivo para el que fue creado.
Ahora bien, como los pliegues de la geopolítica son cambiantes(el declive de EEUU se explica en otras columnas y no es para nada un azar), hoy asistimos a la implosión de la hegemonía estadounidense, que tomó curso desde 2007 donde la imposibilidad de hacer soluble el hiper-endeudamiento de EEUU en la economía internacional, lo que mostró los límites al capitalismo agenciado por la Reserva Federal y que tiene que ver con que cada cosa que se produce en el mundo termina siendo monetizada en dólares en el comercio internacional, privilegio al que puede verse desde ya sus confines si se piensa en que desde 2022, el intercambio de bienes y servicios a nivel internacional privilegia otras monedas al margen de dólar, es decir, hay más transacciones en otras monedas que en el billete verde a nivel global y un fenómeno excepcional en 80 años.
En este sentido, la emergencia de otras monedas soportadas en la producción o el desarrollo tecnológico contrastan ahora con el dólar que se ampara en la imprenta de billetes de la Reserva Federal y la Wehrmacht de la Unión Americana.
Como decir, la deuda de Estados Unidos adquiere un sentido de realidad al igual que el impago de la misma.
EEUU tempranamente intento evitar que este escenario se cristalizara y optó por la estrategia (que ya lleva décadas con la expansión de la OTAN hacia Moscú) con desatar la guerra contra el mayor país en territorio del mundo, es decir, Rusia, en este caso en suelo de Ucrania. En los cálculos había que mantener aislada a Rusia de China, primero socavar y balcanizar el país eslavo para luego someter Beijing.
Empero, el trabajo político de Estados Unidos no fue suficiente y hoy existe la mayor pesadilla que enfrenta Washington(algo reconocido por Trump) y es que está cocinada la alianza euroasiática sinorusa. Pero si de impases coloniales se trata, la guerra de la Otan en Ucrania se ha convertido en una guerra de desgaste, lo que se enfrenta al cronómetro que marca el tiempo de degradación del poder del dólar( un fenómeno con sus propias característica pero análogo le sucede al euro y que tiene lanzado el rearme de las potencias de Europa Occidental para unirse con poder de fuego a la cruzada estadounidense) precipitado el Swift y al avance en el comercio en otras monedas al margen de dólar; a que producir en Oriente es mucho más barato (incluye la infraestructura militar), a la supremacía tecnológica que adquiere China y a que se consolidan acuerdos con potencias demográficas como Corea del Norte para enfrentar el desafío geopolítico(sin hablar todavía de la intervención directa del gigante dormido).
Por su parte, el referente político occidental ha quedado en cenizas en medio del apoyo al holocausto y exterminio que Estados Unidos como Europa Occidental hacen del pueblo palestino con su larga mano representada por Israel.
Son momentos pues excepcionales para la humanidad y si predomina la salida de la fuerza por parte de Occidente no habrá vencedores, no veremos una nueva toma de la capital de una potencia como sucedió en 1945. Como se sabe en una batalla nuclear, como alguien menciona, los sobrevivientes desearían haber sido los primeros en morir.
