Las previsiones realizadas,
partiendo de reconocer las reservas existentes de combustibles fósiles en el
mundo, concluyen que los automotores, tal como se les conoce actualmente, prevalecerán
en sus características generales al año 2040, pese los efectos ambientales que involucran.
Así las cosas, los combustibles
con los que se movilizarán los vehículos en el futuro no serán muy diferentes
de los usados para este propósito en el presente. De hecho, se proyecta que los
combustibles derivados de combustibles fósiles convencionales primarán sobre
los no convencionales.
De esta forma en el año 2040, los
combustibles asociados a petróleo convencional participarán en un 85% del total
de los combustibles usados en este año, mientras que los originados en petróleo
no convencional arribarán al 12% y los biocombustibles al 3% del total.
Son las predicciones. Ahora bien,
cabrá preguntarse por qué planeta existirá
para entonces conocido que desde el año 1990 ya fue superada la cota de
estabilidad climática respecto del Co2 arrojado a la atmósfera, es decir, el
límite de las 350 partes por millón de Co2 (a comienzos de 2017, esta cifra
superaba las 400 ppm), y a que enfrentamos
un escenario de agotamiento de recursos naturales en general, entre los que se
incluyen aquellos vitales como el agua dulce y el aire limpio.
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